Una vez que Jesse y Charlie abandonaron la habitación, y aunque Dèjan quería decirle a Ivar que lo hiciese también, decidió ignorarlo y procedió a plantear de nuevo su propuesta, misma que casi ocasionó un colapso tanto a David como a Giuliana, pero también ignoró eso y miró directamente al primero.
Don y Nick se habían pasado los dos últimos días enzarzados en una sola discusión por esto, pero parecía imposible llegar a algún acuerdo; Charlie los había escuchado a ambos, y aunque los entendía, fue el que dijo algo que ellos parecían no haber notado.
Por supuesto a ellos les había parecido otra de las payasadas de Charlie y así se lo hicieron saber, pero él se limitó a reír, aunque les advirtió que debían considerarlo. No obstante, suponiendo que se aviniesen a considerarlo, y más allá de eso, que pensasen por un momento en dar su consentimiento, aún estaba el pequeño detalle de que Jesse los escuchase siquiera, algo en lo que había pensado Donatello más que Nick.
Dèjan miró a los hermanos concluyendo acertadamente, que no le habían dicho nada a ella, de modo que se lanzó a dar las explicaciones del caso, causando no solo el horror, sino la enorme angustia de Giuliana, lo que se tradujo inadvertidamente, en una ayuda no esperada para Dèjan.
Aunque se lo preguntó a Dèjan y este lo miró mal, pues esperaba su colaboración y no su cuestionamiento, quien le respondería sería Ivar que había decido prestarle colaboración a su sobrino, aunque éste no la hubiese pedido, de manera que le explicó con más detalle a David los peligros a los que se enfrentaban, pero, además, exageró bastante en opinión de Ioan, haciendo que el pobre David se girase con brusquedad hacia Nick, porque a diferencia de Giuliana, él solo pensó que quien decidía y decidiría siempre, cualquier cosa relacionada con Jesse, era Nick.
Ivar se sintió terriblemente culpable, pues era la segunda vez que le veía aquella expresión de angustia a Nick.
Giuliana seguía llorando con desesperación, y cuando Dèjan miró en aquella dirección, sintió algo sumamente desagradable al ver los ojos de Donatello que estaban velados por las lágrimas, pues automáticamente pensó en los de Jesse.
Para Ioan era tan evidente como para los demás, el enorme conflicto interno que tenía Nick, pero a diferencia de los demás que solo se estaban fijando en su angustia, él se preguntaba la razón de aquella recalcitrante negativa. No era que a él le gustase más aquella idea que encontraba, además de absurda, muy problemática, porque en cuanto Admir se enterase de aquella locura, con seguridad intentaría destruir él mismo a la criatura en cuestión, agenciándose con ello que las ya muy malas relaciones existentes entre padre e hijo, se rompiesen en forma definitiva; por otra parte, Dèjan tendría que enfrentar un problema aun mayor con Dàmir, pues ya el chico había dejado bastante claro que a él lo que le parecía criminal era que su padre no siguiese venerando en forma enfermiza la memoria de Nadja, y aunque posiblemente a él, Dèjan le diese la explicación que no le daría a Admir, Ioan no estaba muy seguro de cómo reaccionaría Dàmir; y por último, estaba la misma Jesse, porque aun suponiendo que los hermanos se mostrasen de acuerdo con aquel disparate, Ioan que conocía bien a la chica, estaba segurísimo que la única manera de llevarla al altar sería atada, y después que los infortunados que lo intentasen recibiesen muchos golpes si tenían suerte, porque si no la tenían, los mataría a todos limpiamente.