Amantes de Cristal

CUANDO EL FUTURO GRITA

Evan despertó gritando. No fue un sobresalto común. Fue un salto fuera de la cama, con el corazón golpeándole las costillas como si intentara huir de su propio cuerpo.

—¡NO!

Anthony se incorporó de inmediato.

—¡Evan!

Pero Evan ya no estaba ahí. No del todo. Seguía viendo. Anthony. En una silla de ruedas. Inmóvil. La espalda torcida. Las manos inertes sobre las piernas. La mirada vacía. Y frente a él, Claudia. Riendo. No una risa elegante. Una risa rota, histérica, satisfecha.

—Siempre fuiste mío, Anthony —decía—Mírate ahora… tan hermoso… tan roto. Cómo siempre debiste estar.

La escena cambió. Un cementerio. Dos lápidas.

EVAN HALE AURELIAN HALE-BEAUMONT

Evan cayó de rodillas en la visión, llorando
y entonces vio lo último. Eldermoon. En ruinas. Edificios destruidos como si el cielo hubiese caído sobre ellos. Cadáveres en las calles. Sangre. Ceniza. Los sobrevivientes encadenados. Vendidos como esclavos sexuales.

—Son especiales —decía una voz aristocrática— Paguen más por ellos.

Evan gritó. Y volvió.

EL CAOS

—¡EVAN!

Anthony lo sacudió. Evan respiraba con dificultad, empapado en sudor, con los ojos desorbitados.

—Los vi —balbuceó— Los vi muertos. Te vi y ella…a Claudia....

Anthony lo abrazó con fuerza.

—Mírame. Estoy aquí.

Pero Evan temblaba. Y Aurelian….Aurelian sintió todo. El llanto estalló. No un llanto común. Un llanto que agitó el aire. Platos salieron disparados de la cocina. Las sillas se elevaron como globos indecisos. La ropa del sillón comenzó a girar lentamente.

—¡Oh no! —exclamó Anthony— ¡NO OTRA VEZ!

—¡No puedo parar! —gritó Evan— ¡Lo vi todo, Anthony, TODO!

La mesa flotó. Anthony esquivó una taza.

—¡Aurelian, amor! ¡Papá está bien!

Pa… pá… —sollozó el bebé, amplificando el caos.

Una lámpara giró peligrosamente.

—¡EVAN! —rugió Anthony— ¡CONTROLATE!

—¡NO PUEDO!

Una silla se estrelló contra la pared suavemente, pero con intención. Anthony respiró hondo. Y entonces cambió.

ANTHONY FRÍO

La voz de Anthony descendió varios grados.

—Evan Hale.

Evan se congeló. Incluso el aire pareció detenerse.

—Respirá —ordenó Anthony— Ahora.

Evan obedeció.

—Me mirás —continuó Anthony— No al futuro. No a ella. A mí.

Los objetos empezaron a bajar lentamente.

—Ese futuro no existe —dijo Anthony con una calma cortante— Es una posibilidad. Y las posibilidades se corrigen.

Aurelian lloraba aún, pero más despacio. Anthony se acercó al bebé.

—Aurelian Beaumont —dijo con voz firme—
Papá está aquí. Y papá decide qué es real.

El símbolo apareció y se apagó. Todo cayó al suelo con pequeños golpes torpes. Silencio. Evan cayó sentado.

—Yo —susurró— Los vi muertos.

Anthony se arrodilló frente a él, lo tomó del rostro con ambas manos.

—Escuchame bien —dijo, sin levantar la voz—
Claudia no gana. Su padre no gana. Ese futuro no se cumple.

Evan lo miró, roto.

—¿Y si?

Anthony sonrió. No dulce. Seguro.

—Entonces lo cambiaremos.

PAPEL, TINTA Y REALIDAD

Anthony le tendió un cuaderno.

—Escribí todo.

—¿Qué?

—Cada detalle —ordenó— Fechas. Imágenes.
Palabras exactas.

Evan obedeció, aún temblando. Anthony caminó por la habitación con Aurelian en brazos, balanceándolo.

Pa… pá… —susurró el bebé.

—Lo sé —respondió Anthony— Papá está aquí.

Evan escribió durante minutos eternos. Cuando terminó, Anthony cerró el cuaderno.

—Esto va a Lucien.

—¿Van a? —preguntó Evan, dudoso.

Anthony alzó la mirada.

—Claudia y su padre son la raíz..Las raíces se arrancan.

Evan tragó saliva.

—¿Tenés miedo?

Anthony negó.

—No. Porque ahora sabemos.

Aurelian rió suavemente. Una cuchara cayó al suelo. Anthony suspiró.

—Bueno, eso sí fue un poco dramático.

Evan soltó una risa nerviosa.

—Nuestro hijo casi destruye el comedor.

—Y aun así —respondió Anthony— sigue siendo adorable.

Anthony se sentó entre Evan y la cuna.

—Evan el futuro no manda.

Evan apoyó la cabeza en su hombro.

—Prometo aprender a controlarlo.

Anthony besó su frente.

—No estás solo.

Aurelian bostezó. Y por primera vez desde la visión, Evan volvió a respirar. Porque sabía una cosa con absoluta certeza:

Ese futuro oscuro jamás existiría. No mientras Anthony siguiera de pie.




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