UN DESPERTAR DULCE
Anthony despertó lentamente esa mañana, envuelto en el abrazo cálido de Evan. Ambos estaban tan cerca que sus respiraciones parecían sincronizadas. Evan dormía profundamente, por primera vez desde el incidente. Su rostro relajado, sin tensión, sin furia, sin miedo. Anthony lo observó en silencio y sonrió.
—Mi guardián —susurró, acariciándole la mejilla.
Evan abrió un ojo, medio dormido.
—Mm… tuyo —murmuró, atrayéndolo más fuerte contra su pecho.
Anthony rió, escondiendo el rostro en él.
—Duermes como un oso cuando no estás paranoico —bromeó.
—Y tú como un gatito —replicó Evan, aún entre sueños— Uno precioso que no quiero que nadie toque.
Anthony le mordió suavemente el labio.
—Evan compórtate.
—No quiero —respondió él, abrazándolo como si estuviera hecho de miel y cristal al mismo tiempo.
ELIAN DESPIERTA EN EL AMORMientras tanto, en el departamento de huéspedes, Elian preparaba café por primera vez.
Nunca había cocinado.
Nunca había medido café.
Nunca había hecho algo tan banal como mezclar azúcar.
Pero hoy quería hacerlo. Porque Lucien venía a desayunar. Elian practicaba mentalmente:
—Buenos días, Lucien. No, muy formal.
—Hola… eh… traje café. Suena idiota.
—¿Dormiste bien? Parezco tu madre.
Suspiró, desesperado.
—¿Cómo se supone que uno conquista?
No tuvo tiempo de averiguarlo. Tocaron la puerta. Elian casi tiró la taza. Lucien apareció con el cabello un poco despeinado y una sonrisa peligrosa.
—¿Estás nervioso? —preguntó divertido.
Elian bajó la mirada.
—Mucho.
Lucien se acercó.
—Me gusta.
—¿Que… que me ponga nervioso?
Lucien tomó su rostro y lo besó, lento, suave.
—Que sientas algo por mí — susurró contra sus labios.
Elian lo abrazó torpemente pero con tanta sinceridad que Lucien se derritió.
PASEO EN ELDERMOONEsa tarde, los cuatro salieron juntos: Evan y Anthony caminando adelante, tomados de la mano. Elian y Lucien detrás, rozándose los dedos como adolescentes. El sol iluminaba las calles de Eldermoon. Los autos pasaban flotando suavemente. Las pantallas holográficas mostraban nuevas fotos de Evan para Arthemis: él posando con chaquetas futuristas, telas luminosas y joyas que parecían constelaciones.
Uno de los anuncios mostraba a Evan mirando a cámara con una sonrisa tan intensa que Anthony se sonrojó. Lucien comentó:
—Evan, debo reconocerlo. Pareces un dios del deseo ahí arriba.
Evan rió y tiró suavemente de Anthony hacia él.
—Soy un dios solo para uno —dijo, besando la frente del rubio.
Anthony escondió la cara, avergonzado y feliz. Elian los observó con una mezcla de ternura y esperanza.
—¿Crees que nosotros podamos ser así algún día? — preguntó a Lucien.
Lucien le tomó la mano con absoluto orgullo.
—Nosotros ya somos algo. Y será tan grande como tú quieras.
Elian se sonrojó como nunca.
ELIAN DESCUBRE EL MUNDOLucien llevó a Elian a un parque donde los niños de Eldermoon todos varones jugaban mientras sus padres charlaban en bancas rodeadas de flores y paneles solares. Elian los observó fascinado.
—Nunca vi esto. Hombres criando hijos.
Hombres riendo juntos. Hombres sin miedo.
Lucien apoyó su cabeza en el hombro de Elian.
—Aquí no somos excepciones. Somos la norma.
Elian cerró los ojos.
—Quiero… quiero vivir aquí. Quiero quedarme.
Lucien sonrió.
—Entonces quédate conmigo.
Elian lo abrazó fuerte. Y por primera vez en su vida no sintió miedo de sentir.
ANZUELOS DE FELICIDADEsa noche, los cuatro cenaron juntos. Anthony cocinó (Evan lo vigiló para que no quemara la cocina), Lucien trajo vino ecológico, Elian preparó postre y se puso nervioso cuando todos lo miraron.
—¿Esto… está comible? —preguntó.
Lucien lo abrazó por la cintura.
—Si tú lo hiciste, lo comeré todo.
Evan soltó una carcajada.
—Eso sonó más caliente de lo que crees.
Anthony le pegó en el brazo.
—¡Evan!
Pero todos rieron. Incluso Elian. Por primera vez, había una mesa llena de amor. Risas.
Futuro. Anthony tomó la mano de Evan bajo la mesa.
—Estoy… tan feliz —susurró.
Evan lo miró como si fuese el universo.
—Voy a mantener esa felicidad. Cueste lo que cueste.
Anthony no notó la sombra en esas palabras. Aunque Elian sí lo hizo. Pero no dijo nada..No quería arruinar la noche perfecta. Cuando cada uno regresó a su departamento y la noche cayó. El asesino revisó en silencio las grabaciones de ese día. Las repasó una por una.
Anthony sonriendo.
Anthony riendo.
Anthony tomando el brazo de Evan.
Anthony tocándose el vientre.
Anthony cocinando.
Anthony besando a Evan.
Anthony abrazando a los amigos.
Cada gesto.
Cada risa.
Cada muestra de amor.
Todas eran analizadas, una tras otra. Finalmente, el asesino inclinó la cabeza y murmuró:
—Ahora sé exactamente cómo romperlos.
Y apagó la pantalla.