Ahora Soy Otra

Capítulo 4: "No me confundas por favor"

Tras la corta conversación que tuvo Dani con su tía, no pudo ni dormir, muchas preguntas aparecían en su cabeza desde ese día: ¿Qué significaba ella para Mati?, ¿por qué hasta ahora él no le decía que la quería?, ¿tal vez debería ser ella la que dé el primer paso y hable de sus sentimientos con él?, ¿qué debería hacer?, ello la atormentaba, y lo peor de todo es que esa incertidumbre no le permitía prestar la atención debida en sus clases, desde entonces.

 

—Dani, Dani, Daniela — escuché.

—¡Eh¡ si, si, ¿Qué sucede? — respondió, con una sonrisa un tanto nerviosa la joven, al reconocer esa voz que la reconocería incluso en medio de otras voces.

—La clase ya termino. ¿Me acompañas al cafetín? — pronunció Mati, quién al momento que el maestro anunció el término de la clase se había puesto de pie para caminar hacia el asiento de Dani, y así hacerle la invitación al cafetín, este al notar que ella parecía inmersa en sus pensamientos, poso una de sus manos sobre una de las manos de la joven para hacerla reaccionar.

—Estamos en el aula — dijo Dani en voz baja, al ver la mano de su amigo sobre la suya.

—¿Qué? — respondió Mati, al tiempo que en su rostro se plasmaba una bella sonrisa, esa sonrisa que tanto le gustaba a la joven.

 —«Me ama, si me ama, por ello no le importa que me vean de la mano con él» — pensaba Dani, mientras sus mejillas empezaban a teñirse de carmín, al tiempo que se ponía de pie, pero al hacerlo él retiro su mano de la de ella y empezó a dar unos pasos hacia la salida del aula.

—¡Vamos Dani! —  añadió Mati, mientras caminaba hacia la salida del aula.

—Sí, sí, ahora voy — respondió un tanto confundida la joven, pues ella creyó que el continuaría tomando su mano, pero no fue así.

 

Dani se puso de pie, al tiempo que un par de chicas se acercaron a ella, impidiendo su avance.

 

—Pensé que irías con nosotras al cafetín— decía una de ellas, mientras la otra miraba a Dani fijamente.

—Lulú, yo… — respondía Dani, un tanto nerviosa, mientras Cris fijaba más su mirada en ella, esa mirada que a veces la intimidaba. Bue…no, yo— agregaba nerviosa la joven.

—Déjenla, mi primo debe de querer ya ponerse de acuerdo con ella en el trabajo que dejó el maestro, por ello le pidió que le acompañara al cafetín, recuerden que son equipo — decía Roby, mientras se acercaba al grupo de chicas.

—Sí, eso es, voy con Mati al cafetín para ponernos de acuerdo de ese trabajo — añadió lo más calmada que pudo Dani.

—Dani, apresúrate o se terminara el receso — se escuchó, al tiempo que mis amigos posaban sus miradas en la puerta del aula, en donde estaba el joven de corte militar.

—Te llaman — dijo con cierta ironía Cris, mientras me miraba con su gélida mirada.

—Nos vemos en la siguiente clase — pronuncio Dani, antes de salir a paso rápido del aula, mientras pensaba — «Siento que no me creyeron nada de lo que dije, sobre todo Cris»

 

Al salir del aula, Dani logró ver que Mati iba a varios pasos delante de ella, entonces decidió apresurar mis pasos para alcanzarlo, al tiempo que decía su nombre: Mati, Mati.

 

—Dany, pensé que no vendrías. ¿qué tanto parloteaban? — dijo Mati, deteniendo su avance.

—Cosas sin importancia— respondió Dani.

—Bueno apresurémonos, solo quedan 20 minutos para que el receso concluya — decía Mati mientras caminaba presuroso.

—Tienes razón— respondió Dani, tras verificar que en efecto solo quedaban 20 minutos de los 25 que nos daban como receso.

 

Luego de ello no hubo más palabras, los dos caminaron en silencio sepulcral hasta llegar al cafetín, donde como cada vez que iban a este; Dani se dirigía a apartar una mesa, mientras Mati iba por algo para comer.

 

—«No comprendo, de repente volvió a comportarse como siempre, un tanto distante conmigo, como cuando estamos en lugares públicos, solo pareciendo dos buenos amigos» pensaba con pesar Dani, mientras observaba a su amor secreto recibir una fuente.

 

Luego de algunos segundos, Mati llego a la mesa, coloco la fuente donde estaba los refrescos sándwich que pidió sobre la mesa y luego se sentó frente a Dani.

 

—Solo hubo de frambuesa — dijo con cierto desgano.

—Está bien — respondió Dani, al tiempo que unas palabras pronunciadas por su tía vinieron a su mente: Yo solo quiero tú felicidad, y esta no se esconde.

 

Ante aquellas palabras, la joven bajo su mirada, al tiempo que pensaba — «Tal vez sea el momento de saber la verdad»

 

—El sándwich esta bueno — escucho la joven.

—¿Qué? — dijo Dani.

—El sándwich, está muy rico, ¿no lo crees? —respondió Mati.




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