Acordes del Corazón (libros 6. Беспомоћан)

Cap. 17 Mala noche

 

Dèjan sabía que Jesse era terca hasta el punto de la exasperacón, pero después de casi tres horas intentando hacerse escuchar, decidió que había llegado el momento de tirar la puerta. Sin embargo, Nick y Charlie se lo impidieron, así que no le quedó más remedio que marcharse. Paulo se sintió preocupado al verlo, pero sabiendo que nada podía hacer, guardó silencio al respecto, pero necesitaba saber por lo menos a donde pensaba ir.

  • Dèjan
  • ¿Qué?
  • ¿A dónde vamos?
  • A cualquier parte – contestó él

Paulo le dio orden al chofer de llevarlos a casa, pero a mitad de camino, Dèjan decidió que no quería ir a casa y unos minutos más tarde entraban a un elegante bar.

  • No es que me parezca la mejor idea, pero entiendo que esta es la única medicina conocida para enfrentar los problemas de mujeres – dijo Paulo
  • Esa condenada bruja malcriada…

Durante las próximas horas, Paulo tuvo que escuchar cualquier cantidad de disparates unos mayores que otros, y aunque en ocasiones quiso reír, sabía que eso habría sido una pésima idea. También intentó, con poquísimo éxito, que Dèjan comiese algo, pero cuando se convenció de que no podría, decidió buscar ayuda, así que en un momento en el que Dèjan fue al baño, él llamó a Ed.

Los Mitchell se habían constituido en una especie de familia extendida, de modo que después de recibir la llamada de Paulo, Ed se fue derecho a hablar con su mujer.

  • Voy a salir y posiblemente demore – le dijo
  • ¿Sucede algo? – preguntó Marta, porque aquello era del todo inusual
  • Paulo acaba de llamarme y…
  • ¡Oh por Dios! ¿El bebé está bien?
  • Vamos mujer, dije que me había llamado Paulo, no ninguno de los niños, aunque a decir verdad, Dèjan está haciendo muchos méritos para que lo considere uno

Se entretuvo unos minutos más en explicarle que según lo que había entendido, Dèjan había vuelto a pelearse con Jesse y ahora estaba ahogándose en alcohol. Después de eso, salió y tardó poco en llegar a donde se encontraban, pero tuvo tan poca suerte como Paulo, y como él no tenía la paciencia que tenía Paulo, estuvo a punto de acomodarle unos buenos golpes a aquel portento de necedad. Aunque Dèjan no estaba precisamente ebrio, o al menos no al punto de ir por ahí cayéndose, lograron meterlo a la fuerza en el coche.

  • Ahora te vas directo a casa, te das un baño y duermes algo
  • No soy un niño para que me digas qué hacer, Ed Mitchell
  • Entonces compórtate como el hombre que crees ser y resuelve las cosas con Jesse
  • ¿Cómo se supone que resuelva una maldita cosa, si esa bruja malcriada ni siquiera quiere hablarme?
  • En esta ocasión es tu culpa, porque si no la hubieses gritado…
  • ¡No le grité! – exclamó gritándolo a él
  • Claro – dijo Ed – Llévalo a casa – le dijo a Paulo
  • Lamento haberte molestado, Ed
  • No digas tonterías tú también, y asegúrate de que el necio este duerma un poco

Después de eso se despidieron y cada quien marchó por su lado. Sin embargo, aunque se fueron directo a Inside Hill, Dèjan se negó a ir a su habitación, sino que se fue al estudio. Aquella sería otra larga noche en la que Paulo se preguntaría si era que Dèjan tenía alguna especie de maldición con las mujeres de las que se enamoraba, pero sacó aquellas ideas absurdas de su cabeza.

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Aunque Ioan estaba cansado, en lugar de irse a casa, se sirvió una copa y fue a sentarse frente al escritorio de Dèjan. Sin querer movio el mouse y se sorprendió al ver que no era la familiar imagen de Nadja la que la ocupaba, sino el logo de CZ. El asunto le extrañó tanto que decidió averiguar si era que Dèjan había estado trabajando y no había cerrado como correspondía, pero como no era así, se quedó mirando por largo rato la pantalla preguntándose si existía la más mínima posibilidad de que su primo hubiese decidido continuar con su vida, y se entendía por continuar, dejar a Nadja en el pasado que era donde le correspondía estar, y vivir de nuevo, porque en su opinión, Dèjan se había quedado atascado en el día que Nadja había muerto. No obstante, y siendo que él había vivido todo el proceso de autodestrucción emocional de su primo, se negaba albergar muchas esperanzas al respecto. 

Por un momento pensó en todo lo que había estado ocurriendo y en la loca teoría de Paulo, miró de nuevo la pantalla y se preguntó si sería posible, pero sacudió la cabeza y se puso de pie. Estaba por marcharse cuando su móvil comenzó a vibrar y se alarmó al ver que era Dèjan quien lo llamaba, de modo que al tiempo que contestaba, corría hacia la puerta. Sin embargo, nada en el mundo lo habría preparado para escuchar lo que escucharía esa noche, y ciertamente terminaría concluyendo que en verdad estaban en muchos problemas.

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Amaneció y Dèjan seguía en el estudio, pero al menos había dejado de beber y solo estaba sentado mirando al vacío. Paulo pensó que la conversación con Ioan no le había servido de mucho, porque éste había salido con el aspecto de alguien a quien acababan de decir que sería ejecutado al amanecer, así que él volvió al estudio y se quedó en silencia compañía, pero al ver la hora y que Dèjan no parecía tener intenciones de moverse de allí, Paulo decidió ir por un café, pero cuando salió vio que Dàmir venía.

  • Buenos días, Paulo – lo saludó – Tienes un aspecto terrible
  • Pues no vayas a ver a tu padre




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