Después del accidente en el centro de actividades, si bien los chicos habían sido enviados a Blue Garden, quienes no debían ir mucho eran los Aliano, pero Jesse dio tanta lata con el asunto, y siendo que Dèjan se había puesto muy difícil también con aquello, que finalmente Ivar había autorizado que la chica continuase yendo como antes iba al centro, pero nunca a las mismas horas ni utilizando las mismas vías, pues sabían que estaban siendo vigilados. Si bien Jesse podía ir mucho, Dèjan, Nick y Charlie que en verdad estaban ocupados, lo hacían mucho menos.
Una tarde, al llegar a la casa de los Aliano, Dèjan se encontró con que Jesse no estaba y se alarmó, pues ella no le había dicho que pensase salir, pero en lugar de preguntar como habría sido lo lógico, corrió hacia el coche y comenzó a marcarle por el móvil rogando a los cielos para que contestase, y para su sorpresa lo hizo sin necesidad de pasarse media hora marcado, como había sucedido en otras ocasiones.
Ahora fue el turno de Jesse para preocuparse, porque aparte de la ausencia del habitual yo bien ¿y tu?, el tono angustiado de Dèjan la hizo tensarse.
Dèjan respiró aliviado ordenándole al chofer llevarlo allá. Entre tanto, Jesse se había quedado mirando el móvil, pues lo normal era que fuese ella quien lo dejase hablando solo y no al revés.
Sin embargo, quien se giró con rapidez fue Charlie que los acompañaba aquel día. Tanto él como su hermano, estaban tan acostumbrados a escucharla pelear con Dèjan, que habían seguido conversando sin prestar atención, pero se alarmaron al escuchar a Al.
Los chicos no insistieron y un momento después llegaron a Blue Garden. Desde que se había suscitado el problema que llevó a Jesse a la casa de su padre, Vinnie y Al, que parecían no tener tantas ocupaciones como Nick y Charlie, se pasaban la vida pegados a ella y se habían convertido casi en sus guardaespaldas oficiales. Los niños hicieron mucho escándalo al verlos y casi los derriban, especialmente al ver a Charlie que tenía días sin ir, pero mientras a Al no lo conocían, a Vinnie sí, pues él se había integrado al círculo de su hermano hacía algún tiempo y antes de lo sucedido en el centro, de modo que al primero lo vieron con desconfianza. Después que saludaron, bromearon y le preguntaron a Jesse por qué tenía tantos días sin ir, aunque solo eran alrededor de tres, uno de los niños miró a Al con atención.
Jesse y los payasos rieron, mientras que Al parecía a punto de ahogarse.
Todos se giraron al escuchar la helada voz que conocían bien, incluidos los niños que corrieron hacia él. Dèjan no era del tipo cariñoso, pero sin duda sentía una marcada debilidad por los niños, así que intentó controlar su ira y los saludó, pero Jonathan, el niño que había hecho la infortunada pregunta, lo estaba mirando muy mal y no lo había saludado.
Jonathan había sido el primer chico del centro con el que Dèjan se relacionase, y las veces que se habían visto, el niño lo mareaba con un centenar de preguntas, pues aunque Jonathan era pequeño, también era muy despierto, extraordinariamente hablador, y casi siempre tenía una sonrisa en los labios, de manera que aquella actitud extrañó mucho a Dèjan.
Jesse y los Facelli morían de risa, mientras que los demás pequeños miraban el asunto con los ojos muy abiertos, porque después de Nick, Dèjan era el único sujeto que parecía inspirarles respeto y pensaban que era la peor de las ideas molestarlo, pero como también estaban bastante seguros que Jonathan estaba loco, Lisa, una de las chicas mayores, intentó disculparse.
#2413 en Novela contemporánea
musica compromiso lealtad, indignacion persecucion lucha, peligro amigos venganza
Editado: 22.04.2022