Acordes del Corazón (libro 5. Персегуидос)

Cap. 24 Los hechos

 

Los chicos que seguían fuera se habían organizado con rapidez una vez que Jim los había contactado, de modo que cuando Charlie y los pocos que habían sido llevados a la casa de Ivar, lograron salir, ya había tres vehículos esperándolos y se fueron derechos al aeropuerto. Todos se alegraron al ver a Jack, pero como no tenían mucho tiempo que invertir en saludos, Charlie se acercó a Giuliana sujetándola y sin darle tiempo a decir nada.

  • Jacob, llévala con Nick
  • Van a hacer preguntas, jefe – dijo el chico que era el más joven y llamaba así a los cuatro mayores
  • Y no te quedarás a contestar ninguna, la dejas en la puerta y nos vemos ya sabes donde
  • Carlo – intentó Giuliana
  • Solo obedece, Liana. Cuando llegues, pregunta por Zazvic y te conducirán hasta él, que a su vez te llevará con Nick

Sin agregar nada más, casi la empujaron al interior de un taxi, y aunque Giuliana seguía en la misma situación de incomprensión, para distraer su nerviosismo se comunicó con su asistente para que se ocupase de arreglar el desastre que habían dejado atrás, ya luego se ocuparía de que Jarko se preparase para la pasarela, pues por fortuna, aquella noche solo era el primer ensayo.

Jacob hizo exactamente lo que le habían ordenado dejando a Giuliana a unos metros de la entrada, y después de indicarle a donde debía dirigirse, partió. A Giuliana no le quedó más opción que avanzar, pero casi sufre un colapso cuando fue detenida.

  • Alto – ordenó una voz, y un segundo después estaba frente a un arma que encontró enorme – Dese vuelta despacio y las manos donde pueda verlas – agregó

Giuliana obedeció y después de ser incómodamente revisada por otro sujeto, el primero volvió a hablar.

  • ¿Quién es usted y qué está haciendo en esta propiedad?
  • Mi nombre es Giuliana Romanelli y estoy buscando a Dèjan Zazvic

El individuo le hizo señas al otro, y mientras él seguía vigilándola, su compañero se ponía en comunicación con el interior.

  • Señor – dijo un chico que se acercó a Andrija, y aunque no escucharon nada más, la información pareció no gustarle
  • ¿Qué? – preguntó Ivar
  • Giuliana está fuera buscando a Dèjan
  • ¿Giuliana? – preguntó Ioan, pues su primo seguía sumido en sus negros pensamientos – Pero… ¿cómo…? ¡Ey! – exclamó al ver a Andrija caminar hacia la puerta
  • Es ella – dijo él, pues el chico que había traído la noticia, también le había mostrado la foto enviada desde la puerta – pero solo hay una forma de que esté aquí

Como no se había detenido, siguió en su carrera y no hacia la puerta, sino hacia la habitación donde habían colocado a Charlie, y soltó una grosera maldición al comprobar que no estaba, pero por ese mismo camino comenzó a gritar al personal de seguridad. Ivar que lo había seguido con algo más de calma, lo alcanzó cuando el muchachito apaleaba al jefe del mencionado personal.

  • ¡Andrija!

Como por experiencia sabían que las palabras en cualquier tono, no eran suficientes para detenerlo, Zêgar se hizo cargo y Andrija fue arrastrado por dos individuos quienes por su expresión, era obvio no estaban nada contentos, y a partir de ese momento comenzarían a temer  seriamente por sus vidas. Mientras esto sucedía, Giuliana había sido conducida hasta el salón.

  • ¡Ioan! – exclamó, pues fue al que vio primero – ¿Qué está sucediendo?

Sin embargo, él no tendría ocasión de contestar, pues ya Ivar venía de vuelta con un Andrija igualmente furioso aún, pero más tranquilo, aunque eso no aplicaba a su lengua.

  • Antes de cualquier otra cosa, comienza por decirme dónde están los demás – le dijo a una sorprendida Giuliana
  • ¿Andrija? – preguntó reflejando lo anterior

La confusión de la chica obedecía a que en el breve tiempo que había tratado con aquel joven caballero, se lo parecía en todo punto y medida, así que aquel furioso individuo nada tenía que ver con el anterior.

  • Señorita Romanelli, no sé si me recuerda, soy Ivar Besevic
  • ¿Qué está sucediendo? – volvió a preguntar ella visiblemente alterada
  • Te hice una pregunta y aún no respondes, Giuliana – dijo Andrija acercándose aterrorizándola aún más
  • Andrija – dijo Ivar, pero él no le prestó atención
  • ¡Contesta!

Ivar sabía que Andrija no se ganaría jamás un premio a la delicadeza, pero aquello le parecía excesivo, así que iba a intervenir, pues era evidente para él que aquella chica estaba cercana a un ataque de nervios.

  • Déjelo, él sabe lo que hace – lo detuvo Zêgar
  • ¿Dónde están mis hermanos? – insistió ella en un tono muy cercano a la histeria, pero Andrija la sujetó por los hombros y la zarandeó
  • ¡Oye! – dijo Ioan, pero sería igualmente detenido
  • Tus hermanos fueron secuestrados, y si no me contestas, estarán muertos en breve, así que por última vez ¿dónde están los demás?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.