Ahora Soy Otra

Capítulo 7: "Volviendo a caer"

Después de aquella cita frustrada entre Mati y Dani, no volvió a ver otra, si bien ellos habían vuelto hacer tan buenos amigos como antes, las cosas ya no eran las mismas, al menos Dani, ya no las sentía así, había algo en él, algo en su mirada, algo en su manera de comportarse con ella y más si estaban con sus amigos, era como si delante de ellos él tratara de evitar estar cerca ella. Es más después de aquella cita frustrada, que fue hace casi tres semanas, Mati estaba más cerca de Cris que de Dani, al menos así lo percibía esta última, ¿o sería que su temor de perder a su mejor amigo le estaba haciendo ver y sentir cosas que no eran?, si tal vez era eso, creía Dani, incluso llego a pensar que tal vez lo mejor era guardarse sus sentimientos y no expresarlos nunca, ya que solo así no sufriría decepción si algún día él le presentaba a alguna novia, pero su pensamiento se vio interrumpido por una inquietud que le surgió desde aquel primer beso entre los dos y que aumento tras el comportamiento mostrado por su amigo cuando ambos estaban solos. Si solo eran amigos, ¿Por qué aún le seguía robando besos?, ¿por qué?, ¿por qué lo hacía?, una persona no puede darle un beso a alguien por quién no siente nada, ¿no?, ¿o si se podía hacer ello?, eran las preguntas que siempre surgían en su mente y generaban duda en ella.

 

 —«¡No! no puedo permitir que vuelva a robarme un beso más, no puedo permitirlo, ya no, ya no, hasta que no aclare cuál es la relación que tenemos, no puedo permitir que me vuelva a besar» — pensaba la joven, mientras se encontraba parada en el almacén de la tienda de su tía, con una pequeña caja en su mano.

—Dani— escuchó de repente, haciéndola salir de sus pensamientos, de aquellos pensamientos que la atormentaban cada día más, pues el comportamiento de su mejor amigo la confundía, la confundía mucho.

—Tía, ya estás de regreso — dijo la joven, mientras colocaba la caja que sostenía con sus manos, en uno de los anaqueles que le correspondían.

—Si hija, por suerte encontré todo lo que fui a buscar en un solo lugar — respondió la mujer, haciendo una pausa para acotar — Veo que trajeron el pedido.

—Si tía, ya los estoy colocando en sus lugares — respondió Dani.

—¡Gracias hija¡ yo me encargo de terminar de guardarlo, mejor ve fuera, tienes visita — dijo la mujer.

—¿Visita? — pronunció Dani, enarcando una ceja.

—Sí, vi a Mati fuera, me imagino que viene a buscarte — respondió mujer, mientras tomaba una de las cajas de una bolsa para colocarlas en un anaquel.

 —«Mati» — pensó Dani, mientras se quitaba el delantal que se había puesto para evitar ensuciarme el vestido que llevaba puesto.

—¿No piensas ir a ver a tu amigo? — escuchó la joven.

—¡Eh¡ sí, sí, claro que iré— respondió Dani.

 

La joven se terminó de quitar el delantal, lo dejo sobre una silla y salió del almacén hacia la pequeña tienda, una vez que estuvo en esta, camino a paso rápido hacia la salida de la misma, al llegar fuera, pudo confirmar lo que su tía le dijo, efecto Mati estaba allí, recostado contra la pared, con la mirada un tanto sombría, como si estuviera triste. La joven sin pensarlo mucho decidió acercársele, una vez que estuvo frente a este, llevada por sus sentimientos beso su mejilla, haciéndolo reaccionar.

 

—¿Dani? — dijo Mati pestañando, mientras se alejaba unos pasos de ella, actitud que desconcertó un poco a la joven.

—Sí, soy yo, ¿acaso no viniste a verme? — respondió confundida Dani.

—¿A verte? — dijo Mati, pestañando, al tiempo que parecía meditar la respuesta que le daría, tras algunos segundos con una sonrisa un tanto forzada agrego — Claro a ello vine, a verte.

—¿Qué te pasa?, te noto extraño— respondió la joven.

— ¡Eh¡ no me pasa nada, mejor acompáñame a caminar un poco, el día está muy lindo como para una buena caminata, ¿no lo crees? — dijo Mati.

—Si — contesto Dani.

—Bueno, vamos — añadió Mati, al tiempo que empezaba a caminar, a los pocos segundos la joven camino tras de él.

 

El par de jóvenes caminaron por más de 20 minutos en completo silencio. Dani hubiera deseado tener en ese momento el poder de leer la mente y saber que estaba pensando él, pero lamentablemente no tenía ese poder, entonces decidió armarse de valor y romper el silencio que se había formado entre los dos.

 

—Mati — dijo la joven, con voz temblorosa, mientras miraba a su amor secreto que estaba unos pasos delante de ella.

—Dime — respondió el nombrado con calma, sin siquiera girar a verla.

—¿En verdad no te pasa nada? — añadió con calma la joven.

—Solo necesito a mi mejor amiga, a mi amiga especial — respondió él, aun dándole la espalda.

—No comprendo — dijo Dani, al tiempo que Mati, detuvo sus pasos, y giro hacia ella.

—Te necesito — acoto Mati, al tiempo que colocaba sus manos sobre los hombros de la joven y acercaba su rostro al de ella.

—Mati — pronunció Dani, mientras se perdía nuevamente en los ojos de su mejor amigo, en esos ojos que la atrapaban y parecían hacerle caer en un hechizo, en ese hechizo que le hacían olvidarse de todo, olvidarse de su promesa, olvidarse de su alrededor. Y una vez más volvió a caer.




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