☽☾ AZREY
Tatianne me mira con pesar; me encojo de hombros. Me he sentido estúpida antes, pero nada se compara a cómo me siento ahora.
—No te pongas triste, no puede ser tan malo si le dices la verdad —intenta animarme otra vez.
Una sonrisa se me escapa. ¿Que no puede ser malo? ¿Acaso finge que no sabe quién es Ahren?
—¿Recuerdas de quién estamos hablando? ¿Hace falta que te recuerde que ambas lo odiábamos por su carácter y forma de ser? Escuchaste lo que dijo la bruja de Hilda: que es cruel. Si antes no lo aceptaba y ahora lo reconoce, significa que no será nada fácil.
—Tienes razón, pero tú eres Azrey, tampoco eres fácil. ¿Qué quieres que haga? De verdad lo siento, me siento tan culpable.
—Debo ir a hablar con Glock, no puedo dejarle el trabajo tirado. Sobre todo sin saber lo que me espera. Al parecer no saben que tengo una hija. Hilda no conocerá a Lenny, no lo merece. Confié en ella. Es más, me importa muy poco que vaya a morirse o que su hijo no la perdone; por mí que se vaya al infierno. Le diré a Ahren la verdad. Si me va a odiar, que también la odie a ella por falsa.
—Az, no pienses desde tu espíritu vengativo. Deja que la vida se encargue de ella.
—Ah, sí. Pero no lo dejaré pasar. Si su hijo va a odiarme, no seré la única. Que pase sus últimos días retorciéndose. Como sea, no merece mis pensamientos. ¿La cuidas mientras regreso? Ah, por cierto… ¿puedo quedarme contigo en Manchester?
—Claro, las vacaciones no importan. No me perderé este novelón por nada. Estoy ansiosa por saber cómo se lo tomará. ¿Qué piensas de él como padre?
La miro fulminante.
—Tati, ahora no puedo ni pensarlo. Solo imagino su reacción, anula cualquier otro pensamiento. Salimos un año y tardó mucho más que eso en decirme que me amaba. ¿Cómo crees que va a reaccionar cuando le diga que tiene una hija?
—Es obvio que no te dará un abrazo, pero estoy segura de que sentirá algo. Lenny lo vale, además, si lo llama “papá” como lo dice a cada rato, estoy segura de que la amará.
—Qué bonito piensas. Ojalá estés cerca de la realidad, porque lo que yo espero de Ahren Belrose es que quiera iniciar una disputa por la custodia. No lo conoces tan bien como yo. Muy a mi pesar, sé que el amor que pudo tenerme no será suficiente para olvidar la humillación que le hice pasar.
Tatianne suspira, besa a Lenny y me dirijo a la repostería. Glock está en la caja con su bebé, su esposo, y Casey atiende.
—¿Por qué te ves tan deprimida? —me pregunta mientras hago mimos a Thiago.
—Por mi suerte. Siempre me quejo de ella y recién me doy cuenta de que muchas veces soy yo quien provoca los problemas. Vine a pedirte un tiempo, necesito ir de urgencia a Manchester. Debo solucionar un asunto personal. Volveré en cuanto pueda, ojalá no contrates a nadie.
—Tú ve. Aunque lo haga, aquí siempre tendrás un lugar. ¿Necesitas que haga algo por ti?
—No, no te preocupes. Voy a estar bien. Después te llamo y te cuento. Gracias por todo, Glock. Te veo pronto, ratoncito —revuelvo el cabello de Thiago.
Glock me acompaña a la puerta y, aunque me niego, me da algo de dinero. Es una excelente persona. Sus padres le dieron la espalda y pasó sola su embarazo hasta conocer a Jan. Dice que sabe lo que es ser madre sola, que por eso nos entiende. Aunque no sé si pensaría igual después de saber lo que hice y la razón por la que estoy en esta situación.
Camino de regreso y no puedo evitar pensar en Ahren, en recordar su expresión aquel día.
«Ojalá fueras gallina para retorcerte el pescuezo», pienso con los puños apretados al recordar a Hilda.
Compro algunas cosas para llevar y me detengo donde el casero; le aviso que estaré fuera y le pago un mes más con lo que me dio Glock.
Cuando llego, mi hija desayuna con el mismo gusto de siempre. Apenas me ve, me ofrece.
—Papá —me extiende la mano con verduras al vapor.
—Gracias, Tatianne.
—Sí, ¿a qué horas nos vamos? ¿Cómo harás todo?
—Lo pensaré en las tres horas de trayecto. ¿Me ayudas a recoger?
—Claro. Perdóname si esto me emociona. Sé que estás preocupada, pero yo creo que exageras. Fue un error y no fue tan tu culpa. No seas tan dura contigo.
Levanto las cejas y omito decir lo que pienso. Nunca me he hecho la víctima; de hecho, soy bastante descarada y quizá eso me ayude, pero no puedo evitar sentir el pecho apretado.
Mientras meto cosas en la maleta, imagino maneras de decirle todo. De algo debe servirme haber intentado decírselo dos veces.
Suspiro fuerte al pensar en lo que hizo su ex con su hermano.
—Ya está. ¿A qué horas nos vamos?
—En media hora. Déjame organizar a Lenny y dejar todo en orden.
Ella se ocupa de la despensa y mete lo que se dañaría para llevarlo. Yo me ocupo de Lenny. Mientras la aseo, busco en ella parecidos con su padre. Se parece mucho a mí: cabello rojizo, ojos verdes.
—Papá —le hago mimos.
—Maaamá —dice con una sonrisita mientras chapotea en el agua.
—¿Por qué eres así? ¿Sabes qué? Mamá necesita que le ayudes a conquistar un corazón.
—Mamáaaá —se me tira encima. La abrazo y, aunque me emociona que me llame, quiero que siga diciendo papá, que al verlo pueda llamarlo así.
Cuando salimos, Tatianne está al teléfono. Al terminar, me mira como si hubiera ganado la lotería.
—¿Todo bien?
—Sí. Acabo de mover algunas influencias y me han dicho que Ahren retoma desde hoy en el Hospital Manchester Royal. Toda la jornada, amiga.
—Podría ir a ver cómo está el panorama, buscar el momento adecuado para decírselo. Necesito pruebas. Hilda no quiere que se lo diga; obviamente le diré que todo fue su plan, se que lo negará.
—¿Tú crees?
—Ya no espero nada bueno de ese demonio disfrazado. ¿Lista para irnos?
Ella toma a Lenny en brazos y yo cargo los equipajes. Cuando llegamos a London Auston, compramos los billetes. Por suerte, no tardamos mucho en salir.