Acordes del Corazón (libros 6. Беспомоћан)

Cap. 21 Es tu turno

 

Evidentemente la versión que Dàmir escuchó de Don, no contribuyó mucho a mermar su angustia, porque la imagen que tenía del padre de los chicos seguiría siendo la de Donatello, así que concluyó que Jesse debía estar muy desesperada como para recurrir a aquel peligroso individuo, y era de vital importancia sacarla de esa casa.

Pitja estaba menos enterada en cuanto a los detalles, mismos que Don no especificó, pues Dàmir sí lo estaba, de modo que después de escuchar la furiosa ditariba de Donatello, se levantó de nuevo y se acercó a ellos.

  • No todos los padres son buenos y los hay muy, muy malos, porque son malas personas y no solo malos padres, pero si el de ustedes reconoce que actuó mal y les está pidiendo perdón, ustedes que son buenas personas, deberían darle la oportunidad
  • Usted no entiende, señora – dijo Don – Ese individuo ha sido un monstruo y…
  • ¡Niña!

El grito de Dèjan interrumpió a Don y los sobresaltó a todos haciendo que Dàmir y Pitja corriesen hacia la cama.

  • Calma papá…
  • Dete, debes…
  • ¡A un lado!

Pitja se retiró asustada mientras que Dàmir siguió luchando por retener a Dèjan hasta que éste le acomodó el primer golpe de su vida. La sorpresa superó a la preocupación de Dàmir, y Dèjan pudo ponerse de pie, algo bastante inútil, pues no había dado dos pasos cuando se fue de lado.

  • Wow, wow – dijo Donatello sujetándolo

El escándalo había hecho que los chicos, que seguían en el pasillo y a los que se habían ido sumando los que habían ido llegando, irrumpieran en la habitación.

  • ¿Dàmir? – dijo Kerim yéndose derecho hacia él que aun estaba con expresión de incredulidad – ¡Dàmir! – lo sacudió Kerim
  • Papá…
  • Donatello se está ocupando – le dijo él
  • Papá… me golpeó – dijo él

Los chicos se miraron, y aunque no tenían la misma expresión de Dàmir, sí una muy parecida, pues aquella imagen no encontraba acomodo en sus cabezas, pero Kerim encontró una explicación muy de prisa.

  • Seguramente fue algo accidental, porque parece bastante… alterado

Como ya Kerim los había puesto en antecedentes a todos, ellos pensaron que había suficientes razones para la alteración. Imran y Mix decidieron ayudar a Donatello, porque a pesar de su inestablidad, Dèjan seguía vociferando que debía ir por la niña. No sin esfuerzo, lograron meterlo de nuevo en la cama justo en el momento en el que venía entrando Ioan a quien ya Paulo le había contado lo sucedido. Kerim decidió sacar a Dàmir de allí hasta que su drama lo soltase y pudiese prestar atención.

  • No me obligues a darte otro puñetazo, Dèjan – le dijo Don haciendo que Ioan lo mirase mal, pero se dirigió a su primo
  • Dèjan, yo te entiendo, pero no puedes hacer nada si no estás en condiciones de ello ¿comprendes?
  • Ioan, la niña…
  • Sí, lo sé, pero espera un momento, David viene en camino

Convencerlo fue uno de los trabajos más arduos que Ioan tuviese en su vida, pero al menos logró mantenerlo en la cama hasta que David llegó.

Hacía mucho tiempo que Ioan tenía grabado un mensaje en su móvil que utilizaba en casos de emergencia, de modo que cuando lo enviaba, el departamento de informática debía localizar a un médico, y si estaban en Londres, ese médico era por defecto David.

David había planeado salir con Jalla ese día, y estaban almorzando cuando recibió la urgente llamada, de manera que salieron a toda prisa, pues ya le había comentado a la chica lo sucedido en la mañana, y aunque a ella le había costado una enormidad convencerlo de no irse corriendo a la casa de Giovanni, finalmente lo había convencido, pero con esto nada podía hacer, pues sabía que Dèjan no estaba bien y no había forma de que David no acudiese. Sin embargo, una vez fuera, le dijo que ella tomaría un taxi y él no lo objetó, porque ya el médico había tomado el control. Apenas Dèjan lo vio, intentó incorporarse de nuevo.

  • ¡David, tengo que ir…!
  • Sí, pero primero debemos ver si puedes – le dijo con su calma habitual mientras procedía con el examen – ¿Sientes dolor…?
  • ¡No siento una maldita cosa que no sea…!
  • Bien, probemos tu estabilidad

Donatello se había apartado y ahora tenía un brazo sobre los hombros de Pitja que parecía a punto de deshacerse las manos, mientras que Ioan ayudaba a Dèjan que parecía no necesitar la de nadie.

  • Ahora…

Sin embargo, Dèjan no le prestó atención, sino que se fue derecho hacia el vestidor.

  • Bueno, creo que se encuentra estable – dijo David

Aun así, Ioan fue tras él y pensaría que no estaba muy bien, porque Dèjan solía ser metódico y ordenado, pero por empezar, parecía no saber dónde estaban sus cosas, pues había abierto varios cajones, había tomado y tirado un par de camisas sin siquiera mirarlas, y solo parecía que recordaba otra cosa y las dejaba; se había colocado un calcetín y se había levantado yendo hacia el carril donde estaban los pantalones.

  • Dèjan…
  • Que Paulo prepare el auto – le dijo mientras se colocaba, insólitamente, un jean – ¿Dónde demonios están mis zapatos?




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