Alma Robada

CAPÍTULO XXXVIII

Violeta observaba a su hermano alejarse, cuando sintió el peso de una mano sobre su hombro. Sabía que sus amigos estaban a su lado, escuchaba en la lejanía tanto sus palabras de apoyo, como sus interminables preguntas. Sin embargo, el sentimiento que despertó en ella aquel agarre, era muy diferente al de cualquiera de ellos, y tan familiar para su cuerpo, que no necesitó mirarlo para saber de quien se trataba.

          -No me toque...-. Su tono de voz fue normal, pero resulto tan amenazante, que el silencio se hizo a su alrededor.

                 -Violeta por favor; yo no soy tu enemigo...-. David se acercó un poco más. Estaban rodeados por demasiada gente, y tenía que mantener las apariencias; él era un maestro y ella una alumna; pero le resultaba tan difícil contenerse.

          -Ummm...-. Una sonrisa torcida se formó en los labios de la joven, y el ángel sintió el deseo de expandir sus alas para envolverla entre ellas y demostrarle que era él quien estaba a su lado. -Ya no estoy tan segura de eso...

        Ante la declaración, la otra parte que luchaba por salir gano terreno en su interior, y apretó con más fuerza su agarre sobre ella. Quería detenerlo, en verdad quería hacerlo retroceder; pero cada vez que lo intentaba, esa otra mitad se volvía más fuerte.

         -Tú me conoces....-. Ella debía recordar su parte buena, esa que necesitaba recuperar por completo el control. -Sabes que no soy una mala... persona...-. Era un ángel, el chico bueno; necesitaba recordarlo. Aunque no estaba seguro si quería que ella lo entendiera; o él mismo -Lamento lo de antes. Por favor, hablemos en un lugar privado, para que pueda explicarte. Algo pasa conmigo y...

       -Dejo muy claro su punto hace un rato profesor. No hay nada más que hablar...

        Violeta no había dirigido su vista hacia él en ningún instante. No quería hacerlo, se negaba a enfrentarlo; pensaba que si lograba evitarlo el tiempo suficiente, sus palabras en algún punto se borrarían, así como el daño que había hecho en su interior con ellas. 

          -Tenemos mucho de qué hablar, pero no aquí...-. David se percató, que tanto Esteban como los demás, habían alejado a la multitud que aun curioseaba en los alrededores y a ellos mismos. Buenos amigos dándoles espacio. -Estas siendo un blanco fácil para los demonios, si te quedas...

        -Están siguiendo a Daniel...

      -¿Qué?

        -Maldita sea David, mira los cuervos. Están siguiendo a Daniel....

        Ella se liberó de su agarre, y avanzo unos cuantos pasos. La parvada que se había instalado sobre los edificios de la universidad, comenzaba a perder algunos de sus miembros, cuando varios pájaros se alejaron en la misma dirección que hizo la camioneta de la Detective. 

        El ángel se colocó a su lado y apretó los puños con fuerza, mientras recordaba como un par de noches atrás Leo había intentado matar a Daniel. Aun no le había contado a Violeta, y estaba seguro que no era una coincidencia que Malthus hubiese encontrado la manera de regresar a la tierra, y ahora estuviera vigilándolos.

         En ese instante Gabriel y Luc aparecieron en su campo de visión. Ambos venían corriendo hacia su dirección, y de vez en cuando miraban preocupados hacia el cielo; al darse cuenta de su presencia, Violeta se adelantó para alcanzarlos; y por primera vez, el semblante de su rostro mostro la confusión que le atacaba.

         -La detective se llevó a Daniel....-. Dijo de forma entrecortada, agarrándose a los brazos del nefilim con tanta fuerza, que este hizo una ligera mueca de dolor. -Y los cuervos...los cuervos son...

          -Ya lo sé. Nos cruzamos con ellos en la entrada del estacionamiento ¿Se lo llevó detenido, bajo que cargos?-.  Gabriel se dio cuenta que el cuerpo de Violeta sufría de espasmos, y sin pensarlo dos veces la abrazo contra su pecho. -Respira, vamos a solucionarlo...-. Comentó acariciándole el cabello, tratando de hacer que se relajara. 

      El día anterior no habían terminado bien, pero la forma en que ella corrió hacia él, le hizo darse cuenta que de cierta forma sus conjeturas sobre los hermanos estaban en lo correcto. Eran solo un par de jóvenes que no tenían a nadie más que los apoyara; y Gabriel no pensaba faltar a la promesa que se había hecho a sí mismo de cuidarlos. 

         Sabía que las cosas se estaban poniendo cada vez peor, pero ver a los demonios alrededor, no fue nada comparado con ver a David acercarse. Gabriel ahora sabía lo que era Violeta, y por lo tanto, sabía los efectos que tenía su presencia cerca de un ángel completo como su amigo. De hecho, le parecía un milagro que aun mantuviese sus alas intactas y contuviera la locura.

         -Solo lo iban a interrogar, Daniel aceptó ir con ella...




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