Amantes de Cristal

CUANDO EL AMOR DESATA EL CAOS

Aurelian estaba sentado en su alfombra especial, rodeado de juguetes antigravitatorios, observando en silencio. Demasiado silencio. Anthony y Evan, en cambio, no. Evan tenía a Anthony contra la pared de la cocina, besándole el cuello con descarada devoción.

—Te amo —murmuró— Cada día más.

Anthony, con las mejillas apenas sonrojadas, respondió en voz baja:

—Evan, Aurelian está despierto.

—Siempre está despierto —sonrió Evan— Es un genio.

Aurelian frunció el ceño. Sintió el amor. Lo sintió demasiado. Y algo en su pequeño pecho se encendió.

—Ajá —murmuró Anthony, separándose apenas— ¿Sentiste eso?

—¿El qué? —preguntó Evan.

La mesa empezó a vibrar. Las cucharas se elevaron lentamente.

—Eso —respondió Anthony con absoluta calma— Nuestro hijo está ofendido.

Aurelian soltó una carcajada feliz.

CRASH.

Toda la vajilla del estante salió disparada al aire como una bandada de pájaros metálicos.

—¡AURELIAN! —exclamó Evan— ¡Eso es nuevo!

El bebé reía a carcajadas, encantado.

—Pa… pá… — dijo, feliz.

Anthony suspiró.

—Está contento pero también celoso.

Evan parpadeó.

—¿Celoso?

Aurelian miró fijamente a Evan . Y de pronto…

¡WHOOSH!

El sillón se deslizó por el living y se colocó exactamente entre Anthony y Evan. Silencio. Luego Evan estalló en risa.

—¡NOS ESTÁ SEPARANDO!

Anthony se llevó una mano a la frente.

—Esto es lo que pasa cuando mezclas telepatía con apego emocional.

Aurelian aplaudió. Las cortinas comenzaron a bailar como si hubiera viento pero no había ninguno.

—Está amplificando lo que siente —explicó Anthony— Amor intenso pero miedo a quedar afuera.

Evan se agachó frente a él.

—Hey… mini Anthony…

Aurelian lo miró con atención solemne.

—Nunca te dejamos de lado —dijo Evan— Eres parte de todo.

Anthony se unió, firme pero suave:

—Siempre. Nuestro amor también es tu hogar.

Aurelian los observó. Y entonces todo se detuvo. La vajilla cayó suavemente a su lugar.
Las cortinas se aquietaron. El sillón retrocedió unos centímetros. El bebé sonrió y estiró los brazos.

—Up —balbuceó.

Evan lo levantó de inmediato.

—Perdón, campeón —rió— Fue un exceso de romanticismo adulto.

Anthony arqueó una ceja.

—¿Exceso?

—Bueno —Evan sonrió— Tal vez un poco.

Aurelian apoyó la cabeza en el pecho de Evan, satisfecho. Anthony se acercó.

—¿Ves? —dijo— El equilibrio.

Evan besó la frente del bebé.

—Nuestro hijo controla la casa con celos y risas.

Anthony asintió.

—Y apenas tiene ocho meses.

Aurelian soltó otra carcajada..Una lámpara parpadeó. Anthony señaló con el dedo.

—No.

La lámpara se apagó. Evan rió.

—Nunca voy a cansarme de esto.

Anthony lo miró con ternura.

—Yo tampoco aunque mañana tengamos que explicar al Consejo por qué el comedor flotó otra vez.

Aurelian aplaudió, orgulloso. Y por primera vez, el caos no fue peligroso. Fue simplemente una familia enamorada aprendiendo a convivir con demasiado amor.




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