Acordes del Corazón (libros 6. Беспомоћан)

Cap. 18 No puede ser

 

Don había llegado al final de la tarde y lo primero que había hecho, después de pelearse con una furiosa Justine por teléfono, había sido pasar por la comisaría a entregar el informe, algo que le llevó más tiempo del que había previsto, y después de eso, tuvo la intención de ir a su casa a darse un baño y cambiarse, pero decidió que eso podía esperar y se fue a ver a sus hermanos. De camino, Justine había vuelto a llamarlo ahora llorando, de modo que detuvo el coche y se aplicó a tranquilizarla prometiéndole que más tarde iría por ella. Hecho esto, se puso en marcha de nuevo mientras se cuestionaba su buen juicio. Era cierto que aquella chica le había parecido la más linda del mundo cuando la había visto por primera vez en la entrega de premios, pero cuando la vio en persona y sin todo aquel horroroso maquillaje, lo que pensó fue, que no había una más hermosa en todo el universo. Hubo empatía casi de forma inmediata, y una semana después, Don estaba segurísimo de que aquella era la mujer de su vida. Para su buena fortuna, Justine evidenciada el mismo interés, así que les resultó fácil congeniar en aquella materia, los problemas comenzaron cuando se hizo evidente que él, con lo que no congeniaba, era con el mundo en el que ella se desenvolvía y con el que él era simplemente incompatible. El primer gran choque lo había sufrido el día de la boda de Imran y Maggi, porque ella lo expuso ante las camaras sin siquiera una advertencia previa, de modo que Don llegó a la fiesta de un humor asesino; Noah y Michell, dos de los hermanos de Justine, se mostraron solidarios con él, mientras que el tal Lorian era un loco que necesitaba una camisa de fuerza en opinión de Don. Damien se le antojó muy parecido a su propio hermano, y Eugene no tenía idea de cómo era y ni siquiera recordaba que hubiese dicho algo en toda la noche.

No obstante, y si bien logró sobrevivir a aquella caótica noche, al día siguiente quería suicidarse cuando sus compañeros de trabajo le hicieron el dudoso favor de empapelar la comisaría con las fotografías que habían publicado los diarios de ellos dos llegando a la fiesta. Ahí fue cuando comenzó el verdadero calvario, porque a partir de ese momento, no había pasado un solo día sin que alguien le hiciese alguna broma o que, incluso, lo parasen en la calle para preguntarle si él era la pareja de Limerié.

Lidiar con sus propios hermanos y con los amigos de éstos, fue otra prueba de resistencia, y estuvo a punto de romperle la cara al payaso de Charlie, y a quien sí le acomodó un soberbio puñetazo fue a Vinnie cuando se lo encontró y el cretino aquel había tenido a mala idea de mencionarle el asunto. Con las cosas así, casi se había sentido feliz cuando su capitán le asignó un caso para el que tendría que viajar mucho, pues las víctimas no residían en Londres. No obstante, ahora que había regresado, se encontraba con una Justine furiosa y con un ataque histérico muy inapropiado, en opinión de Don, pues él había soportado con estoicismo, el tiempo que había durado la gira de ella.

Don había estado pensando en todo esto mientras conducía hacía la casa de Ivar, pero cuando llegó y quitó el contacto, se mesó los cabellos y se miró en el retrovisor.

  • Eres un idiota, Donatello Aliano, pero no hay remedio, perdiste tu estúpida cabeza por tu loca y ahora tienes que ver qué haces con tu vida

Cuando entró, el mayordomo el dijo que Nick estaba reunido con alguien en el estudio, de manera que decidió no molestarlo y se fue derecho a buscar a Jesse, pues el mismo sujeto le había dicho que creía que estaba en su habitación. Casi chocó con Charlie que regresaba por el pasillo hacia las escaleras.

  • ¡Hombre! – exclamó – Pensé que estabas en Kent
  • No iba a quedarme allá para toda la vida ¿Bella está en su habitación?
  • Está, lo que no está, es de ánimo para ver a nadie – le contestó y Don se detuvo
  • ¿Qué le pasa?
  • Nada inusual – dijo ahogando la risa – ya sabes, el jefe

En otra oportunidad Don también habría reído, pero siendo que poco antes de partir, había tenido una charla muy seria con su hermana con relacióna Dèjan, en esta ocasión solo juntó las cejas y siguió hacia la habitación, pero no pudo abrir la puerta.

  • Te lo dije – escuchó a Charlie
  • ¡Bella, soy yo, Donatello! – dijo golpeando la puerta
  • Creo que tú tampoco eres bienvenido
  • ¿Desde cuándo está encerrada ahí?
  • Desde ayer
  • ¡¿Desde ayer?! ¡Podría estar…!
  • Está bien, porque esta mañana intentó apuñalar al jefe
  • ¿Qué?

Charile le hizo un breve resumen de lo acontecido el día anterior y esa mañana, lo que solo preocupó más a Donatello.

  • ¿Y Nico no…?
  • Ya te dije, ella no quiere abrir ni hablar con nadie
  • Pero mira la hora, podría estar… enferma y necesitando ayuda

Dicho esto, se hizo hacia atrás con obvias intenciones de echar abajo la puerta.

  • Yo en tu lugar le advertiría lo que vas a hacer o podrías encontrate con…
  • ¡Charlie! – escucharon la alterada voz de Nick y ambos miraron hacia las escaleras




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