Estaba centrada en dar indicaciones en la cocina para hacer un postre que llevaba días armado la receta, pero nadie me permite entrar a la cocina.
Se ha preparado todo un banquete que por su preparación no estará hasta mañana, pero nadie sabe para que, la verdad es que hoy es viernes y he decidido mandar un mensaje a mi esposo.
-Te estás esperando demasiado en cada indicación que has dado- dice Makey
-Si un poco, creo que llego la hora de hacerse cargo de todo, no puedo huir siempre de lo que me daña- digo con un suspiro
-Esta bien, solo dinos si debemos dejarte sola en casa, así nos iremos todos a mi villa, para que ustedes puedan hablar sin interrupción- dice Makey con algo tristeza
-Estaba por pedirlo, pero no estaba segura si hacerlo sabes que no deseo quedarme sola en este lugar si en caso no viene-digo algo triste.
-Si vendrá pero si no lo hace llámame le haré saber de lo que se ha perdido- dice el con molestia.
-Si no viene, no le molestaré más y nadie debe hacerlo- digo molesta también- yo no debo rogarle más por un poco de cariño, no soy una mendiga.
-Talvez ahora te ame- dice mientras me da la espalda para irse y estoy segura que oculta su amargura cada vez que habla de él.
Saco mi teléfono y envió un mensaje a Martín.
Martín.
Buen día, por favor hazle saber a mi esposo el siguiente mensaje.
Ven a verme...necesitamos hablar seriamente.
El jet privado lo estará esperando a las 8 de la noche en aeropuerto, organiza todo por favor.
Guarde mi celular y seguí con la faena de la comida.
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En la empresa....
Estaban en una reunión cuando el celular de Martín sonó con una notificación, justo cuando el exponía el trabajo que se ha realizado con la cadena de centros comerciales que se habían mandado a remodelar.
Anthon lo miró enojado, pero Martín solo suspiro, sabía que ese sonido en especial era de un mensaje de la esposa de su amigo y jefe, por lo que sacó el celular y abrió el buzón solo para sorprenderse de tal mensaje.
El hombre al frente ahora lo miró con rabia por haber interrumpido su trabajo por un mensaje que seguramente era de la esposa de su empleado.
Pero al ver que este se sorprendía de lo que leía y luego lo miró a él directamente, su curiosidad era más que su enojo.
Martín se alejó de donde estaba para darle el celular a su jefe. En cuanto leyó el mensaje el también se sorprendió, todos los presentes tuvieron curiosidad de saber que había pasado para que su jefe pasara de tener su rostro frío y sin expresiones a una de sorpresa, pero lo que más sorprendió fue el hombre al frente sonreía como un niño en dulcería, nadie lo había visto sonreír así. Estaban tan sorprendidos que olvidaron por un momento de que se trataba la reunión.
Por qué está mujer no me escribió directamente como lo hizo cuando se molestó por darle el número a su madre pensó él.
-Prosigue- fue todo lo que dijo Anthon, rápidamente volvió a su estado habitual y todos trataron de disimular su sorpresa.
Al terminar la reunión Martín y Anthon entraron al despacho, el hombre que iba delante de el estaba más que emocionado pues caminaba a toda prisa.
-Prepara todo para mi salida, sube y trae una maleta para el viaje, te quedas a cargo esta semana.- dice el hombre que estaba sentándose en su escritorio.-
-Tambien quiero que averigüe que fue lo que quería la madre de Camil que la molesto tanto.-dice serio.
-Ella quiere el corazón de ella a manera literal como si Camil fuera Blanca nieves, con la diferencia que es su propia madre la que ha pedido su corazón para que siga viviendo su hijo menor, el cual está en lista de espera de transplante de corazón.-
-Esa mujer sigue siendo tan cruel, a veces me pregunto por qué sigue ella sacrificando tanto por unos padres que parece que la odian a muerte. -dijo el molesto-hazme un favor, mientras no estoy mira cuantas acciones tenemos en la empresa de los Ross, según se está cayendo a pedazos y si sigue así tendremos que rescatarle o comprarle, que lo primero ya lo hice, pues son parte de nuestro grupo pero si siguen descuidando la empresa en estos días manda un equipo que se haga cargo y convoca una junta con sus accionistas y que saquen al padre de Camil del puesto de CEO. - como siempre dando órdenes antes que pedir un favor-
-Señor, ellos no quieren a Camil como su hija. Es como si ella no hubiese nacido, ya que ni siquiera el muchacho sabe que tiene una hermana, ella no conoce a si hermano más que en fotos. Además hay un trato bajo la mesa con un comprador extranjero del cual no sabemos nada-dice Martín.
-Sera mejor que dejemos la sociedad con Ross, así tendremos la oportunidad de comprarla y dársela a Camil; no dejes que suceda la compra- dice Anthon.
-No es necesario dejarla caer, solo deje su sociedad pero con discreción para no hacerla caer tan pronto, puede justificar que se ha divorciado de Camil . Así ellos no tendrian que negarse ya que sociedad nació por eso y puede morir por esa misma razón- dice Martín
-Veremos si eso resulta. Por el momento hay que vigilar que no nos afecte su caida-dice Anthon.
-alguna otra cosa señor Rinaldi- dijo Martín.
-Un consejo es todo lo que necesito de mi antiguo amigo- dijo Anthon-
-Sea todo oídos, no crea en nadie más que solo en su esposa ciegamente, solo así recuperará su confianza, su lealtad debe estar con ella. Ah... su esposa tiene un límite de las cosas, con todo el que trabaja o trata con ella. Si usted tiene que contestar con un si o no en algún momento no dude ni tiene que pasar tanto solo tiene 5 segundos para contestar, si es posible conteste de inmediato. No le gustan las dudas, así que no dude.
