Amantes de Cristal

EL GRITO DEL GUARDIÁN

EVAN YA NO PIENSA, ACTÚA

A la mañana siguiente, Evan ya no era un hombre. Era un huracán. Un rayo. Un arma viviente impulsada solo por amor y rabia. Anthony despertó solo en la cama por primera vez en días. El espacio a su lado estaba frío. Se incorporó, alarmado.

—¿Evan?

Lucien apareció en la puerta del dormitorio, pálido.

—Anthony, Evan fue al Consejo Mandatario.
A presentar una queja formal.

Anthony abrió los ojos, horrorizado.

—¿Qué? ¿Él solo?

—Sí —respondió Lucien— Y está muy, muy alterado.

Elian, detrás de él, añadió con voz temblorosa:

—Creo que va a cambiar Eldermoon completo.

Anthony sintió un escalofrío. Evan frente al Consejo Supremo con esa mezcla explosiva de furia y amor. Dios.

LA SALA DE DECISIONES — DONDE TIEMBLA LA LEY

La sala del Consejo Mandatario era un círculo perfecto, de paredes blancas y pantallas flotantes que mostraban la energía vital del valle. Cinco hombres mayores, elegantes, sabios, presidían la mesa central.

Y frente a ellos, Evan Hale. Alto. Hermoso.
Pero con el fuego de un volcán activo en los ojos. Uno de los consejeros habló:

—Señor Hale, nos informaron que venía con urgencia. ¿Cuál es su queja formal?

Evan apoyó las manos sobre la mesa, inclinado hacia adelante.

—La seguridad de Eldermoon es una mentira.

Los consejeros se tensaron.

—Explíquese —pidió otro.

—Un asesino se infiltró en este lugar, superó todos los sistemas, obtuvo acceso al edificio donde vivo con Anthony, y se instaló en el piso de arriba sin ser detectado.

Mostró un archivo holográfico con videos alterados que Alec había dejado… sin saber que serían su ruina.

—Ese hombre planeaba asesinar a mi pareja.
Y al hijo que él está gestando.

Murmullo general. Impacto absoluto.

—Pero lo más grave — continuó Evan — es que sabemos quién lo envió.

Abrió el segundo archivo. Datos biométricos del asesino. Vínculos financieros con el padre de Claudia. Historial de entradas falsificadas. Los consejeros se quedaron helados. El tercero habló, ronco:

—¿Está usted afirmando que fue enviado por el padre de la joven prometida de Anthony Beaumont, cuya unión fue rechazada públicamente?

—No lo afirmo — replicó Evan con voz baja y peligrosa— Lo DEMUESTRO.

Activó la tercera y última prueba: Un mensaje interceptado del padre de Claudia a Alec:

Veintiún días. Elimina al muchacho. Si es necesario, destruye también a su pareja.

Un silencio mortal cayó sobre la sala. El consejero mayor se levantó de inmediato.

—Guardias. Arresten al infiltrado. Ahora.

ARRESTO EN EL PISO SUPERIOR

El asesino, disfrazado aún de Alec , estaba preparando su próxima estrategia cuando la puerta de su departamento explotó hacia adentro. Guardias armados entraron en formación perfecta.

—Alec Harthor, queda arrestado por infiltración, suplantación, intento de homicidio y terrorismo tecnológico —gritaron.

Alec levantó las manos con falsa calma.

—Vaya, esto es inesperado.

Pero cuando intentó activar su camuflaje, un inhibidor electromagnético lo bloqueó. En segundos, su verdadera apariencia quedó expuesta. Los ojos de los guardias se agrandaron.

—¡Es un operador bioprogramado!
¡Llamen refuerzos!

Alec solo sonrió.

—Llegaron tarde.

Lo inmovilizaron con correas energéticas y lo arrastraron fuera del departamento. Por primera vez el asesino parecía humano.

Quebrado.
Irritado.
Derrotado.

Pero no vencido.

ANTHONY SE ENTERA

Lucien y Elian llevaron a Anthony al Consejo tan rápido que casi lo cargaron. Cuando Anthony entró en la sala, vio a Evan. No como un soldado. No como un guardián. Como un hombre desesperado. El consejero mayor habló:

—Señor Beaumont queremos informarle que el asesino enviado para matarlo ha sido arrestado.

Anthony se quedó helado. Sintió una corriente fría recorrerle la columna.

—¿A… asesino…? —susurró.

Evan cruzó la sala en dos pasos y lo tomó en brazos.

—Anthony, amor escúchame. Estuvo en nuestro edificio. En el piso de arriba. Te habló. Se presentó como vecino.

Anthony se llevó las manos a la boca.

—No… no… ¡NO! Ese hombre estuvo frente a mí, me sonrió ¡me dio la mano!

Elian lo sostuvo por un brazo cuando Anthony tambaleó. Lucas murmuró:

—Anthony lo engañó a propósito. Eras su objetivo.

Anthony sintió náuseas.

—Evan ¡yo hablé con él! ¡Hablé con mi asesino! Si tú no hubieras estado conmigo si hubieras estado lejos ¡me hubiera matado!

Evan lo abrazó con tanta fuerza que casi lo levantó.

—Por eso no te dejaba solo. Por eso….por eso….¡por eso no dormía!

Anthony lloró contra su pecho.

—Evan lo siento no te tomé en serio…

Evan lo acunó como si fuera más frágil que vidrio.

—Mi amor nunca vuelvas a dudar de mí.
Yo siempre sentiré el peligro antes que tú.
Porque tu vida es la mía.

Los consejeros guardaron silencio. Nadie había visto un amor tan salvaje y tan puro a la vez. Finalmente, el consejero mayor habló:

—Anthony Beaumont… Eldermoon le debe una disculpa. Le fallamos. Pero le prometemos algo: el infiltrado será interrogado y no volverá a amenazarlo jamás.

Anthony tembló, sosteniéndose del brazo de Evan.

—¿Lo van a interroga hoy?

Lucien asentó.

—Sí. Esta misma noche.

Anthony respiró hondo.nY por primera vez en su vida tuvo miedo real. Pero luego miró a Evan. A sus brazos. A sus ojos verdes. A la fuerza que ardía en su pecho. Y supo algo: Mientras ese hombre existiera. Nunca estaría solo

La celda era blanca, silenciosa, fría. El asesino ya sin su fachada amable, sin su falsa sonrisa estaba arrodillado en el centro, con las manos sujetas por anillos energéticos.




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