EL BEBÉ QUE MUEVE EL MUNDO

AURELIAN DESCUBRE QUE TIENE PODERES SIN SABERLO

A la mañana siguiente, Aurelian despertó muy temprano. Anthony apenas abrió un ojo cuando sintió algo extraño: la manta de la cuna empezó a flotar.

—Evan —susurró Anthony, palmeando la cama— Evan, despierta.

Evan reaccionó como un tigre: se incorporó, adoptó postura de defensa y casi usó su fuerza para atacar al aire.

—¿QUÉ PASÓ? ¿QUIÉN ENTRÓ? ¿QUIÉN TOCÓ A MI HIJO?

Anthony señaló con el dedo.

—La manta. La manta está… está levitando…

Evan se congeló. Miraron la cuna. Y sí. Aurelian, completamente despierto, agitando sus manos gorditas estaba haciendo flotar su propia manta. Como si fuera un espectáculo personal. El bebé emitió un sonido de pura alegría:

—Aaaaah… ¡aaaah!

Y la manta hizo un giro gracioso en el aire. Anthony rió, maravillado.

—Evan nuestro hijo tiene poderes.

Evan, en cambio, abrió los ojos de par en par.

—Anthony......Anthony, no te muevas. No sabemos si su poder es estable..¿Y si explota? ¿Y si se lastima? ¿Y si la manta lo…?

Pero Aurelian lanzó una pequeña carcajada y la manta cayó suavemente sobre su cara. Evan gritó.

—¡NOOOO! ¡NOOOO! ¡SE ESTÁ AHOGANDO!

Anthony, rodando los ojos, retiró la manta con una mano. Aurelian sonrió satisfecho.

—¿Viste? —dijo Anthony — Está bien. Tiene tu dramatismo, eso sí.

Evan se indignó.

—¡No soy dramático! Solo realista. ¡Las mantas matan! ¡Te envuelven y…!

Anthony le tapó la boca con un beso.

—Te amo, mi exagerado hermoso.

Aurelian, viendo el beso hizo algo todavía peor: movió la cuna con telequinesis para acercarse a ellos. La cuna se deslizó como si tuviera ruedas invisibles. Evan chilló:

—¡ANTHONY! ¡SE ESTÁ MOVIENDO SOLO! ¡LA CUNA TIENE VIDA!

—Evan —dijo Anthony conteniendo la risa—
no es la cuna. Es el bebé. Nuestro hijo quiere estar con nosotros.

La cuna se movió de nuevo y chocó suavemente contra la cama. Aurelian levantó los brazos.

—Ah—ah—ah—¡ta!

Evan cayó de rodillas.

—Mi… mi niño… eres un genio… un dios… ¡un milagro!

Y lo alzó como si fuera un trofeo del universo. Aurelian volvió a reír. Las luces de la habitación parpadearon porque, claro, el bebé estaba emocionado. Muy emocionado. Anthony suspiró.

—Creo que tendremos que preparar la casa para un bebé telequinético.

Evan, orgulloso, respondió:

—No te preocupes, yo lo entrenaré. Será el mejor..El más fuerte. ¡El más poderoso!

Anthony lo miró fijo.

—Evan es un bebé.

—Detalles —dijo Evan.

Desde ese día, la vida diaria se volvió una serie de situaciones tan tiernas como caóticas:

Aunque no sabe hacerlo bien. Anthony lo dejaba en el cambiador dos segundos y el pañal salía volando por la habitación.

Evan corría detrás del pañal como si fuera una bomba nuclear.

—¡NOOOO! ¡NOOOO! ¡NO TOQUEN A MI HIJO! ¡PAÑAL MALDITO!

Anthony lloraba de risa.

—Amor el pañal no va a atacarlo.

—¡ES UNA AMENAZA HIGIÉNICA!

Literalmente se eleva unos centímetros cuando ve a su papá Anthony entrar en la habitación. Evan lo vigila como halcón.

—¡Cuidado! ¡Puede golpearse con el techo!

—Amor está a veinte centímetros del suelo…

—¡SUFICIENTE PARA MORIR!

Anthony ya ni se molesta en discutir.

Si Anthony se entristece: Aurelian llora.
Si Evan se enfurece: Aurelian hace temblar los objetos. Si ambos se ríen el bebé comienza a lanzar pequeñas esferas luminosas que rebotan por todo el departamento. Evan las llamó burbujeos emocionales.

A Evan las burbujas le parecen adorables. Anthony opina que son un riesgo de incendio. Una tarde, Evan entró a la cocina y encontró a Aurelian sentado en la mesa sin silla, levitando ligeramente mientras Anthony preparaba leche tibia. Evan sonrió, con los ojos brillosos.

—Es un ángel.

Anthony rió.

—Es un desastre inminente, pero sí, lo amo.

Evan se acercó detrás de Anthony, lo abrazó y apoyó la barbilla en su hombro.

—¿Sabes qué significa esto?

—¿Qué?

Evan lo besó.

—Que nuestra familia es única.

Aurelian, al verlos besarse agitó sus manitos y toda la vajilla flotó tres centímetros. Evan murmuró:

—Mi hijo está celebrando.

Anthony suspiró:

—Mi hijo está intentando reorganizar el universo.

Lucien y Elian fueron los primeros en informar al Consejo Mandatario sobre los poderes del bebé. Los cinco consejeros quedaron en shock. El mayor dijo:

—Un bebé con telequinesis. Nunca ha ocurrido dentro de Eldermoon.

Otro añadió:

—Ni siquiera dentro de nuestras fundaciones antiguas. Esto no tiene precedentes.

Un tercero, preocupado:

—El niño está emocionalmente conectado a sus padres..Su poder fluctúa según sus sentimientos.

Lucien intervino:

—Y por eso debemos protegerlo..No es un riesgo. Es un tesoro.

Elian agregó:

—De hecho es una prueba viviente de que nuestra tecnología combinada con el amor auténtico puede dar resultados extraordinarios.

El consejero mayor finalizó:

—Será convocada una reunión oficial con los padres. Este bebé.puede ser la clave de un nuevo futuro.

Todos asintieron. Excepto uno. El consejero más joven sonrió con una mezcla de fascinación y miedo.

—O este bebé podría cambiar por completo el equilibrio emocional y energético de Eldermoon.

Una pausa larga. Después añadió:

—Para bien o para mal.

Esa noche, mientras Anthony dormía y Evan velaba sentado junto a la cuna, Aurelian abrió los ojos. Se inclinó hacia Evan y con apenas tres meses de vida, con voz suave y dulce, dijo una sola palabra telepática: