Acordes del Corazón (libros 6. Беспомоћан)

Cap. 20 A la mañana siguiente

 

Nick no se había ido a domrir hasta asegurarse de que Jesse lo estaba, y se había quedado con ella incluso hasta mucho después, cuando salió, Vinnie estaba en el pasillo conversando con otro sujeto al que él, no conocía, pero suspendió su charla y le señaló la puerta que estaba frente a la que le habían dado a Jesse.

  • Si necesitas algo, solo tienes que pulsar el timbre – le dijo Vinnie – Que descanses, Nico

Nick se quitó la chaqueta y la remera, se sentó en la cama sujetándose la cabeza con las manos y se preguntó qué hacer a continuación, pero en algún momento, se echó hacia atrás y fue vencido por el cansancio. Sin embargo, cuando despertó, estaba perfectamente acostado, no tenía los zapatos y una manta lo cubría, de modo que pensó que debió acomodarse y no lo recordaba. Mientras se bañaba, un recuerdo vago parecía querer abrirse paso en su memoria, y era el de unos brazos acomodándolo en la cama y quitándole los zapatos.

  • Marco – murmuró

Nick había tenido aquella costumbre toda la vida, es decir, la de sentarse en la cama o en un mueble, y quedarse dormido, así que mientras estuvo pequeño, era Marco, y en algunas ocasiones, las menos, era Giovanni quien lo alzaba y lo llevaba a la cama. Más adelante, Charlie lo despertaba y le decía que se fuera a dormir si aun estaba en su departamento, y en fecha reciente, era Jesse la que casi lo arrastraba a la cama o le armaba escándalo en las mañanas si lo encontraba dormido en el mueble. De modo que fue por eso que pensó en Marco, pero al recordar que él no estaba, con algo más de duda, concluyó que debió ser Giovanni. Cuando salió del baño, caminó directo hacia el armario y encontró su ropa allí, pero cuando se estaba vistiendo, se preguntó si era que Charlie había madrugado mucho para ir por sus cosas. Cuando se estaba peinando, notó algunas otras cosas que le resultaron extrañamente familiares, así que prestó atención al entorno abriendo mucho los ojos al percatarse que aquella, y si bien no era su habitación, se parecía mucho a la que había tenido en su casa, y cuando caminó hacia la estantería, encontró muchos de los viejos libros que Giuliana solía leerle y que él había conservado después que ella se marchó. Con más sorpresa aún, vio un ferrocarril qué si mal no recordaba, había sido el regalo que le había dado Giovanni en la última navidad que había pasado en su casa. En la parte de abajo, había carritos y pistolas de juguete, un puzzle y un viejo juego de naipes qué en realidad, habían pertencido a Jack. En la parte más alta, había cuatro fotografías enmarcadas, una de él en brazos de Giovanni, otra de él con sus hermanos, una en la que era Giuliana la que lo tenía cargado y una de su madre.

Aunque Nick había tenido sus dudas con relación al paradero de las fotografías, descucbrió que su primer pensamiento había sido el correcto y Giovanni se las había llevado todas.

Abandonó la habitación preguntándose si ya Jesse se habría levantado, pues sabía que ella era muy madrugadora, pero, aun así, abrió la puerta con cautela comprobando que ella no estaba allí, así que se apresuró hacia las escaleras bajando a toda prisa.

  • Buongiorno, Nico – lo saludó un sujeto al que no recordaba
  • Buenos días – contestó – ¿Sabes dónde…?
  • Todos están en el comedor
  • ¿Y eso está…?

El sujeto le señalo el camino y un momento después entraba, pero lo primero que escuchó, fue la dulce voz de Jesse protestando.

  • … pues yo en tu lugar despedía a ese tipo, porque o él tiene un gusto del asco, o eres tú quien tiene un gusto horroroso
  • Buenos días – saludó en forma general
  • Lo serían si no hubiese despertado con la sensación de estar metida en un enorme algodón de azúcar
  • Creo que a la cara sucia no le agrada el color rosa – dijo Vinnie

Nick sabía eso mejor que él, sin duda, y entendió por dónde iba el asunto, ya que recordó vagamente que las cortinas de la habitación eran de aquel color, pero no se había fijado mucho en nada más.

  • De acuerdo, si no te agrada la decoración, puedes cambiarla, Isabella
  • No pienso quedarme mucho como para que necesites cambiar nada
  • Bien, pero quiero que te sientas cómoda el tiempo que estés aquí, sea este corto o largo

Ella se limitó a mirarlo mal y dedicó toda su atención a la taza de café, pero un momento después, pareció sentir curiosidad por lo que estaban comiendo, así que le quitó un trozo a Nick.

  • No tienes que quitarle el de tu hermano, aquí…
  • Solo quería probar ¿bueno? Y él no es tan quisquilloso como tú
  • Yo no…
  • Ah sí, sí lo eres, porque casi me golpeas cuando cogí la taza y…
  • Solo me sorprendiste cuando iba a tomarla

Como aquella era una criatura maligna, estiró el brazo para quitarle algo del plato, no porque quisiera, sino para probar su punto.

  • Isabella…
  • ¿Lo ves?

Vinnie y Charlie estaban riendo como les era habitual, mientras que Nick había juntado las cejas.

  • ¿Quieres salir un rato al jardín? – le preguntó Nick a su hermana cuando había terminado de desayunar
  • No estoy loca y no he olvidado que este tipo tiene unas bestias salvajes por ahí
  • A esta hora están encerrados – dijo Vinnie




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