El timbre que anunciaba el final de la clase acababa de sonar, todos estaban entretenidos recogiendo sus cosas, cuando el maestro llamo a Violeta a su escritorio. Lo que le dijo era algo mucho más simple de lo que ella esperaba, pero a la vez bastante importante. El hecho era que Violeta había bajado su rendimiento escolar a causa de la serie de incidentes en los que se había visto envuelta, mas todas las veces que había faltado a clases por la misma razón, ponían en riesgo sus calificaciones; así que para ayudarla a no reprobar, había decidió inscribir a su alumna en una conferencia que sería impartida en el Museo Central de la ciudad. Las ventajas de esto es que, con tal de captar el interés de los alumnos, a todos aquellos que asistieran se les darían dos puntos extras en todas sus materias (era ese tipo de conferencias que suelen ser muy “importantes”, pero bastante aburridas); y eso era justo lo que Violeta necesitaba para salvar sus calificaciones.
Había sido una mañana calurosa, y la tarde pintaba para ser igual. Violeta estaba en los escalones de la entrada al museo; aún faltaban diez minutos para que diera inicio la conferencia, por lo que había preferido esperar afuera. Daba un gran bostezo cuando escucho que alguien la llamaba.
-Aun no entras y ya te estás quedando dormida…-. Se trataba de Daniel, quien se sentó a su lado. –Pensé que no ibas a venir.-. Comento algo sorprendido por verla.
-No iba a hacerlo, pero el Profesor Gerardo me inscribió; tú qué haces aquí?
-Hermanita, se te olvida que soy el presidente de la sociedad de alumnos, yo fui quien convenció a los maestros para dar los puntos extras, por lo tanto tengo que hacer acto de presencia…-. Daniel era dos años mayor que Violeta, estaba cursando ya su tercer año de carrera y siempre fue de los más populares; era simpático, inteligente, muy apuesto (algo con lo que Violeta había tenido que aprender a lidiar, pues era bastante celosa), y sobre todo muy responsable. Aunque sus padres quienes murieron cuando Violeta tenía solo dos años, y su abuela, les habían dejado dinero suficiente como para que no tuvieran que trabajar, Daniel empezó a tomar trabajos parciales desde incluso antes que falleciera su abuela, le gustaba valerse por sí mismo, pero sobre todo, siempre le había querido dar un buen ejemplo a su hermana menor, quien intentaba seguir sus pasos siendo una buena estudiante, y tomando de vez en cuando algunos trabajos. –Y se puede saber ahora porque te castigo con esto?.-. Respondió el con un tono burlón.
-No es un castigo…-. Violeta le hizo un gesto mostrándole su enojo. –Lo hizo para ayudarme por los puntos extras que iban a dar.
-En ese caso, deberías estar un poco más entusiasmada, te darán dos puntos extras, y no tendrás que ir hoy a clases…
-Daniel tiene razón.-. David se paró frente a ellos; vestía de manera muy formal, llevaba traje gris obscuro, y camisa y corbata negras.
-David!!.-. Dijeron Violeta y Daniel al mismo tiempo, sorprendidos de verlo.
-Perdón…Profesor…-. Violeta se puso de pie y miro a David. –Que está haciendo aquí?
-Porque no me sorprende…-. Daniel se levantó y puso su mano sobre el hombro de Violeta. –Asistes a una conferencia y no sabes quienes son los expositores.-. Comento sonriendo.
-Vas a exponer?!-. Ella se sonrojo
-Es solo una pequeña participación.-. David tomo un folleto y se los mostro. –Vez, mi nombre está con letras chiquitas…
-Si claro, es solo que…
-Con tantas cosas, se le debe olvidar que aún es su maestro.-. Daniel interrumpió a Violeta para decir esto, luego recogió sus cosas de los escalones. –Y para que no pierdan costumbre yo me voy adelantando…solo…-. Dijo dándoles una mirada de complicidad. –Sera mejor que sean cuidadosos, hay muchas personas de la escuela por aquí…
Violeta sintió que su cara se había puesto tan roja como un tomate después de escuchar esas palabras, pero intento disimular con todas sus fuerzas al ver que David ni siquiera se inmuto por el comentario; lo que ella no sabía es que también estaba disimulando.
-No será necesario Daniel.-. Respondió David en un tono calmado y serio. –Lo mejor será entrar todos, ya es hora.-. Una vez dicho esto, se agacho y tomo las cosas de Violeta para ayudarla, ella solo sonrió como agradecimiento, y entraron todos juntos a la sala de conferencias.
Habían pasado ya tres horas desde que las pláticas comenzaron, y aún faltaban varios expositores; David había sido el segundo en hablar, por lo que cuando lo hizo, Violeta todavía estaba bastante atenta; sin embargo, en este momento lo único que le impedía quedarse dormida eran los codazos que Daniel le daba cada vez que ella cabeceaba, eso y claro… observar a David que estaba sentado enfrente.