Cuando Jesse y Kerim salieron y solo unos pasos más adelante, Kerim sintió que Jesse lo sujetaba con escasa delicadeza y forzaba su brazo hacia atrás pegándolo a continuación de la pared.
Ninguno de los dos había notado que Dèjan y Vinnie venían por el pasillo. Aquella era una compañía que el primero jamás se habría procurado, pero el necio aquel lo había seguido cuando había dicho que iba a buscar a Jesse, y solo, porque le encantaba fastidiarlo, pero se habían quedado a mitad de camino al ver que ella estampaba a Kerim contra la pared.
Dèjan quería matarlo a él, pero le interesaba más saber qué había sucedido, así que se acercó, pero ya Kerim estaba hablando.
Vinnie pensó que era mejor que a aquel sujeto no se le ocurriese contravenir la orden de Jesse, en caso de que tuviese intenciones de vivir una larga vida, porque él conocía bien aquella mirada, y por el motivo que fuera, el pobre infeliz acababa de colocarse del lado equivocado del arma de un Aliano, y en este caso, que fuera una ella no hacía ninguna diferencia.
Aunque Kerim había ido en su coche, se fue con Dèjan y con Jesse, no porque tuviese muchas ganas de ir con ella, sino porque Dèjan se lo había pedido, así que después que la dejaron en su casa, Dèjan lo miró.
Kerim emitió un suspiro de resignación, porque sabía que si Dèjan era como era con Dàmir, no existía ni la más lejana posibilidad de que fuese diferente con Jesse y hasta peor, así que inició su relato, pero después que concluyó, Dèjan le contó lo que sabía de Ivy.
Toda la situación se le antojó a Kerim como mínimo extraña, porque por empezar, habría entendido la advertencia de Jesse si él se hubiese comportado con Ivy como le era habitual con cualquier chica, pero no lo había hecho y en verdad no pensaba hacerlo. Y por la otra, escuchar a Dèjan hablar en aquellos términos de quien hasta hacía más bien poco, era el pequeño delincuente, se le hacía extrañísimo, aunque con posterioridad entendería que habría tenido que ser muy necio si no cambiaba de actitud, porque aquel era el hermano de Jesse, y además, él mismo tendría oportunidad de enterarse de cómo era el odioso individuo con aquellos chicos.
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Dàmir estaba en el salón de música cuando vio entrar a su padre, así que se quitó los audífonos y juntó las cejas.
Una ruidosa señal de alarma se encendió en el cerebro de Dàmir, porque estando perfectamente al tanto de la antipatía que sentía su padre por su futuro y no deseado suegro, pensó que el asunto venía por ahí.
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Editado: 22.04.2022