-¿Como sabes eso?-dice el hombre mirándolo fijamente.
-Es así como contrata a las personas, además que así es como elige amigos, nadie debe dudar de lo que dice y hace. Yo no lo había notado, la que me lo dijo fue Margot, ya que su esposa me considera su amigo también y no sabía como me había convertido en uno, entonces ella me explicó. "Sus reglas para ser amigos":no debo de dudar un segundo de ella, no debo estar de acuerdo en todo lo que hace y sobre todo ser fiel a mis principios...Me sentí orgulloso ese dia- dice el con algo de felicidad en sus ojos pero sin expresarla en su rostro.
-Entonces no soy nadie en su vida, ya que dudado de ella,no he sido fiel a mis principios, en lo unico que cumplo es que nunca estoy deacuerdo con ella- dice el con molestia-
-Sabe señor Rinaldi que a nadie le da segundas oportunidades, el único con ese privilegio es usted, ya que ha perdonado todo lo que hace incluso esta vez- dice el mirándolo con algo de enojo.
-Esta bien ya entendí, pero deja de llamarme así, cuando te pido un consejo, me siento como en la sala de un psicólogo-dice el masajeando sus cienes.
-Lo siento, usted ya no es mi amigo así que debo mantener distancia como mi jefe que es- dice el dandole la espalda- disculpe debo arreglar todo para su viaje.
Este no contesto, simplemente se dejo caer sobre el escritorio cuando su asistente salió.
-He perdido lo poco que tenía por una mujer sin escrúpulo alguno.- dijo en voz alta.
Luego salió de su oficina para entrar en la oficina que habían preparado cuando su esposa estuvo allí, ya que tenía curiosidad sobre algunos archivos a los que no podía acceder desde su computador.
Cuando entro todo estaba pulcro, como si nadie de allí se viera marchado y estuviera la oficina esperando por su ocupante. Pero lo que más llamó la atención fue un pequeño archivero detrás de el escritorio con un número extremadamente largo 5201314 el cual se enco traba en bloques del tamaño de su mano.
Encendió la computadora y busco los archivos, pero casualmente al intentarlo tenian acceso restringido. Se recostó en la silla pensando que clase clave podría tener. Luego de pensarlo un buen rato volteo hacia el pequeño archivero y coloco los nuevos que estaban en el.
Casualmente esta sirvió para entrar y se dio cuenta que era el diario digital de ella, casi siente que su corazón se detuvo en ese momento. Quería saber que era lo que escribía, pero solo de pensar en todo lo que había hecho no quiso hacerlo pues, eso ya lo sabia.
Prácticamente se sintió como un cobarde por no querer hacerlo pero en ese momento se dio ánimo así mismo diciendo que no podía leer algo tan privado.
Así que cerró la cesión y apagó la computadora. No había nada que ella escribiera que el no sabía. Puede que talvez escriba sobre lo que piensa y siente, pero después de recordó que la mayoría de diarios están hechos por las cosas que viven a diario.
Abandono su idea y se fue a su oficina. Cuando dieron las cuatro Martín entro apresuradamente.
-Señor es hora de salir para estar a tiempo en el aeropuerto. Ya todo está dispuesto para usted- dice informando.
-bien salgamos, en unas horas estaré allá, ¿sabes quién me recogerá?-dice el dudando-
-Mauro estará esperando, solo esperan que avise que ya tomó el vuelo- dice el mirando a su jefe.
Cuando salieron de la compañía el escribió a Camil.
-Camil porque me mandaste un mensaje atravez de Martín.
-te lo aclaro cuando estés frente a mi-
-ok-
La conversación acabó y por un momento el paisaje de la ciudad se volvió sombrío.
El se asomó a la ventana y todo le parecía triste como su corazón.
Hice sufrir tanto a mi Camil, que ahora merezco sufrir tanto o más que ella por todo lo sufrido.- pensó -
Al llegar al aeropuerto central de París un auto de lujo lo esperaba en el hangar del jet.
-Buenas noches señor Rinaldi- dice Mauro.
-Buenas noches A mi también me alegra verte, como ha estado Camil-dice el con cuidado
-ha estado mejor- lo dijo con sarcasmo que entendió perfectamente Anthon- la casa de sus abuelos está llena de alegría por la llegada de los pequeños Logan hacen cada cosa que hay que estar alerta todo el tiempo- dice el con una sonrisa-
-¿Logan está en la casa de mis abuelos?- dice el algo molesto -
-Todos los amigos de ella, las niñeras, seguridad, enfermeras, doctores, sus padres, creo que jamás había existido tanta gente en esa casa y sobre todo tantos al cuidado de ella.- dice Martín.
-Comparten mucho su tiempo juntos?- dice ahora sin ocultar su molestia.
-Claro, son padres de 4 niños de 2 años y dos recién nacidas, tienen que compartir tiempo juntos- esto lo decia para ver la cara de pocos amigos que colocaba Anthon con cada palabra-.
Asi se siente el que te busquen un reemplazo jefe- dice Martín para si mismo.
El siguió interrogando a Mauro todo el camino, hasta que el auto paró enfrente de la mansión. Martín creyó que nunca llegarían, en su vida había visto a su jefe hablar tanto con alguien y menos que tuviese tantas preguntas.
El hombre bajo del auto y miró a la mansión.
-Señor Rinaldi espero no se siga equivocando. Entre que la casa está casi sola para ustedes dos.- dice Mauro.
-¿Quien más esta allí?- dice el ahora con ironia
-La señorita Luisa-dice sin más.
El hombre se dirige a la puerta y en seguida es abierta por Luisa.
Compórtate como debe ser... - dejó la puerta abierta y subió al auto junto con Martín y Mauro