Amada amante.

La lectura

Ahora vas a esconderte -dijo nana viéndome cuando entraba a la biblioteca-
-Yo no me escondo, simplemente ya no quería estar allí- contesté
-¡Aja! crees que tu convences a una vieja como yo diciendo que no recuerdas nada del hombre que te trae babeando desde niña- dijo ella mirándome con picardía- 
-Nana no digas nada- dije asustada.
-Si quisiera decir algo ya lo hubiera dicho- contestó -
-Nana...-dije y ella me interrumpió alzando la mano-
-No me interesa la razón, pero Makey no merece que lo engañe niña- dijo nana con toda razón-
-Lo sé por eso me siento culpable- contesté-
-Eso es bueno, yo solo te seguí por que vi como te miraba Anthon y creo que ya sospecha algo después de esa llamada-dijo nana-
- Por eso salí de allí casi corriendo-dije culpable-
-No sabes mentir por que tu mirada te delata, solo manteniendo tu postura fría no logras delatar tus sentimientos e intenciones-dijo ella a manera de consejo-
-Lo tendré en cuenta de ahora en más-
Ella solo asintió y me dejó sola en ese lugar que ahora me parecía algo frío.
Me quedé un tiempo en la biblioteca buscando algo que leer para apaciguar mis temores con respecto a Anthon. Después de ver varias veces el estante encontré uno en particular que me gustaba.
Busque la seña de donde lo había dejado la última vez que lo leí y por un tiempo me perdí en sus líneas...
*******
Anthon...
Ya hacía un tiempo que la había visto salir de prisa del comedor y su mirada la delataba sobremanera.
-Quiere volverme loco- dije para mi en susurros mientras me dirigiría hacia las escaleras-
-Esta en la biblioteca- dijo nana adivinando lo que quería mi corazón en ese momento.
Caminé por el pasillo hasta llegar a la biblioteca y un atisbo de duda surgió por un momento. Luego despeje mi mente y entre ignorando su presencia.
Busque algún libro que me llamara la atención y por el rabillo del ojo vi la portada del libro.
-Esta mujer es tan pervertida- pensé al ver la portada del libro lleno de flores adivinando el nombre-
Saque el arte de la guerra y me dispuse a ojear sus páginas sentándome en uno de los sillones mientras ella estaba en el diván.
Fingiendo leer vi como sus delicados y blancos pies se frotaban entre sí; como apretaba sus piernas y las arrastraba por el diván subiendo y bajando sus rodillas, recorrí con la mirada cada centímetro su cuerpo, empezando por sus pies hasta sus piernas para luego detener mi mirada en sus manos, las cuales apretaban con fuerza el libro.
Mi curiosidad me llevó a ver su cara más detenidamente y entonces entendí que lo que leía ahora estaba algo subido de tono; sabía que,  cuando leía ella se metía tanto en la lectura que podría jurar que más de una vez tubo un orgasmo con ellos.
Observe su boca la cual se movía sin emitir sonido pero al mismo tiempo saboreaba no solo con su vista sino con su boca cada palabra por que solo provocaba que quisiera besarla y morder esos carnosos labios que me hacían recordar la primera vez que conocí esos labios. ¡¡Dios!! pase años pensando que solo era un sueño de borracho y que tal cosa jamás pasó; recordé como besé con delicadeza esos labios y como recorrí cada centímetro de su cuello, esos pechos; como dejo que le quitara sus pantys para hacerla tocar el cielo con su primer orgasmo.
No pude más...
Me levanté sin hacer ruido; ella seguía metida en su lectura así que me senté en el diván sin que se percatara de mi presencia observé más de cerca sus expresiones y movimientos.
Estaba seguro que estaba excitada en ese momento ya que apretaba sus piernas buscando sentirse mejor, como llevaba un pequeño short deportivo; sin pedir permiso metí mis dedos por la tela e invadí su espacio.
Casi al instante ella tiró el libro y me miró con asombro y preocupación.
Quiso decir o hacer algo pero de inmediato la inmovilice y bese sin darle tiempo de nada más que sacar un gemido de su garganta que murió en mi boca cuando introduje dos dedos en su interior comprobando mi suposición.
Con un poco más de fuerza logre abrir sus piernas para mi y volví a embestir con mis dedos dentro de ella para seguirla provocando aún más frotando con el pulgar su clitoris que se encontraba muy erecto...
Estaba tan excitada que sentía en mis dedos como palpitaba su interior e introduje otro más, cosa que la hizo arquear su espalda al volverla a embestir con fuerza.
Como tenía ambos brazos hacia arriba de su cabeza inmóviles ella solo pudo soltar el beso del cual era prisionera.
La mire extasiado al verla como buscaba más de mi contacto al menear sus caderas hacia mi mano.
Quiso hacer el esfuerzo de quitarme pero sus deseo era más fuerte, aunque aún seguía haciendo fuerza no era sufiente para liberarse, realmente no quería hacerlo ya que lo hubiese logrado desde hacía un tiempo; mientras eso mordi uno de sus pechos por encima de su camisa de algodón blanca, la cual dejaba ver sus marcados pezones que se encontraban rectos y no era por la leche ya que por tanta medicina su leche se secó.
-Adoro a esta mujercita mía- dije para mis adentros-
No deseaba forzarla a tener relaciones conmigo pero podía liberarla a ella y eso sería más que satisfactorio para mí.
Sin pensarlo dos veces le solté las manos y quite sus prendas y empecé a besarla y acariciar su cuerpo. Era un manjar que llevaba meses sin disfrutar y que anhelaba más que nada.
Recorrí despacio su cuerpo para no olvidar su delicada piel y ese aroma tan único de mi amada mujercita, seguí besando y mirdisqueando su cuerpo dejando pequeñas marcas que decían que era mía toda mía.
Cuando pose mi boca entre sus piernas un gemido muy fuerte se escucho en la biblioteca, parecía que llevaba tiempo esperando y anhelando esto, incluso más que yo; eso me lleno el pecho de orgullo pues apesar de todo seguía siendo el dueño de ella aunque lo negara mil veces toda ella era mía y le había perdido por idiota, pero ahora la tenía allí para mi, dispuesta, disfrutando de mis caricias...
Tome con fuerza su intimidad y al mismo tiempo jugué con mis dedos en su interior notando que su éxtasis estaba en la cúspide del momento; ella tomó mi cabellera esperando que la tomase con mucha más fuerza y eso hice.
Sabia que se había acostumbrado a ello, le encantaba y me encantaba; presione mi boca aún más en su vagina, apreté con mi mano su clitoris esperando que de un momento a otro su cuerpo se tensara para mi, lo cual hizo y para mi deleite ella gritó mi nombre y descargó todos sus jugos en mi boca la cual no aparte en ningún momento esperando que todo su cuerpo se liberara, hasta que dejara de vibrar por los espasmos del clímax que la albergaban.
Levante mi cabeza de entre sus piernas para verla aún respirando con dificultad pero con sus hermosos ojos azules ahora cerrados aún estaba disfrutando de la liberación de su cuerpo.
-Sigues siendo única, mi mujer, mi única mujer- dije en su oído-
Entonces vi cómo un sentimiento de culpa apareció en sus ojos apesar de él momento que acaba de vivir, tomo sus prendas y se vistió rápidamente.
-No hagas esto, yo no deseo ser la amante de nadie- dijo yéndose y dejándome otra vez con un grave problema-
-Camil, Camil, mi 'Amira ¿Qué deseas?¿que quieres que haga contigo?¡mujer caprichosa!-dije al aire-




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