Los chicos que seguían fuera se habían organizado con rapidez una vez que Jim los había contactado, de modo que cuando Charlie y los pocos que habían sido llevados a la casa de Ivar, lograron salir, ya había tres vehículos esperándolos y se fueron derechos al aeropuerto. Todos se alegraron al ver a Jack, pero como no tenían mucho tiempo que invertir en saludos, Charlie se acercó a Giuliana sujetándola y sin darle tiempo a decir nada.
Sin agregar nada más, casi la empujaron al interior de un taxi, y aunque Giuliana seguía en la misma situación de incomprensión, para distraer su nerviosismo se comunicó con su asistente para que se ocupase de arreglar el desastre que habían dejado atrás, ya luego se ocuparía de que Jarko se preparase para la pasarela, pues por fortuna, aquella noche solo era el primer ensayo.
Jacob hizo exactamente lo que le habían ordenado dejando a Giuliana a unos metros de la entrada, y después de indicarle a donde debía dirigirse, partió. A Giuliana no le quedó más opción que avanzar, pero casi sufre un colapso cuando fue detenida.
Giuliana obedeció y después de ser incómodamente revisada por otro sujeto, el primero volvió a hablar.
El individuo le hizo señas al otro, y mientras él seguía vigilándola, su compañero se ponía en comunicación con el interior.
Como no se había detenido, siguió en su carrera y no hacia la puerta, sino hacia la habitación donde habían colocado a Charlie, y soltó una grosera maldición al comprobar que no estaba, pero por ese mismo camino comenzó a gritar al personal de seguridad. Ivar que lo había seguido con algo más de calma, lo alcanzó cuando el muchachito apaleaba al jefe del mencionado personal.
Como por experiencia sabían que las palabras en cualquier tono, no eran suficientes para detenerlo, Zêgar se hizo cargo y Andrija fue arrastrado por dos individuos quienes por su expresión, era obvio no estaban nada contentos, y a partir de ese momento comenzarían a temer seriamente por sus vidas. Mientras esto sucedía, Giuliana había sido conducida hasta el salón.
Sin embargo, él no tendría ocasión de contestar, pues ya Ivar venía de vuelta con un Andrija igualmente furioso aún, pero más tranquilo, aunque eso no aplicaba a su lengua.
La confusión de la chica obedecía a que en el breve tiempo que había tratado con aquel joven caballero, se lo parecía en todo punto y medida, así que aquel furioso individuo nada tenía que ver con el anterior.
Ivar sabía que Andrija no se ganaría jamás un premio a la delicadeza, pero aquello le parecía excesivo, así que iba a intervenir, pues era evidente para él que aquella chica estaba cercana a un ataque de nervios.