Violeta abrió los ojos y se levantó de la cama, pero era como si aún estuviera dormida, en un tipo de trance atravesó su casa hasta llegar a la puerta principal, salió y siguió caminando hasta un parque cercano. Cuando finalmente despertó, un sentimiento de angustia plagada de dudas se apodero de su mente; no tenía idea de cómo había llegado hasta allí, tal vez ahora era sonámbula, se decía en sus pensamientos intentando calmarse, o simplemente estaba teniendo un sueño muy raro.
-Violeta…Violeta…-. Una voz comenzó a llamarla, haciendo que se distrajera de su formulación de auto diagnósticos, ella miro a su alrededor buscando de dónde provenía el llamado y al descubrirlo, sintió como su sangre dejo de transitarle las venas. Se trataba de la misma mujer que días antes había visto ser consumida por las llamas, mientras ella caía por las escaleras.
La mujer estaba parada a unos escasos metros de Violeta, quien no entendía cómo podía ser posible; en primer lugar, porque se suponía que había sido solo una alucinación a causa del golpe en la cabeza; y en segundo, incluso si hubiese sido real, ella se había consumido en el fuego aquella noche.
Ahora aparte de ver ángeles, debía suponer que también veía fantasmas.
Ante el shock que iba en aumento, y la falta de una idea a cómo reaccionar, Violeta dejo que su instinto de auto protección saliera a la luz y comenzó a retroceder; pero la mujer clavo su mirada en ella ofreciéndole una tierna sonrisa, para después extenderle la mano llamando su nombre. No se pudo resistir a aquel encanto. Estaba a solo unos pasos, cuando algo la obligo a detenerse; era cierto que aquellos ojos seguían siendo tan cautivadores como la primera vez que los vio, pero había una rara obscuridad en ellos, que de alguna forma ensombrecían de manera tétrica tan angelical mirada. Fue claro que aquella criatura se dio cuenta del miedo que detuvo a Violeta, por lo que sin querer darle una oportunidad a escapar; y con un aullido, ya fuera de dolor o ansia, inicio una terrible transformación.
Pronto aquel hermoso rostro se desfiguro; los cristalinos ojos azules se sumieron dentro de sus orbitas dándole paso a un rojo brillante; sus oídos se transformaron en puntiagudas orejas; y con un terrible gruñido comenzó a mostrar unos afilados colmillos. Se paró a cuatro patas, la piel de su cuerpo se volvió un espeso pelaje del color del barro, y tenía una serpiente en lugar de cola. El ruido que sus gigantescas garras provocaron al afilárselas en el pavimento, taladro dentro de los oídos de Violeta haciéndola volver del trance en el que se encontraba, se repetía a si misma que esto debía ser una pesadilla o una alucinación, sin embargo, no pretendía quedarse a averiguarlo, aquella cosa se veía decidida a destrozarla. La persecución no tardaría en dar inicio.
Violeta intento retroceder, pero al mínimo indicio de movimiento, aquel espectro reaccionaba con ferocidad, escapar corriendo iba a ser prácticamente imposible, y su voz simplemente se negaba a abandonar su garganta para pedir ayuda. De pronto, fue como si su sangre se hubiese transformado en lava, provocando que todos sus músculos se tensaran; alguien o “algo” estaba tras su espalda, y era de ahí de dónde provenía este calor infernal, esa cosa tenía una presencia tan fuerte, que incluso hizo a la bestia que tenia de frente retroceder. Ella sentía como si sus pulmones le fueran a colapsar, y su temperatura se había elevado tanto que estaba segura en cualquier momento comenzaría a quemarse; pero tenía que verlo, sea lo que sea que estuviera tras ella, debía verlo. Haciendo uso de sus últimas fuerzas, tanto físico como mental, intento girar su rostro hacia atrás, sin embargo, un feroz aullido capto su atención; la bestia que tenia de frente venía a toda velocidad, y estaba a solo unos pasos de distancia, el ataque había comenzado. Todo su mundo colapso justo en esos segundos; su corazón estaba latiendo diez veces más rápido de lo usual; contrario a su visión que ahora parecía captar todos los movimientos en cámara lenta; y sus pulmones habían llegado al límite, el calor los sofocaba hasta un punto donde le era ya imposible respirar; solo podía esperar el final, y cuando este llego, fue de una forma totalmente inesperada. Una mano sujeto su rostro, cubriéndole la boca y la nariz, impidiéndole totalmente respirar, haciendo que se desmayara; las últimas imágenes que pudo observar las arrastro con ella hasta su inconsciencia… dientes, garras, mucha sangre, y fuego…
-Despierta, Violeta, despierta!!!-. Daniel estaba sentado a su lado, y sus ojos reflejaban quizás más temor del que ella sentía.
-No!!!!-. Ella se levantó de un salto de la cama, estaba exaltada y no paraba de temblar, miro hacia todos lados; se encontraba en su recamara, en cuanto vio a su hermano se abrazó a él tan fuerte como le fue posible.
-Ya paso, todo está bien…-. Le dijo con voz tranquila, mientras la abrazaba y acariciaba su cabello intentando calmarla. –Solo fue una pesadilla. Por Dios Violeta, estas ardiendo, tienes fiebre, voy a llamarle al doctor…-. Al intentar dejarla, Violeta le sujeto con más fuerza impidiéndole que se moviera.