Al Desnudo

Carta 17

Querido tú,

Después de tantos días hundida, hoy apareció una grieta de luz. No fue grande, ni definitiva, pero me alcanzó para respirar distinto. Caminaba sin rumbo cuando vi a un niño correr tras una cometa, riendo con una libertad que me recordó algo que había olvidado hubo un tiempo en el que yo también reía así, antes de ti, incluso sin ti. Y ese recuerdo me dio esperanza.

No quiero mentirme aún duele. Aún me repito que no quiero desnudarme frente a otra piel, que no quiero besar labios que no sean los tuyos. Pero por primera vez esas palabras no sonaron como cadenas, sino como una elección. Como si empezara a comprender que mi fidelidad hacia ti también puede ser fidelidad hacia mí misma, hacia mi derecho a sanar a mi propio ritmo, sin prisas ni reemplazos.

Quizás el amor no se mide solo por cuánto nos duele perderlo, sino también por cuánto nos transforma. Y tú, aunque hayas partido, me transformaste. Me enseñaste a amar con todo el cuerpo, y ahora me toca aprender a amarme a mí en medio de esta soledad.

Hoy no te escribo desde la rabia ni desde el vacío. Te escribo desde un lugar frágil, como una semilla que apenas asoma bajo la tierra quemada. Tal vez tarde en florecer, pero por primera vez me creo capaz de crecer sin ti.

Con un brote de esperanza,
Yo.



#492 en Joven Adulto
#5595 en Novela romántica

En el texto hay: desamor, superacion, dolor

Editado: 22.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.