Amantes de Cristal

EL PRIMER TEMBLOR

UN DÍA PERFECTO AL MENOS AL PRINCIPIO

El sol bañaba Eldermoon con luz cálida, y Anthony se sentía pleno. El vientre aún no mostraba cambios visibles, pero él lo acariciaba constantemente, como si pudiera sentir la presencia microscópica del bebé iluminándole el pecho..Evan preparaba el desayuno mientras lo observaba con devoción absoluta.

—Te ves hermoso esta mañana —dijo, acercándose para besarlo en la mejilla.

Anthony sonrió.

—Me lo dices todos los días.

—Porque es verdad todos los días.

Anthony se rió y le golpeó el brazo. Elian y Lucien habían aceptado encontrarse con ellos para caminar por el Boulevard de las Flores, un sector famoso de Eldermoon donde los paneles solares alimentaban jardines que brillaban a diferentes colores según la hora del día. En apariencia, sería una salida normal perfecta incluso. En apariencia.

LA SOMBRA QUE OBSERVA

A pocas calles de distancia, oculto bajo un sistema de camuflaje óptico que lo hacía parecer un transeúnte más, el asesino observaba desde un banco. Su rostro no destacaba. Su ropa tampoco. Pero sus ojos fríos analizaban cada movimiento de Anthony.

Sus gestos. Su sonrisa. Su mano acariciando el vientre. La forma en que Evan se mantenía pegado a él. Y sus labios se curvaron apenas.

El primer paso debía parecer un accidente.
Uno tan pequeño que nadie sospechara.

UN PASEO LLENO DE LUZ

El Boulevard era espléndido. Flores que brillaban de azul y oro. Paneles de cristal líquido que cargaban energía con cada rayo solar. Aves-bot fabricadas para polinizar.
Jardines que cambiaban de forma al paso de los visitantes. Anthony estaba fascinado.
Evan, solo fascinado por Anthony.

—Me siento… en un sueño —dijo Anthony mirando una fuente que proyectaba constelaciones de agua.

—Tú eres mi sueño —respondió Evan, sin vergüenza.

Anthony se rio, ruborizado. Detrás, Lucien y Elian caminaban lentamente, tomados de la mano. Elian no podía dejar de sonreír.

—Nunca pensé que un lugar así existiera —susurró — Y nunca pensé sentirme tan feliz.

Lucien lo observó como si fuera el milagro más delicado.

—La felicidad te queda bien.

Elian bajó la mirada, rojo como un niño.

EL PRIMER ATAQUE

Todo ocurrió en segundos..Evan se alejó dos pasos de Anthony para comprarle una bebida refrescante en un puesto cercano. Anthony se quedó conversando con Lucien, mientras Elian miraba las flores. Y entonces un zumbido.

Suave.
Inofensivo.
Como el sonido de un dron común de la ciudad.

Anthony levantó la vista. Un pequeño dron flotaba sobre su cabeza. Pero había algo extraño. Tenía el logotipo de Eldermoon pero difuminado. Las hélices vibraban de forma irregular. Anthony dio un paso atrás.

—¿Ese dron? —preguntó.

Lucien frunció el ceño. Elian lo sintió antes que nadie.

—¡Cuidado!

El dron se desplomó de golpe directo hacia Anthony. Evan lo vio caer desde el puesto. Y su cuerpo reaccionó antes que su mente.

—¡¡ANTHONY!!

Corrió con una velocidad brutal. Inhumana.
Desesperada. El dron impactó contra el suelo a centímetros del rubio, explotando en una lluvia de chispas y metal caliente. Anthony cayó hacia atrás, sorprendido. Lucien lo atrapó antes de que tocara el piso.

Elian lanzó un grito ahogado. Y Evan llegó un segundo después, levantando a Anthony entre sus brazos como si pesara nada.

—¿Estás bien? ¿Te lastimó? ¡Anthony, mírame! —Evan estaba lívido, temblando, los ojos verdes abiertos con un terror puro.

Anthony respiró hondo.

—N-no me tocó… Evan… estoy bien.

Evan cerró los ojos y lo abrazó con tanta fuerza que a Anthony le faltó el aire.

—Pudo haberte matado —susurró Evan con una voz rota— Pudo haberte matado a ti y a nuestro bebé…

Anthony acarició su rostro, intentando calmarlo.

—Fue un accidente solo eso.

Pero Elian habló, pálido:

—Eso no fue un accidente..El sello del dron estaba falsificado. Y la trayectoria fue directa. Programada.

Lucien asintió, grave.

—Alguien manipuló uno de los drones ecológicos de vigilancia. Solo un experto externo podría haberlo hecho.

Evan apretó a Anthony contra su pecho, los labios temblando.

—No volverás a salir de casa sin mí. ¿Entendido? No. Volverás. A salir. Sin mí.

Anthony abrió la boca para protestar. Pero Evan lo calló con un beso desesperado.

—No voy a perderte —susurró— A ninguno de los dos.

UNA DECISIÓN QUE CAMBIA TODO

Más tarde, ya en el departamento, Anthony estaba sentado en el sofá con una manta, todavía un poco alterado. Evan estaba frente a él, de pie, como un guardián hecho de músculo, amor y miedo.

—Evan —Anthony intentó hablar.

Pero Evan negó con la cabeza.

—Voy a protegerte. No importa lo que cueste. No importa a quién tenga que enfrentar. Yo te mantendré vivo.

Anthony lo miró con una mezcla de ternura y preocupación.

—No quiero que tengas miedo.

—No tengo miedo —respondió Evan con voz baja— Tengo amor. Y cuando amas así no se teme a la muerte. Solo a la pérdida.

Anthony se levantó y lo abrazó.

—Siempre estaremos juntos, Evan.
Siempre.

Pero Evan tembló. Como si supiera algo que Anthony aún no. A tres edificios de distancia, sobre un balcón oculto entre estructuras solares. El asesino observaba con un visor térmico.

—Interesante —susurró al ver el análisis biométrico— El modelo reacciona con velocidad inusual. Una variable que debo ajustar.

Apretó un botón. En su visor apareció una frase:

AJUSTE 1 ACTIVADO: PRÓXIMO INTENTO — DOS DÍAS.

El asesino guardó el visor.

—El primer aviso ya lo recibió —murmuró con voz tranquila— El siguiente será más preciso.

Y desapareció entre las sombras luminosas de Eldermoon.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.