Ahora Soy Otra

Capítulo 3: "Un consejo de corazón"

Ya está por cumplirse un mes desde el día en que Mati, le robo su primer beso a Dani, si, un mes, desde los cuáles todo seguía igual entre los dos: Besos fugaces, sonrisas cómplices, saliditas a escondidas; pero aún ninguno había definido la relación que en si tenían, tal vez era obvio para los dos, o tal vez solo querían evitar que su amistad se vea afectada si hablaban con claridad de sus sentimientos.

 

—«Los amigos no deben besarse y nosotros lo hacemos, entonces es obvio que ya no somos amigos, ya hemos pasado esa barrera, y ponerle un nombre a nuestra relación creo que está de más, lo importante es que ambos somos felices, el tiempo que pasamos a solas somos tal vez más felices de los que pasamos con nuestro grupo de amigos, y mi felicidad es tan notoria, que mi intuitiva tía, ya empieza a sospechar que hay algo que yo le ando ocultando y yo pues ya no sé hasta cuándo podré seguir callando mi felicidad ante ella, ya que cada día se me hace más difícil. Ella me conoce bastante bien, conoce cada uno mis gestos, de mis miradas, conoce mi tono de voz cuando estoy alegre o triste, y ello me inquietaba más pues me es difícil ocultar mis emociones ante ella. Como hoy por la tarde que me vio llegar con una amplia sonrisa en mi rostro, pues estaba muy feliz, había pasado una tarde maravillosa con Mati, fuimos a los juegos mecánicos, si bien ya no éramos unos niños a ambos nos encanta ir a ellos cada vez que estos vienen por el aniversario de la ciudad, y hoy no fue la excepción, creo que nos paseamos en casi en todos los juegos que había en el lugar, y disfrutamos comiendo helado y algodón de azúcar, pase una tarde maravillosa sin duda, y mi felicidad se transmitió a través de mi sonrisa, sonrisa que hasta ahora llevo plasmada en mi rostro» —pensaba una joven de cabello negro que estaba acostada sobre una cama, cuando escucho unos pasos acercarse a su habitación.

—Dani, ¿podrías ayudarme a acomodar unas cajas en la tienda? — escucho.

—Si tía ahora voy — pronunció la joven.

 

Dani se puso de pie, respiro hondamente, mientras acomodaba su vestido, luego de ello camino hacia la salida de su habitación.

La joven caminaba a paso lento, mientras se cogía por momentos las manos, su cuerpo empezaba a transpirar, y los latidos de mi corazón se aceleraban más, antes las posibles preguntas que ella suponía su amada tía mamá, como ella la llamaba, de seguro le haría, cuando de repente una voz hizo que sienta una ola de frio recorrer mi cuerpo.

 

—Dani, hija, pensé que no vendrías —  decía una mujer de cabello recogido, y que llevaba un mandil plástico puesto.

—Aquí me tienes tía, disculpa el retraso— respondió la joven.

—Ponte un mandil y vienes ayudarme con estás cajas— añadió la mujer, haciendo una pausa para acotar: Hay que empilarlas todas ya que mañana llega nueva mercadería.

—Claro — respondió la joven, mientras me dirigía a tomar un mandil plástico que estaba sobre una vieja silla de madera.

—¿Te divertiste mucho? — escuchó Dani, quién guiada por la emoción que aún sentía tras las horas compartidas con su amor secreto, respondió —  Sí.

—Me alegra mucho, yo a tu edad también salía con mis amigos, íbamos a las ferias, a los conciertos que llegaban al pueblo— decía la mujer.

—Hablas como si fueras una anciana y eres muy joven tía — respondió Dani, y en efecto sus palabras eran ciertas, la tía de Daniela era una mujer relativamente joven, aún no llegaba a los 40 y se conservaba tan bien que parecía una mujer de menor edad de la que tenía, ella tras el accidente de los padres de Dani, había asumido su tutela, dejando de lados sus estudios para dedicarse a trabajar y poder así sacar adelante a su sobrina, por ello Dani la quería tanto y la consideraba como una segunda madre.

—¡Gracias hija¡ trato de llevar una vida sana para conservarme bien— dijo la mujer, haciendo una pausa para añadir — ¿Y con quien fuiste?

—¡Eh¡ ¿con quién? — respondió un tanto nerviosa la joven, mientras soltaba la caja que segundos antes había tomado, al tiempo que pensaba — «Ojalá y no se haya roto»

—Por tu actitud no estoy equivocada solo saliste con una persona, y de hecho es un muchacho. ¿Acaso es Mati? —  acotó la tía de la joven, mientras posaba su profunda mirada sobre ella, poniéndome más nerviosa.

—No se rompió — dijo Dani, mientras revisaba el contenido de la caja, evitando así responder a lo que su tía pregunto.

—¡Qué bueno! pero aún no me respondes Dani, aunque si no quieres hacerlo, no lo hagas —respondió la mujer sonriendo, haciendo una breve pausa para añadir — Solo déjame darte un consejo de corazón: Los sentimientos son hermosos y cuando son correspondidos no tienen por qué ocultarse hija. Mati me parece un gran muchacho, pero lo sería más si sabe darte tu lugar.

—Mati y yo solo somos amigos — respondió rápidamente la joven, aunque las palabras de su tía la confundieron, la verdad ella siempre decía las cosas de una manera que te invitaban a pensar, y esa vez no fue la excepción, sus palabras habían calado en la mente de la joven, que solo bajo la mirada, mientras se tornaba pensativa.

—Entonces me confundí, pensé que con él saliste — dijo la mujer.

—No, salí con él, bueno él sí estuvo porque es parte de mi grupo de amigos, pero no salimos solos — acotó Dani, mientras colocaba una caja donde estaban otras ya empiladas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.