Después de un rato de compartir y jugar con Víctor, los chicos abandonaron la habitación y se encontraron con la pesadilla de Jonathan y de casi todos los niños.
Ni el tono ni el contenido de lo que estaba diciendo, eran aceptables para Dàmir, y aunque Kerim pensaba que todas las maestras eran poco agradables, sabía que a Dàmir lo traería sin cuidado si era la mismísima reina madre, pues su expresión estaba gritando que a aquella mujer iba a irle muy mal. El asunto fue que ni Kerim tuvo ocasión de advertirle a Dàmir quién era ella, ni Dàmir de decir nada, porque serían testigos asombrados, o al menos Kerim lo sería, pues Dàmir seguía lidiando con su enorme ira, del cambio que se había operado en los niños, y al menos las expresiones de tres o cuatro, eran peligrosas. Quien más asombraría a Kerim sería el pequeño Alex, quien había perdido su sonrisa de duende travieso y avanzaba en actitud amenazante hacia la maestra. El inquieto Liam estaba en la misma situación, y aunque él, la mayor parte del tiempo estaba riendo con razón o sin ella, su expresión era muy diferente ahora. Los que lo sorprendieron menos fueron Megan y Jeff, porque si sus actitudes gritaban a los cuatro vientos que eran peligrosos en sana paz, si no lo estaban, serían malas noticias para el causante, y la primera en manifestarlo sería Megan.
Más que lo que estaba diciendo, que entre otras cosas fue dicho en un tono casi amable, lo que alteró a Kerim fue ver que Jeff estaba tras la maestra y con una automática apuntando a la cabeza de la mujer, mientras que Liam, Megan y Alex, lo que tenían en las manos eran sus navajas. Dàmir por su parte, no se había fijado en nada de eso, porque estaba poniendo en práctica todo lo que podía para calmar la enorme furia que estaba sintiendo.
Dàmir había colocado a Abigail en el piso para avanzar, pero la niña seguiría pegada a él y se aferró a su pierna cuando él se detuvo. Dàmir miró a Jeff que se apartó de la línea visual de la maestra.
En otras circunstancias, Kerim habría podido reír, primero por la suprema estupidez de aquella mujer, porque si conocía a Dèjan, que no hubiese reconocido al hijo, especialmente estando Dàmir tan furioso que era cuando más se parecía a su padre, demostraba la condición antes mencionada de la maestra; sin embargo, estaba equivocado en cuanto a que la mujer aquella conociese a Dèjan, pues no era así y lo único que sabía era que la habían contratado en su nombre, pero nada más. Los chicos pequeños abrieron mucho los ojos, porque ellos sí conocían bien a Dèjan, pero siendo pequeños, no establecieron el parecido como había sucedido con Jeff que ahora lo entendía, y además, el aspecto general de Dàmir distaba mucho del de su padre, de modo que estaban tan sorprendidos como la desdichada maestra, pero Dàmir era un Zazvic y aún no parecía satisfecho.
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Editado: 22.04.2022