Anthony se miraba frente al espejo, con la mano apoyada en su vientre aún plano, pero cálido.
—Creo… creo que puedo sentirlo —susurró.
Evan apareció detrás de él, rodeándolo con los brazos y apoyando el mentón en su hombro.
—Yo también lo siento —respondió, aunque sabía que era imposible aún. Pero lo decía con tanta convicción que parecía real.
Anthony apoyó su espalda en él, cerrando los ojos.
—¿Te das cuenta? Falta poco para el primer cambio visible.
Evan sonrió de una forma que mezclaba orgullo, posesión y ternura.
—No puedo esperar a que el mundo vea que llevas a mi familia dentro.
Anthony se ruborizó.
—A veces eres demasiado intenso…
—Y tú lo amas —susurró Evan, besándole el cuello.
Anthony no pudo negarlo Porque era verdad.
ELIAN Y LUCIEN: AMOR QUE SE APRENDEEn otra parte del valle, Elian caminaba junto a Lucien por un sendero elevado, iluminado por luces que flotaban sin cables. Elian hablaba por primera vez de sí mismo.
—Nunca tuve una infancia. Las órdenes empezaron antes de que pudiera hablar. No sé qué cosas me gustan. No sé qué comida prefiero. No sé qué soy cuando nadie me mira.
Lucien lo escuchaba sin interrumpir, con paciencia cálida.
—Entonces empezaremos por lo más simple —respondió—vTe gustará lo que te haga sentir vivo.
Elian lo miró de reojo.
—¿Como qué?
Lucien sonrió y tomó su mano.
—Como esto.
Elian se sobresaltó, pero no soltó la mano.
Sus dedos temblaban no de miedo, sino de descubrimiento.
—Nunca nadie quiso tocarme porque sí —confesó.
Lucien se detuvo frente a él, muy cerca.
—Entonces prepárate, porque pienso tocarte mucho.
Elian sintió algo que jamás había experimentado. Deseo. Propio. No impuesto. Sus labios se entreabrieron, sin saber qué hacer con la respiración. Lucien acercó su rostro.
—¿Puedo besarte?
Elian asintió. Y el beso fue suave. Tímido. Pero profundo como un despertar. Cuando se separaron, Elian apoyó la frente en la de él.
—Estoy aprendiendo a existir.
Lucien le acarició la mejilla.
—Y yo estoy feliz de ser quien te acompaña a hacerlo.
UN CAMBIO EN EL VIENTREEsa tarde, Anthony sintió algo extraño.
No dolor. No incomodidad. Una presión cálida. Delicada. Como un cosquilleo interno.
—Evan… ven aquí —llamó, con la voz temblorosa.
Evan llegó de inmediato.
—¿Qué pasa?
Anthony tomó su mano y la colocó sobre su abdomen.
—Siento algo.
Evan contuvo la respiración. Y entonces lo sintió también una vibración mínima, un pulso celular ampliado por el vínculo emocional. Sus ojos verdes se abrieron, brillando como cristales húmedos.
—Nuestro bebé ya se está formando.
Anthony comenzó a llorar, riendo al mismo tiempo.
—Tenemos un hijo, Evan ¡un hijo!
Evan lo abrazó tan fuerte que casi lo levantó del suelo.
—Prometo amarlos. A los dos. Para siempre.
EL PLAN ALTERNATIVO DESPIERTAMuy lejos de ellos, en un laboratorio abandonado fuera del valle, un dispositivo se activó solo. Luces rojas encendieron una cápsula metálica. Dentro, un ser humano abrió los ojos. Programado. Entrenado.
Nacido solo para una misión. Una voz automatizada habló:
Objetivo: Anthony Beaumont.
Orden: Eliminación silenciosa.
Tiempo estimado: 21 días.
El ser respiró por primera vez. Y sonrió. Esa noche, Anthony, Evan, Dorian, Alistair, Lucien y Elian cenaron juntos por primera vez.
Había risas.
Brindis.
Pequeñas bromas.
Evan no dejaba a Anthony alejarse ni un metro.
—Lo miras como si fuera a evaporarse —bromeó Dorian.
Evan respondió sin vergüenza:
—Si pudiera, lo ataría a mí con los brazos.
Anthony lo empujó suavemente, sonrojado.
—Eres insoportable.
—Y te encanta —dijo Evan, robándole un beso.
Todos rieron. Incluso Elian. Por primera vez. Lucien se quedó mirándolo, fascinado. Cuando la cena terminó y todos se retiraron….Una pantalla holográfica en el centro del valle cambió sola. Sin que nadie la hubiera programado. Sin que ningún sistema la reconociera. La imagen mostraba:
Anthony, dormido.
En su cama. En su hogar. Grabado desde el interior del dormitorio. Evan despertó por una sensación extraña y vio la luz de la pantalla a través de la ventana. Se levantó.
Miró. Y su rostro palideció.
—Anthony… —susurró con la voz rota—
Alguien estuvo dentro de nuestra casa.
Anthony despertó sobresaltado.
—¿Qué… qué sucede?
Evan lo tomó del rostro, temblando por primera vez en su vida.
—No estamos solos.
Y la imagen cambió una vez más. Mostraba un mensaje:
21 días..