Alma Vendida

CAPÍTULO II

Damon estaba a punto de saludar alegremente al trío de jóvenes, cuando recordó que esto era una ocasión triste, y recobró la compostura.

No es que no le importara que Gabriel hubiese muerto; a decir verdad, le fastidiaba bastante este hecho. No solo por qué si estuviese vivo resultaría un pilar increíble entre las filas de Violeta; sino también por qué odiaba saber que un alma como la suya, hubiese terminado en manos de Leo. ¿Qué pretendía hacer con ella? Y pero aun ¿Cómo mierda hizo para utilizar los sellos del nefilim y abrir una puerta astral?

En cuanto a lo demás... era un demonio, no podían esperar que estuviera llorando en un rincón; cómo cierto idiota que conocía ¿Acaso lo rarito les venía de familia a Leo y David?

-¿Cómo está Violeta?-. Le preguntó Yaneth sacándolo de sus pensamientos

Su parte ego maníaca se sintió complacida al darse cuenta que ya lo relacionaban con la exorcista, al grado de preguntarle por ella... cuando obviamente al igual que ellos, estaba llegando.

-Demasiado tranquila...-. Respondió recordando la última vez que la viera horas atrás.

-Cuando lo escuché en las noticias, no podía creérmelo-. Luis le dio un ligero apretón a la mano que sostenía de su novia. -Digo, no es como si fuera un gran amigo, pero... es increíble...

-Aunque...-. Esteban se detuvo frente a las escaleras que conducían a la entrada de la funeraria, y dio un suspiro. -Sí que se hizo amigo de Violeta y Daniel...-. Sus ojos volvieron a sus acompañantes. -Él cual no sonaba muy bien cuando le llamé para preguntarle si era cierto...

-Sí, la verdad es que últimamente pasaban mucho tiempo con él o en la cafetería-. Yaneth empezó a subir las escaleras, y los demás le siguieron. -Incluso cuando fueron a detener a Daniel, Gabriel estaba allí... aun no creo que esté muerto.

-Y hablando de eso...-. Luis tocó el hombro de Esteban para llamar su atención. -¿Escucharon lo que pasó en la comisaría? ¿No te comentó nada Daniel? Estoy seguro que él estaba allí.

Esteban hizo una mueca pensativa, y después negó con la cabeza. La verdad es que ni siquiera lo había pensado; y de hecho, Daniel no le dio tiempo de preguntarle muchas cosas.

Estaban a punto de cruzar la entrada, cuando Damon sintió como si alguien lo estuviese mirando fijamente. El demonio apretó con fuerza la mandíbula, y abrió la puerta para que pasaran los demás, mientras despistadamente observo a su alrededor tratando de descubrir que pasaba; sin embargo, pronto entendió que ocurría.

Una mueca socarrona iluminó su semblante, y aunque sus ojos aún permanecían en un azul electrizante, era evidente que no había ni un gramo de humanidad en ellos. La diversión que suavizaba su gesto se borró conforme sus pies avanzaron, y cuando finalmente llegaron a dónde tenían el cuerpo de Gabriel, confirmó lo que sospechaba.

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Perder a Gabriel a manos de Leo, había sido un golpe duro para David; sin embargo, la realidad estaba muy lejos de como la imaginación del demonio aseguraba ocurría.

Respirando profundamente para mantener el control, David levantó la vista de la carta que estaba leyendo, y sus ojos chocaron con los de Susan. No estaba seguro de las ideas que se estaban formando en su cabeza, pero no encontraba otra explicación para lo que acababa de leer.

-¿Qué dijeron sus padres, o amigos?-. Su mano movió la hoja, para asegurarse de que supiera de qué estaba hablando.

-Sus padres no tenían idea de que estuviera mal; y la única de sus amigas con la que pudimos hablar, nos dijo que efectivamente conocía de su interés por Daniel... pero que no creía fuese algo tan extremo...-. LeBlanc tenía los codos apoyados sobre el escritorio, y las manos unidas como si estuviese a punto de rezar. -Antes no tenía ida del puto lio...-. Dio un ligero respingo al notar su vocabulario, y carraspeo al recordar que estaba frente a un maldito y verdadero ángel. -Lo siento... no sabía el lío que giraba sobre Violeta y Daniel; pero con lo que sé ahora, estoy segura esto no es normal. Todo lo inculpa a él... cómo si alguien buscara que esto sea así...

David frunció en el entrecejo, provocando que su angelical rostro se descompusiera en una mueca de preocupación. ¿Por qué en ningún momento se les ocurrió, que si Leo iba tras Violeta, también iría por Daniel? No siempre supo que no eran hermanos y era lógico que uno más uno, sumaran dos.

-Y bien ¿Qué piensas?-. Preguntó la detective intrigada, luego de que fuera él quien le cuestionara por qué insistía tanto en que el mayor de los hermanos Cábala era un asesino serial, antes de conocer la verdad.

En realidad, pensaba muchas cosas; el problema es que no sabía si era o no buena idea decirlas en voz alta. En especial a ella, quien de la noche a la mañana (literalmente) parecía estar enterada de todo, alegando que Gabriel fue quien se lo dijo. Podía ser un ángel, pero eso no significaba que pecara de bueno; él mejor que nadie sabía que tener plena fe en la humanidad era un error tonto.




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