EL DÍA QUE EL MUNDO CAMBIÓ
Eldermoon amaneció distinto. Un aire tibio, casi dorado, cubría la ciudad. Los paneles solares reflejaban una luz suave, armoniosa. Y en una de las clínicas más prestigiosas Anthony estaba a punto de entrar a quirófano. Evan caminaba a su lado, sin soltarle la mano ni un segundo.
—Respira conmigo, mi amor — susurraba Evan— Aquí estoy. No te voy a soltar.
Anthony intentaba sonreír, pero los nervios lo tenían pálido.
—No sé por qué estoy tan asustado, tanto movimiento, tanta gente…
—Porque hoy nace nuestro hijo —dijo Evan con voz ronca— Porque hoy cambia todo.
Anthony soltó una pequeña risa nerviosa.
—Mi corazón parece un tambor…
—Y el mío una tormenta — susurró Evan.
Elian, Lucien y varios amigos esperaban fuera, pero Evan entró con Anthony hasta la línea permitida. Allí lo detuvieron.
—Señor Hale, puede acompañarlo hasta aquí. Lo llamaremos cuando finalice.
El mundo de Evan se redujo a dos palabras: Déjenme pasar. Pero Anthony lo calmó con una caricia en el rostro.
—Estaré bien. Es una cesárea programada, Evan. Todo saldrá perfecto.
Evan apoyó su frente en la de él, cerrando los ojos.
—Te amo. Te amo tanto que me duele respirar.
Anthony sonrió, suave.
—Entonces respira conmigo. Por él. Por nuestro bebé.
Se besaron, un beso breve, tembloroso y lleno de vida. Luego Anthony entró al quirófano. Y Evan se quedó afuera, con los puños cerrados, esperando. Rezando. Contando cada segundo como si fuesen siglos.
EL NACIMIENTOLa cesárea fue rápida, precisa, casi silenciosa. Y entonces, un llanto pequeño, claro como cristal, llenó la sala..Anthony sintió cómo su mundo se deshacía en luz.
—Es ¿es él? —preguntó con lágrimas en los ojos.
La médica sonrió.
—Sí, Anthony..Tu hijo está aquí.
Se lo mostraron envuelto, pequeñito, rosado, con cabello rubio casi blanco los ojos cerrados, pero el mismo arco suave de las cejas que Anthony tenía de bebé. Anthony lloró abiertamente.
—Evan…. Evan tiene que verlo.
Detrás de la puerta, Evan escuchó ese llanto y cayó de rodillas.
—Es él —susurró— Es nuestro hijo…
Cuando Evan entró, aún con batas protectoras, Anthony tenía al bebé en brazos..Evan se detuvo en seco..No podía moverse..Era demasiado..Demasiado perfecto. Demasiado hermoso.
—Evan —susurró Anthony, con lágrimas brillando—.Míralo.
El bebé abrió los ojos por primera vez. Un azul profundo, infinito, idéntico al de Anthony..Y en cuanto vio a Evan sonrió. Un gesto pequeño, casi involuntario pero real. Evan llevó una mano a su boca.
—Oh Dios. Es Anthony. Es… completamente Anthony.
Anthony rió suave.
—Tiene tu fuerza, Evan. Lo siento en su piel, en su energía. No es solo mío, también es tu hijo.
Evan se acercó, con pasos torpes, como si temiera romper la escena.
—¿Puedo?
Anthony asintió.
Evan tomó al bebé con un cuidado tan tierno, tan reverente, que toda la sala quedó en silencio. Nadie había visto a un hombre tan fuerte volverse tan suave en un solo instante.
—Hola, pequeño — susurró Evan — Soy tu papá.
El bebé dejó de llorar de inmediato. Se acomodó contra su pecho, envuelto en su calor. Anthony lloró..Evan lloró. Hasta los médicos sonrieron. Era la imagen del amor hecho vida.
REGRESO A CASACuando volvieron a su departamento, Eldermoon entero los recibió con serenidad.
La luz parecía más cálida. Las plantas solares emitían un brillo más azul. Anthony iba en silla de ruedas, aún adolorido por la cirugía. Evan empujaba detrás, con una mano en la silla y la otra sobre la cuna portátil donde dormía el bebé. Y desde ese día, Evan no se separó jamás de ellos.
No un segundo.
No un respiro.
Dormía con la cuna a un lado. Comía sin soltar la mano de Anthony. Miraba el monitor del bebé con ojos de lince. Se había vuelto un guardián absoluto. Pero ahora, protector por amor no por miedo.
EL BEBÉ QUE SIENTE TODOEl niño, a quien decidieron llamar Aurelian, tenía un don extraño. Respondía a las emociones de sus padres. Cuando Anthony reía, Aurelian movía las manitos y emitía pequeños sonidos de alegría. Cuando Evan se acercaba, el bebé giraba la cabeza hacia él, reconociéndolo al instante. Pero lo más sorprendente ocurrió una tarde.
Anthony se sintió abrumado por el dolor de la cesárea y una punzada de tristeza por su fragilidad física..Sus ojos se llenaron de lágrimas. Aurelian estaba dormido. Hasta que no lo estuvo. De repente abrió los ojos y lloró, pero de forma suave como si no llorara por hambre ni frío sino por empatía. Anthony se sorprendió..Evan lo alzó de inmediato.
—¿Qué pasó, pequeño?
El bebé tocó la mejilla de Anthony con sus dedos diminutos. Anthony tembló.
—¿Evan tú viste eso?
—Sí. Es como si sintiera lo que tú sientes.
Anthony se secó las lágrimas.
—Evan, nuestro hijo tiene una conexión emocional con nosotros.
Evan sonrió, orgulloso.
—Claro que la tiene. Porque nació del amor más intenso del mundo.
Aurelian dejó de llorar apenas Anthony lo abrazó. Se calmó. Respiró. Se durmió sobre su corazón. Como si ese fuera su hogar natural. Y lo era.
UNA FAMILIA INDESTRUCTIBLEEvan los observó a ambos mientras dormían juntos en la cama. Anthony con una mano cruzando el pecho del bebé. Aurelian respirando tranquilo, como si el universo entero fuese perfecto..Y Evan sintió algo nuevo, gigante, hermoso: Paz.
Ningún asesino podía tocarlos. Ningún padre manipulador podía entrar a Eldermoon.
Ningún odio del exterior tenía acceso a este santuario. Su familia estaba a salvo. Y él, Evan Hale, lo protegería hasta el último latido. Se acostó junto a ellos, acariciando la cabeza de Anthony.
—Mi amor todo lo que sufrimos nos trajo aquí.