Cap. 29 No lo hará
Ioan había tenido la intención de hablar con Dèjan, pero éste se encerró en su habitación y solo dejó entrar a Paulo cuando pidió que llevasen una botella.
- Podrías haberle llevado algo de comer también – le dijo Ioan cuando el hombre volvió
- Lo hice, pero si supones que iba a escucharme, esperas mucho de la vida
Ioan se frotó los ojos con cansancio, pues había estado revisando una documentación que le habían enviado, pero luego miró hacia una carpeta que tenía a un lado y suspiró.
- Por primera vez no sé qué hacer – dijo
- No creo que nadie deba hacer nada
- Claro – dijo en tono irónico – Cuando digo que no sé qué hacer, me refiero a que no sé si preparar una boda o un funeral
- Vamos Ioan, es solo una boda
- ¿De veras piensas que es solo una boda? – le preguntó, aunque sin intención de esperar una respuesta – Por empezar, sería la boda de Dèjan, lo que sería por defecto un acontecimiento social y de ningún modo ordinario, seguido de que no se quiere casar con una chica normal, sino con un positivo peligro. Aparte de lo anterior, y suponiendo que de alguna milagrosa manera consigan convencerla de esto, aun tendré que pensar en tío Admir y en Dàmir, y créeme, no por no haber crecido a su lado, Dàmir se le parece menos, y el escándalo que armará será apocalíptico.
- Aún sigo pensando que exageras, porque es verdad que Jesse no califica en el renglón de chica común, pero sería necio pensar que Dèjan fuese a enamorarse de una
- No está enamorado, necio
- El necio estás siendo tú
- ¿Ah sí? Entonces quizá puedas decirme por qué dejó claramente establecido que le dará el divorcio en cuanto esto acabe
- ¿Qué hizo qué? – preguntó Paulo
- Lo que escuchaste, de modo que eso anula tu estúpida teoría
Después de eso abandonó el estudio, pues necesitaba un baño y dormir unas horas, porque ya sabía que Dàmir estaba en camino, y aún no sabía cómo enfrentarían aquella tormenta en particular.
Al día siguiente y una vez que Dèjan se aseguró de que su hijo había arribado sin novedad y que ahora descansaba, salió camino al comedor. Había pasado la noche preguntándose más o menos lo mismo que Ioan, es decir, primero cómo convencer a Jesse, y segundo cómo hablar de aquello con Dàmir, y llegó a la conclusión de que por muchas vueltas que le diese al asunto, no había una respuesta clara o directa, de modo que tendría que enfrentarlo y cruzar los dedos. Aquella no era una actitud propia de Dèjan que todo lo planificaba hasta el último detalle, pero la situación en general se salía de todo cuanto hubiese hecho alguna vez en su vida. Cuando llegaba al comedor, se detuvo al escuchar una risa que conocía bien, pero luego avanzó con cautela tratando de escuchar y averiguar que le hacía tanta gracia a la niña. Lo primero que vio le gustó poco, pues fue a Ivar riendo; lo segundo le gustó menos, porque Jesse se sentaba al lado de Ivar y al otro lado estaba Jack, y ella se empeñaba en hacerlo comer algo.
- Vamos Jarko, tú mismo me dijiste que podías comer casi cualquier cosa
- Pero eso es asqueroso
- Yo pensaba lo mismo, pero Dàmir me aseguró que no era así, y cuando lo probé, noté que tenía razón y es rico – insistía ella mientras una amenazante cuchara estaba frente a Jack – Vamos hombre, abre la boca. Además, cuando hemos pasado tanta hambre, en verdad casi cualquier cosa es buena
Ivar perdió la sonrisa mientras que a Dèjan lo golpeó el conocido sentimiento de tristeza, pero este fue rápidamente sustituido por la ira al escuchar a Andrija.
- Eres en verdad irritante y no sé cómo te soportan
- ¡Ja! Siendo que tú no ganarías un premio a la simpatía, no creo que tengas mucho qué decir, primo
- Me suicidaría si fuese algo tuyo, typerá [1]
Por fortuna para Andrija o para el mismo Dèjan teniendo en cuenta la peligrosidad del chico, no entendió lo que había dicho, mientras que Ivar que sí lo había hecho, lo miró mal, aunque no tuvo ocasión de decirle nada, porque Jesse vio a Dèjan.
- Buenos días – saludó él y ella se puso de pie caminando hacia él – ¿Sucede algo? – le preguntó mientras ella lo miraba con atención
- ¿El Doc te revisó el ojo?
- Seguro
- Estás mintiendo, jefe – le dijo y sujetándolo lo arrastró de vuelta
- Tenía la peregrina idea de que podría desayunar – iba diciendo él
- Primero me aseguraré de que te revisen el ojo
- Escucha niña…
- Cierra la boca y camina
Ioan y Paulo se quedaron cual estatuas mientras miraban la escena y hasta que se perdieron por el pasillo, después de lo cual, Paulo soltó una carcajada.
Jack por su parte, no solo había perdido el apetito, sino que se había levantado a toda prisa abandonando el comedor.
- ¿Qué? – preguntó Andrija al ver que Ivar lo miraba
- Asegúrate de que Jarko no suponga un obstáculo en el camino de Dèjan
- ¿Es en serio?
- Andrija
- ¿Es que no has notado que el único obstáculo en el camino del necio ese, es él mismo? Y si me preguntas, yo en su lugar ni siquiera lo intentaría, porque la dulce niña ya supone un problema enorme
- Andrija, por una vez en la vida ten compasión. Dèjan ya tiene bastantes problemas como para que vayas a hacerle la vida miserable tú también
- En lo primero estamos de acuerdo, el infeliz tiene muchos problemas, pero que yo vaya a hacerle la vida miserable está difícil, pues él solo lo hace de maravilla