☽☾ AZREY
—No importa, Tatianne. No quiero perder mi tiempo en algo que ya no tiene sentido. La verdad sería relevante si de su parte existiera interés en conocerla, pero ¿sabes qué? Conozco tan bien a Ahren Belrose que lo último que hará será escucharme. Haré lo siguiente: le diré la verdad, me disculparé y dependerá de él si quiere formar parte de la vida de Lenny.
Tatianne niega con la cabeza, se acerca y carga a Lenny. Le besa la mejilla antes de volver a mirarme.
—Estaría bien si no lo amaras, si Lenny no estuviera en medio. Quizás su molestia tenga que ver con lo que hiciste, algo parecido a lo que le costó confesarte que te amaba. No sé con exactitud qué pasa por su cabeza, pero podemos cambiarlo. Amiga, tienes que reconocer tu error. Dices conocerlo, pero… ok, soy culpable por haberte apoyado, ayudé a arruinarlo. Ahora quiero ayudarte a enmendarlo. ¿Podemos al menos intentarlo? Por la conejita y por el amor que aún le tienes.
—Está bien. ¿Qué más sabes de lo sucedido?
—No se dice mucho, pero es cuestión de ir a la mansión. ¿Qué habrá sido de la casa que te regaló?
Me encojo de hombros.
—Hilda, dondequiera que estés, te odio por lo que hiciste, por haberme dejado con tu problema. No te perdono —murmuro con molestia.
—No te sirve de nada pensar así de un cadáver —responde Tatianne siguiéndome a la cocina—. Iré a ducharme para que vayamos.
Asiento, recibo a Lenny y termino de preparar el desayuno. No logro dejar de pensar en todo, aunque finjo concentrarme en lo que hago. Lenny está en silencio y eso no ayuda a que me distraiga.
Consigo tomar solo el jugo; Lenny come bien, como siempre. Cuando Tatianne regresa, se queda observándome.
—¿En qué piensas?
Le devuelvo la mirada con una sonrisa. Debe ser obvio. Le sirvo el desayuno y en silencio espero a que ambas terminen para llevarme a Lenny conmigo. El agua fría me alivia un poco. Vuelvo a ser yo, por más molesta que esté con Hilda, me duele su partida.
—Tuviste una abuela inoportuna, Lenny. Mira que morirse y dejarme con un problema como este. Pero claro, esa era su especialidad.
Lenny sonríe mientras intenta quitarse el moño que puse para mantener su peinado.
—Espero que todo salga bien —beso su cabecita.
Me organizo de prisa, me visto de negro, acorde con la situación. Recojo mi cabello y disimulo su color con un velo. Cuando salgo, Tatianne está ansiosa, como si fuéramos a una fiesta y no a un posible sepelio.
—La van a cremar, amiga. Supongo que no estarán mucho en casa; la familia y los cercanos siempre han sido pocos. ¿A dónde vamos?
—¿Puedes mirar en las redes sociales dónde será la cremación?
Lo hace, y aunque tarda unos minutos, encontramos el lugar. Decide pedir un Uber; no estamos en condiciones de conducir. Conforme nos acercamos, mis nervios crecen. Lenny parece emocionada.
—Es aquí —dice Tatianne.
Cancelo el Uber y bajamos. Compruebo por la gente y los vehículos que es el sitio correcto.
—Era su voluntad —corrijo el comentario de Tatianne sobre lo rápido del asunto.
—Bien, si la bruja lo quiso así, no hay nada que hacer. ¿Quieres entrar? Me quedaré con Lenny.
Asiento, beso a mi hija y me dirijo al interior. Cuando intento obtener información con el personal de seguridad, escucho una voz que reconozco.
—No eres bienvenida. Si eres lista, mejor vete. Ahren no quiere verte.
La miro de arriba abajo y me acerco.
—¿Y qué tal si le decimos la verdad del motivo de mis acciones?
Su rostro palidece, se sonroja.
—¿Qué verdad? ¿La de una traidora infiel? Una interesada reformada que supo que tendría una hija del idiota al que amaba y decidió dejar la comodidad.
—No. La de que estás tan loca como Hilda. Que decidiste aprovechar una mentira para alimentar tus sentimientos enfermizos por él. Lo sé todo, Yelika. Sé que tú, Hilda y Rayan lo planearon todo. ¿Qué crees que diría Ahren si lo supiera?
Se acomoda el cabello, molesta.
—Por suerte para mí y desgracia para ti, Hilda murió. ¿Cómo piensas convencerlo de que fue nuestro plan? ¿A quién crees que le va a creer: a una mentirosa infiel o a su hermosa prima, que siempre ha estado para él?
Aprieto los puños. Las ganas de arrancarle el cabello son tan grandes que guardo silencio unos segundos. Necesito ser más lista.
—Me creerá. Eso tenlo por seguro. Porque a pesar de todo lo que has hecho, Ahren jamás te verá como mujer. Estás obsesionada y morirás así: siendo solo la prima ante sus ojos.
Su risa cínica, acompañada del modo en que se roza los labios, me llena de celos. Por un instante siento que me delato, pero me obligo a recomponerme. La observo con la misma frialdad, con la misma burla que ella, recordándome que quizá no ha pasado nada entre ellos.
—¿Eso crees? Lárgate ahora que puedes. No sé por qué regresaste, pero vete. Ahren es y será siempre mío. Ni tú ni nadie logrará apartarlo de mí.
Intento hablar, sin embargo, me lo impide al echarse a andar con su actitud arrogante y presuntuosa. La sigo, pero me detengo sin pensarlo al escuchar la voz de Ahren. Me asomo y alcanzo a ver cómo ella le dice algo al oído; Ahren se gira. Me quedo paralizada, me mira, y no soy capaz de moverme ni siquiera cuando lo veo venir hacia mí.
—¡Ahren! —logro articular cuando llega a mi lado. El modo en que me mira no se puede describir—. Lo siento, muc…
Me sujeta del brazo y camina conmigo hacia la salida.
—Si tienes dignidad, no vuelvas a cruzarte en mi camino. Si te queda algo de vergüenza, vete ahora y procura…
—Papá —la vocecita de Lenny nos congela a los dos.
Ambos miramos en esa dirección, ahí está parada a escasos centímetros de nosotros, extendiendo los brazos. Lo hace hacia mí, es a mí a quien llama papá.
Me suelta de golpe al verla avanzar. Trago grueso. Lenny sonríe y se aferra a su pantalón.