Adalgisa y el Rey

...

Érase una vez, en un reino no muy lejano una joven de tan solo veintiún años que vivía prisionera en su propio reino.
La joven llamada Adalgisa tenía todo lo que necesitaba, tenía una “familia unida”, estudios, amigos, una pareja que la ama, mascotas, pasiones y libertades. Pero… ¿Por qué había momentos en los que sentía que no tenía nada? ¿Por qué siente ese vacío en su pecho cada día? ¿Por qué si ella tenía libertad se sentía tan encerrada?
Ah cierto… Ella estaba encerrada, ella es prisionera de un pequeño juego el cual nunca puede ganar, ella está a la Merced del Rey Mied.
Por alguna extraña razón, el Rey decidió acoger a la joven para jugar este macabro juego sin fin. Hace ya tres años que Adalgisa juega con el Rey pero aún no puede descifrar del todo el juego, lo único que consiguió entender es que el Rey Mied adora los juegos psicológicos, y aún más los masoquistas…
A veces juegan solos, a veces llama a sus secuaces, y otras veces la Adalgisa juega sola, encerrada en su jaula.
Hace ya varios meses que nuestra querida Ada está en su jaula, al principio oponía resistencia pero con el paso de los días ella fue oponiéndose menos y menos, hasta llegar al punto en el que solo se queda en la esquina más oscura de la jaula, a veces abrazando sus rodillas y otras veces tirada en posición “fetal”. Estos últimos días muchos guardias tuvieron que entrar a la jaula solamente para revisar si ella aún seguía con vida, pues sin ella el juego no tenía sentido. Una vez que los guardias verificaban que Adalgisa seguía viva ellos abandonaban ese lúgubre lugar, pero siempre antes de cerrar la puerta podían oír una pequeña risa cansada. Algunos miraban de vuelta a la pobre joven enjaulada para encontrarse con la imagen de la misma riéndose con lágrimas corriendo por sus mejillas y unos ojos semi abiertos que gritaban altamente “ESTOY CANSADA”; otros simplemente ignoraban a la joven y seguían su trabajo, pero hay un tercer grupo que valientemente vuelve hacia la joven y le preguntan si está bien, a lo que la agotada joven responde con una risa un poco más fuerte que la anterior y un poco más burlona, seguido un leve suspiro de agotamiento. A veces hasta agregaba “Excelente, en mi pequeña jaula con mi pequeña libertad”
 

Los días son todos iguales, la señorita Ada intenta mantener su mente ocupada, no importa con que, no importa cómo, ella debía evitar que el Rey volviera a jugar con ella.
Había días de mucho éxito y otros de muchos fracasos, estos últimos eran los favoritos del Rey, ya que su preciada señorita se encontraba más vulnerable y los juegos de esos días eran ¡mucho más divertidos! ¡Oh! Pero para Ada eran los peores, porque no solo el Rey se divertía sino que sus fieles caballeros también.
A veces no se podían distinguir bien cuál era el caballero que se divertía con ella, todos eran igual de sádicos.
A todos les gustaba ver como Ada iba perdiéndose cada vez más, como día a día se sumergía más en una miseria y una oscuridad profunda.
Hay días en los que el Rey deja que Adalgisa se asome por las ventanas del castillo con el objetivo de que ella intente buscar a su amado, la verdadera finalidad de esto es darle a la joven un poco de esperanza, esa es la mejor sensación.
El rey disfruta este tipo de jugadas, adora ver como su pequeña Ada se llena de esperanza y de amor cuando lo busca, pero se quiebra en mil pedazos cuando se va. ¡Que delicia! El rey no puede esperar, ha estado preparando esta jugada hace meses ya…
No puede evitarlo, cada vez que recuerda como la vida de Ada está en la palma de su mano el cae en un deleite tan adictivo que solo quiere repetir y disfrutar el momento una y otra vez.
En su cara se puede apreciar esa mirada llena de excitación cada vez que ve a su prisionera perderse en la oscuridad de su juego, pero el Rey no es tonto. Él sabe cuándo detener su jugada y dejar descansar a su jugador. Él no puede, o más bien, no quiere perder a su jugadora estrella. No, señor. Él debe mantenerla con vida, darle momentos de lo que ella cree que es paz y felicidad, a veces hace bien darles un premio a los perros, después de todo este juego es de vida o muerte, y el Rey se niega a perder a su amada Adalgisa.

No, no, no, no, no, no puede pasar eso, es impensable, es inconcebible, es imposible, no está dentro de los planes.
El Rey debe tenerlo todo bajo control, el Rey sabe que este juego no tiene fin y muy en el fondo la joven Ada también lo sabe.
Ella tiene muy presente que su vida no es más que una vida triste con momentos felices, si es que puede llamarse momentos felices, porque hasta con eso el Rey encuentra su diversión y la hace parte de su juego…
 



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En el texto hay: tristeza, dolor, amor secuestro venganza amistad

Editado: 11.08.2021

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