EL DESPERTAR MÁS INOPORTUNO
Anthony despertó con una sensación extraña. No era miedo. No era dolor. Era cosquilleo en la memoria. Abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue a Evan de pie sobre la cama. Literalmente de pie. Con una manta enrollada en el brazo como si fuera un arma improvisada.
—Evan —murmuró Anthony— ¿Por qué estás parado sobre mí?
—Shhh —susurró Evan con extrema seriedad— Escuché pasos en el pasillo. Respiraciones sospechosas. Y Aurelian dijo vienen.
Anthony parpadeó.
—Nuestro hijo tiene tres meses.
—Exacto —respondió Evan— Los oráculos empiezan así.
Anthony suspiró y giró la cabeza hacia la cuna. Aurelian estaba despierto, muy despierto, mirándolos con atención…
y flotando.
—Bien —dijo Anthony— Nuestro hijo está levitando antes del desayuno. Eso explica el presentimiento.
Aurelian agitó una manito. El símbolo luminoso volvió a dibujarse en el aire, flotando sobre la cuna como un holograma antiguo. Anthony se incorporó de golpe.
—Evan….Ese símbolo…
Evan bajó de la cama en posición de combate.
—¿Es una amenaza? ¿Es un hechizo? ¿Es una señal de ataque?
Anthony tragó saliva.
—No. Es algo que vi cuando era niño.
Evan se quedó quieto.
—¿Cómo que cuando eras niño?
—En la biblioteca privada de mi familia —susurró Anthony— En un libro que mi padre prohibió tocar. Un libro sobre comunidades aisladas. Sobre Eldermoon.
Silencio absoluto. Aurelian sonrió. Las luces se encendieron solas.
—Ajá —dijo Evan— Nuestro hijo está citando bibliografía prohibida.
EL CONSEJO LLEGA Y EVAN NO LOS QUIERE DEJAR ENTRAR
El timbre sonó. Evan se puso delante de la puerta como un muro humano.
—No abran.
—Evan —intentó Anthony.
—No. Son demasiados pasos. Cinco personas. Respiraciones calmadas. Demasiado calmadas.
—Evan son el Consejo.
—EXACTO. Eso es lo que dirían los enemigos.
Anthony rodó los ojos.
—Evan, amor Eldermoon no tiene enemigos.
—TODAVÍA.
Aurelian hizo un sonido feliz. La puerta se abrió sola. Los cinco consejeros entraron
y se quedaron congelados al ver a Evan con la manta enrollada y el bebé flotando detrás.
—Buenos días —dijo el consejero mayor—
Vemos que llegamos en un momento familiar.
Evan apuntó con la manta.
—¿Quién los dejó entrar?
—El bebé —respondió uno, señalando a Aurelian.
Aurelian rió. Anthony se llevó una mano a la frente.
—Perdón estamos en plena adaptación parental.
—Lo notamos —dijo otro consejero, mientras esquivaba una silla que flotaba lentamente.
EL SÍMBOLO Y LA MEMORIA DE ANTHONY
El símbolo volvió a aparecer. Esta vez más claro. Anthony lo miró fijamente.
—Es el sello de Armonía Primaria —dijo—
Un concepto antiguo. Mi madre me lo explicó una vez antes de que mis padres se volvieran lo que fueron.
Los consejeros intercambiaron miradas tensas.
—Ese símbolo —dijo el mayor— solo aparece cuando alguien nace con la capacidad de resonar emocionalmente con una comunidad entera.
Evan alzó a Aurelian como si fuera una bandera.
—¡LO SABÍA! ¡MI HIJO ES IMPORTANTE!
—Evan —Anthony rió— Importante no significa invencible.
—Significa que necesita más protección —respondió él, serio— Muchísima más.
Aurelian bostezó. Toda la habitación se calmó. Literalmente.bLos sensores bajaron su intensidad. Las luces se suavizaron. El aire se volvió tibio.
—¿Ven? —susurró Anthony— Él siente lo que sentimos.
Uno de los consejeros murmuró:
—Es un regulador emocional natural…
Evan frunció el ceño.
—No lo regulen. Es un bebé. Come, duerme y hace magia sin permiso.
Anthony sonrió.
ENTRENAMIENTO FALLIDO
El Consejo sugirió una prueba breve.
—Solo observación —dijeron— Nada invasivo.
Anthony aceptó. Evan no.
—Cinco minutos —exigió— Y yo no me muevo de aquí.
Se sentó en el piso, con Aurelian en brazos.
—Listo. Observen.
Aurelian miró a los consejeros. Sintió su curiosidad. Y de pronto les leyó emocionalmente. El consejero nervioso empezó a sudar. El serio comenzó a reír sin razón. El joven se emocionó hasta las lágrimas.
—¿QUÉ ESTÁ HACIENDO? —gritó Evan.
Anthony reía.
—Creo que los está sincronizando.
Aurelian aplaudió. Las sillas se alinearon solas.
—Esto es histórico —murmuró el mayor—.Y adorablemente caótico.
Evan besó la frente del bebé.
—Nunca irás a la guardería.
Anthony lo miró.
—Evan…
—NUNCA.
CAOS Y DECISIÓN DEL CONSEJO
Tras una hora de risas, flotaciones accidentales y emociones desbordadas el Consejo se levantó.
—El niño será protegido —dijo el mayor—
Pero no será tratado como experimento.
Será criado como lo que es.
Anthony preguntó:
—¿Y qué es?
El consejero sonrió.
—Un puente. Entre emociones. Entre personas. Entre futuros.
Evan abrazó a su familia.
—Entonces se queda con nosotros.
—Siempre —respondieron.
Cuando se fueron, la casa quedó en silencio. Anthony se recostó agotado.
—Nuestro hijo es un caos adorable.
Evan sonrió.
—Nuestro hijo es el futuro.
Aurelian bostezó y se durmió. Todo se calmó. Por unos segundos. Cuando la noche cayó Anthony se levantó a beber agua..Pasó frente a la ventana y vio el símbolo otra vez. Pero esta vez no lo había creado Aurelian. El símbolo brillaba fuera. En el cielo. Y una voz, lejana, desconocida susurró en su mente:
El niño ha despertado.
Anthony retrocedió, helado.
—Evan —susurró— Esto no lo hizo nuestro hijo.
Y el viento de Eldermoon cambió por primera vez en siglos.