Alma Perdida

CAPÍTULO II

Violeta abrió los ojos y miro el despertador, pasaba del medio día, y aun no sentía ánimos de  levantarse de la cama, los últimos días habían sido físicamente agotadores, pero era hora de recuperar su vida y hacerla normal de nuevo (nada más alejado de la realidad). Fue a la cocina, y al estar frente al refrigerador encontró una pequeña nota:

      "Como hoy vuelves a clases (y aunque te encuentras lo suficientemente bien como para salir con amigos) te deje algo de comida, CALIENTALA!; pase con el desayuno pues estoy seguro son más de las 12 en este momento... te conozco bien bella durmiente =p  llámame si necesitas algo, aun me preocupan tus heridas."

      Lasaña, su hermano sí que era un ángel, y sin duda alguna mejor cocinero que ella.  Tomo su comida, después volvió a su dormitorio; abrió la computadora, termino unas tareas que tenía pendientes y comenzó a arreglarse para ir a clases.

      Caminaba hacia su salón, cuando escucho a alguien llamarla.

      -Hola Yaneth-. Dijo en un tono amable

      -Hola!. Creí que hoy tampoco vendrías a la escuela, quiero decir aparte de tu accidente, ayer te fuiste bastante amm "molesta" creo-. Yaneth estaba preocupada por su amiga, se notaba en sus expresiones. –Intente llamarte a tu celular varias veces pero no me contestaste.

      -Sí, vi las llamadas perdidas, lo siento es que... bueno no tenía ánimos de hablar con nadie-. El solo recordar la hizo sentirse molesta de nuevo. –Vaya espectáculo el de anoche; ese tipo no les habrá dicho nada una vez que me fui cierto?.

      -Para nada. Todos estábamos en shock cuando te fuiste, no sabíamos si reírnos o hacer como si nada hubiese pasado; y el tipo al que dejaste como demostración de menú; que por cierto yo fácilmente me lo comería, era un bombón; se fue a limpiar  al baño para después irse.

      Yaneth siempre había sido un detector de chicos guapos, sus ojos almendra brillaban cada vez que alguno le gustaba; incluso la primera vez que le hablo a Violeta fue solo para cuestionarla respecto a Daniel.

      -Entonces todo termino bien?-. Violeta se sintió aliviada al escuchar esas palabras.

      -Yo no dije que eso fuera todo, cuando llamamos al mesero para pagar la cuenta, resulto que el "bombón" ya había pagado.

      -Que Él  que!?

      -Así como lo oyes, pago nuestra cuenta...-. Dijo encogiéndose de hombros. –Supongo que al final se arrepintió por haberte hablado de esa manera... y por el dinero que le dejaste-. Termino a modo de susurro.

      -Pero que rayos está mal en la cabeza de ese tipo!!!!-. Violeta estaba desconcertada ante la actitud de aquel desconocido. –Sabes que no importa, a final de cuentas y con mucha suerte nunca más nos volveremos a ver.

      -Lo cual es una lástima, porque admítelo era guapísimo.

      -Ash no era tan guapo, y ni hablemos de su actitud-. Ella tomo asiento y miro hacia la ventana como si con eso le restara importancia al asunto. –Aunque sus ojos...-. Comento en un tono de voz que solo ella pudo escuchar mientras reía de manera traviesa.

      Todos los alumnos estaban ya dentro del salón, cuando el director hizo su entrada para explicarles que cuatro días atrás (la misma noche en que Violeta se accidento), el maestro encargado de impartirles su primera clase, había sufrido de una caída que le dejo como resultado una pierna rota en tres partes; por suerte se podía decir que estaba bien, y solo requería como era lógico en esa condición, de mucho descanso; era por eso que a partir de esa tarde y hasta finalizar el curso, tendrían un nuevo maestro, David Cross. Violeta creyó durante unos instantes que la suerte se había puesto de su lado, no se alegraba por lo que le sucedió a su maestro, pero si porque ya no les impartiera clases ya que siempre había tenido problemas con él; pero en el momento en que el nuevo maestro cruzo la puerta sintió que el mundo le caía encima, y que el destino le estaba jugando una broma de muy mal gusto; con pantalón y chaleco de vestir gris (los cuales le ajustaban de manera perfecta ese cuerpo de dios griego), camisa blanca,  y corbata negra que hacia resaltar sus penetrantes ojos... se trataba del mismo sujeto al que como Yaneth había dicho, dejo como demostración de menú. El clavo fijamente su mirada en ella durante unos segundos, los cuales parecieron siglos, y después sonrío como si la situación actual le causara cierto placer.

      El director se retiró y la clase dio inicio. Violeta no podía ni siquiera ver al frente, no entendía ni una sola palabra de lo que Él explicaba, y no podía dejar de recordar el momento en que le embarro un pastel en la cara. Estaba segura que si la clase duraba más de lo necesario, ella demostraría que la combustión espontánea era posible, sus cachetes se lo estaban advirtiendo. Yaneth volteaban de vez en cuando a verla y se reía, parte en burla parte en compasión; esto era una pesadilla. Hubo un instante en el que trato de distraerse jugando con un lápiz, pero estaba tan nerviosa que lo hizo salir volando, cuando cayó al piso y ella se agacho para recogerlo, su mano choco con la de alguien más, al levantar la vista se encontró con los penetrantes ojos negros de David; ella trago saliva y con esfuerzo pudo dar las gracias, palabras que le supieron a vinagre.



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En el texto hay: angeles y demonios, universidad, amor

Editado: 12.07.2019

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