Acordes del Corazón (libros 6. Беспомоћан)

Cap. 33 Los Kocevic

 

La familia Kocevic y como ya se ha dicho, adoraba al menor de sus miembros, y con lo único que el señor Kocevic se había mostrado intransigente era con la actividad musical de su hijo. En su opinión, aquel era un mundo donde abundaba la depravación en todas sus formas, y aunque conocía a los amigos de Edvin y era evidente que no eran ningunos viciosos, él había seguido empeñado en lo mismo. Hacía menos de un año, su esposa casi lo había obligado a ver la grabación de la premiación y no había podido evitar sentirse muy emocionado, pero aquel era un sujeto terco y orgulloso y seguía sin dar su brazo a torcer. Sin embargo, ya no reñía a Edvin cada vez que conversaban, así que cuando recibió la noticia de que iría a pasar unos días en casa, estaba tan contento como su esposa y sus otros dos hijos.

  • Creo que debemos decírselos – le dijo Danail por enésima vez a Milen
  • Dan, si vuelves a decir eso, te juro que voy a darte un puñetazo
  • Pero es que…
  • ¡Danail Kocevic!

El individuo hizo inmediato silencio, porque escuchar gritar a Milen era tan insólito como ver una aurora boreal en el caribe. Todo el drama del mayor obedecía a que ellos estaban enterados del verdadero motivo de la visita de Edvin, y que éste no era exacta o ùnicamente el deseo de pasar tiempo con su familia, sino anunciarles a sus padres su decisión de casarse. No obstante, como Milen ya había pasado por aquello cuando Danail lo hizo, y el haberlo sabido no varió en nada los resultados, porque Tatiana terminó con una crisis nerviosa y Boris casi apaleó a su hijo, encontraba del todo inútil comenzar con el circo con tanta antelación. Otra cosa que sí preocupaba a Milen, era que no tenía idea de la seriedad con la que el menor se estaría tomando aquello, porque Danail solo había durado casado alrededor de un año y no había aprendido muy bien la lección, porque volvió a casarse y a divorciarse poco después, de modo que a sus actuales veintiocho años, tenía en su haber dos matrimonios y dos divorcios. Pensando en ello, habría cabido la posibilidad de que sus padres se tomasen el matrimonio de Edvin con más calma, pero tratándose de Edvin, eso era como mucho esperar, al menos en el caso de Tatiana que parecía seguir viendo a Edvin como un niño pequeño.

A pesar de todo lo anterior, Milen sí consideró necesario aclarar por lo menos un punto, y era que Edvin no llegaría solo, algo que por supuesto el niño no había mencionado a sus padres, la cuestión era que si les decía eso, también tendría que decirles con quién venía; pero finalmente y habiendo tomado la decisión, ahora intentaba decírselo a Danail que seguía enfrascado en su tragedia griega y asegurando que su padre mataría a Vi.

El día que llegaba Edvin, los Kocevic se extrañaron de ver a los dos mayores a la hora del desayuno, pues hacía mucho que tenían sus propias residencias y rara vez se quedaban a dormir en casa.

  • ¡Niños! – exclamó Tatiana al verlos entrar al desayunador
  • Buenos días, madre – saludó Milen mientras que Danail se limitaba a darle un beso en la frente
  • No – dijo Boris en cuanto se sentaron
  • ¿Boris? – dijo Tatiana
  • Mírale la cara a Danail – dijo él y ella lo hizo mientras que Milen quería acomodarle un puñetazo a su hermano – Y tú no digas nada, Milen Kocevic – le advirtió – porque no pienso aprobar otra de las locuras del genio

Aquello obedecía a que los Kocevic eran unos magnates de la industria automotriz, pero en principio, la misma se había dedicado a la fabricación y exportación de partes, pero con el tiempo había ido creciendo y ahora fabricaban automóviles completos. Danail era ingeniero de diseño y Milen era ingeniero mecánico, pero hacía más trabajo administrativo que mecánico, pero aun así, tenía a su cargo el departamento de mecánica y Danail el de diseño, mientras que Boris seguía siendo el presidente de su empresa y al frente de los tratos comerciales que suscribían a nivel internacional, pero siendo lo primero, le correspondía aprobar los proyectos, y en su opinión, Danail tenía ideas demasiado locas. Sin embargo, había aprobado algunas y habían salido bien, el problema con Danail, era que una vez aprobado su proyecto, solía cambiar de opinión una diez mil veces antes de lograr decidirse por algo en concreto, lo que lógicamente los hacía perder tiempo y dinero.

  • No he propuesto nada – dijo Danail
  • Y no lo harás – insistió su padre
  • Pero Boris – intervino Tatiana – Dan tiene lindas ideas

Milen ahogó la risa mientras pensaba que era su madre la que no tenía idea de lo que decía, porque llamar lindas a las excéntricas ideas de Danail, era como mínimo fantasioso.

  • No vine a proponer nada
  • ¿Ah sí? ¿Y entonces por qué trajiste refuerzos? – preguntó señalando a Milen, así que este decidió aclarar
  • Está diciendo la verdad, papá. Vinimos, porque es necesario que sepan algo
  • ¿Qué sucede, cielo? – preguntó Tatiana
  • Verán, Vi no viene solo
  • ¿No? – dijo con extrañeza – No me dijo que Ajle lo acompañaría
  • ¿Y cuándo lo ha hecho, madre? Pero en cualquier caso, no es Ajle quien viene lo acompaña
  • ¿Vienen todos?
  • Tampoco
  • ¿Milen, dirás algo o tendremos que adivinar? – le preguntó Boris
  • Viene a presentarles a su novia
  • ¡¿Novia?!




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