Nick
Nick y los chicos habían descubierto con rapidez que nada de lo que había dicho Ivar había sido de ninguna manera una exageración o una fantasía inalcanzable, porque por empezar, ya eran dueños de una firma dedicada a los bienes raíces y poseían una ostentosa oficina que, aunque técnicamente, aun no había iniciado operaciones, había servido de patio de entrenamiento, como decía Charlie, para que Nick jugase monopolio, y el condenado muchachito había resultado extraordinariamente bueno tal y como había vaticinado Ivar, ya que en un cortísimo tiempo, había aprendido cómo duplicar sus inversiones y Charlie pensaba que al menos él, no tendría que trabajar más nunca en su vida, aunque lógicamente no sería así, porque aquello parecía haber despertado en Nick el espíritu competitivo que le había legado su progenitor y los hacía trabajar incluso más que antes.
Pero si bien los chicos habían tenido que esforzarse para seguirle el paso y lo estaban logrando, aunque estaban seguros que nunca sentirían la pasión de Nick por aquella actividad que él parecía llevar en la sangre, con lo que en verdad estaban enloqueciendo era con lo relativo a las estúpidas clases de etiqueta, nombrecito de que de entrada les causaba náuseas. No era que Nick las encontrase especialmente agradables y pensaba que invertía mejor su tiempo en lo otro, pero entendiendo la importancia de las mismas, no armaba el escándalo de Charlie ni compartía el mal humor de Jim quien desde siempre, con lo único que parecía capaz de tener buenas relaciones era con sus cachivaches informáticos.
Otra de las cosas que sorprendió a Nick, y que al mismo tiempo lo hizo sentir mal, fue que entre sus chicos había varios con verdadera habilidad en diferentes cosas que serían igualmente útiles para su nuevo campo de acción, y si esto lo hizo sentir mal, fue por no haberlo notado antes, y como él era buenísimo para sentirse culpable, fue Charlie quien como siempre se dio a la tarea de hacerlo entender que no había manera de haberlo sabido antes.
Ivar iba y venía, pues tenía asuntos propios de los cuales ocuparse, pero en la última visita, los chicos no se sitieron especialmente bien, pues les dijo que necesitaban un nuevo guardaropa y más acorde con el ambiente en el que se desenvolverían de ahora en adelante; de manera que se ofreció gentilmente, a guiarlos en aquella materia. Sin embargo, Charlie casi sufre un colapso cuando vio a lo que se refería Ivar, y al menos él, dijo que jamás se pondría un disfraz como aquel, porque por empezar, la última cosa que se le antojaba era ser blanco de las burlas de Jesse. Jim se contentó con componer una expresión peor que la habitual, mientras que Nick, y si bien no le agradaba mucho renunciar a sus jeans y a sus chaquetas de cuero, mostró una mejor disposición para el cambio.
De manera que, entre altas y bajas, al menos ellos ya estaban fiememente encaminados hacia otro futuro, menos riesgoso, más productivo y que le permitiría tener una vida mucho mejor.
Dàmir
Después del veloz viaje a Hungría, Dàmir apenas si había tenido ocasión de bajarse del avión, pues en cuanto llegó, los chicos lo arrastraron a la disquera argumentando que Steven había estado atormentándolos, pero a Dàmir en realidad no le quedaría muy clara la razón hasta que entró a la oficina del productor y éste comenzó a gritarlo. En principio, aquella era una mala política con Dàmir, pero como también era un individuo ecuánime, primero había escuchado.
Todos los presentes, y si bien no podían decir que conocían a John tan bien como Josh, lo que sí habían aprendido a identificar era aquella expresión que generalmente antecedía a una de sus ideas brillantes. Sin embargo, John no diría nada, o al menos no de momento, porque Steven lo hizo a un lado y acercándose a Dàmir, le sujetó la cabeza.
Por un momento los chicos recordaron a Déjan que era quien solía hacer aquella pregunta y casi en el mismo tono, y lógicamente para el destinatario de la misma, debió ser mucho más familiar pues sonrió.
Si bien Steven se preocupaba por todas sus estrellas, era evidente que sentía una debilidad especial por los chicos de Zora, y a pesar de haber tenido tantos pleitos con ellos, como era por desacuerdos de trabajo, eso no afectaba las relaciones en sí. Su secretaria que llevaba años siéndolo, pensaba que si Steven les permitía lo que los ejecutivos de la disquera llamaban las excentricidades de los niños, era porque aquel grupo de chicos no le daba a Steven los problemas de los otros que iban desde demandas hasta las más horrorosas e incurables adicciones como había sido el caso de Lance. Sin embargo, no era que fuese por ahí consintiéndolos o exteriorizando demostraciones de afecto, así que una vez que se aseguró que todos estaban bien, juntó las cejas.
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Editado: 22.04.2022