El día del juicio por la custodia de Mateo había llegado. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba mi turno frente al tribunal. Sentada en la sala de espera, recordé todos los momentos compartidos con Mateo, cada risa, cada lágrima y cada pequeño paso que habíamos dado juntos. Estaba decidida a luchar por su bienestar y protegerlo de cualquier daño.
Finalmente, mi abogado me llamó y me condujo hacia la sala del tribunal. Martín, estaba sentado en el otro extremo de la sala, con una mirada desafiante en sus ojos. Me recordé a mí misma que estábamos allí por el bien de Mateo y que tenía que mantener la calma y la determinación.
El juez comenzó la sesión y ambos abogados presentaron sus argumentos iniciales. Mi abogado destacó mi dedicación y compromiso hacia Mateo, así como el hecho de que Martín había mostrado poco interés en asumir su responsabilidad como padre. Mientras tanto, el abogado de Martín intentaba cuestionar mi capacidad para cuidar de Mateo, alegando que yo no tenía un vínculo biológico con él.
Cuando llegó mi momento de declarar, me puse de pie frente al juez y hablé con voz firme pero llena de emoción:
—Su señoría, desde el momento en que Mateo entró en mi vida, su bienestar se convirtió en mi prioridad absoluta. Aunque no tengo un vínculo biológico con él, he estado allí para él en cada paso del camino. He compartido sus risas, sus lágrimas y sus sueños. He sido su madre en cada sentido de la palabra. Mateo merece un hogar lleno de amor, cuidado y estabilidad, y eso es lo que estoy dispuesta a brindarle.
Martín me miraba con desdén, pero no permití que eso me afectara. Sabía que estaba haciendo lo correcto.
Luego llegó el momento de los testimonios. Presenté pruebas de nuestro vínculo sólido y establecí cómo había sido testigo de la falta de interés de Martín por el bienestar de Mateo. Mis palabras eran respaldadas por testigos que habían presenciado nuestra relación y habían sido testigos de mi dedicación hacia Mateo.
Cuando el abogado de Martín tuvo su turno, trató de desacreditar mi testimonio y alegar que era insuficiente para demostrar mi idoneidad como madre. Sin embargo, confiaba en que las pruebas y el amor que había demostrado hacia Mateo hablarían por sí mismos.
Después de horas de argumentos y testimonios, el juez tomó un momento de reflexión. Mi corazón latía con ansias mientras esperaba su decisión.
Finalmente, el juez anunció su fallo:
—En consideración de los mejores intereses del menor, el tribunal concede la custodia completa de Mateo a…
Nota de autor:
Esta es la historia de una mujer dispuesta a luchar por el amor y la felicidad, desafiando las convenciones sociales y enfrentando los obstáculos del pasado. Es una historia de crecimiento, redención y la poderosa fuerza del amor incondicional.
Esta historia puede leerse de manera independiente, algunos personajes de Amando a Xenia serán mencionados de forma esporádica, pero eso no afectará el entendimiento ni la trama.
OBRA REGISTRADA, PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL.
Gracias infinitas por estar aquí,
Con amor,
Andrea RM.