Amantes de Cristal

DOS PODERES, UN SOLO LÍMITE

Aurelian tenía dos años. Eso significaba dos cosas muy claras:

  1. Caminaba con decisión.
  2. Sabía perfectamente cuándo algo no le gustaba.

El otro niño, Kael, tenía cuatro..Y sabía algo aún más peligroso:nque nadie jamás le decía que no. El encuentro ocurrió en uno de los jardines flotantes de Eldermoon, un espacio diseñado para niños sensibles, con campos amortiguadores, sensores de estabilidad y adultos entrenados. O eso creían.

Kael estaba sentado en el centro, rodeado de niños que flotaban suavemente a su alrededor, riendo nerviosos.

—Mira lo que hago —decía Kael, orgulloso—
Ellos vuelan porque yo quiero.

Sus padres observaban desde un banco cercano, sonriendo complacidos.

—Es extraordinario —decía la madre— Tiene un don único.

—Nunca hay que frustrarlo —añadió el padre— Si se enoja, sufre.

Aurelian, de la mano de Anthony, observó la escena en silencio. No rió. No se impresionó. Evaluó. Kael lo vio. Y frunció el ceño.

—¿Quién es él?

—Otro niño —respondió una cuidadora—.

—No me gusta —dijo Kael.

El aire cambió. Anthony lo sintió al instante.

—Aurelian —dijo con calma— Recuerda las reglas.

—Sí, papá —respondió el niño, claro, firme.

Kael se levantó.

—Quiero que se vaya.

Anthony se agachó frente a su hijo.

—No obedeces órdenes que no vienen de mí o de Evan.

Aurelian asintió. Kael apretó los puños.

—¡Que se vaya!

Y entonces el caos comenzó.

DOS VOLUNTADES EN COLISIÓN

Kael empujó con su mente. Aurelian respondió. No atacó. No gritó. Sostuvo. El campo emocional del jardín vibró. Los niños empezaron a elevarse más alto.

—¡Oh no! —gritó una cuidadora— ¡Bajen!

Un adulto flotó un metro del suelo.

—¡ESTO NO ES NORMAL! —gritó otro.

Evan apareció de inmediato, colocándose delante de Anthony y Aurelian.

—Tranquilos —dijo— Yo me encargo.

Kael rió.

—¡Mira, mamá! ¡Puedo hacerlos volar!

Su madre aplaudió.

—Cariño, eres increíble.

Aurelian dio un paso adelante.

—Basta —dijo.

La palabra pesó. Kael frunció el ceño.

—No.

Y empujó más fuerte. Ahora los bancos flotaban. Las plantas giraban. Un par de adultos gritaban mientras ascendían lentamente.

—¡ANTHONY! —gritó Evan.

Anthony avanzó. No corrió. No gritó. Entró en el centro del caos.

—Suficiente —dijo.

Nada ocurrió. Anthony alzó la mirada, frío.

—Aurelian. Respira conmigo.

El niño obedeció. El caos cedió un poco. Pero Kael…

—¡NO! —gritó—. ¡YO QUIERO!

Y empujó otra vez. Una cuidadora quedó colgando boca abajo.

—¡ESTO ES PELIGROSO! —gritó alguien.

Evan miró a Anthony. Anthony asintió.

AUTORIDAD

Anthony se giró hacia Kael.

—Kael —dijo con voz firme— Detente ahora.

Kael lo miró con furia.

—¡No eres mi papá!

—No —respondió Anthony— Pero aquí, yo pongo los límites.

Kael empujó.bAnthony no reaccionó. Aurelian sí. No atacó. Ancló. Todo lo que flotaba descendió. Suavemente. Con control absoluto. Los niños tocaron el suelo. Los adultos recuperaron el equilibrio. Silencio. Kael cayó de rodillas, confundido.

—¿Qué?

Aurelian lo miró.

—No se lastima a otros —dijo— Eso está mal.

Kael rompió en llanto. Sus padres corrieron hacia él.

—¡¿Qué le hicieron?! —gritó la madre— ¡Mi hijo está traumado!

—¡Exigimos una disculpa! —añadió el padre—
Por el daño que SU hijo causó.

Anthony se enderezó.

—No —dijo.

Silencio.

—Mi hijo actuó para detener un peligro —continuó— El suyo lo provocó.

—¡Es solo un niño! —gritó la madre.

Anthony la miró sin pestañear.

—Exactamente. Y ustedes decidieron no educarlo.

Evan cruzó los brazos.

—Y eso casi termina con alguien en el techo.

Kael seguía llorando.

—Nunca le decimos que no —dijo la madre—
No creemos en límites.

Anthony inclinó la cabeza.

—Entonces no lo traigan a espacios compartidos.

La madre jadeó.

—¡No pueden decirnos eso!

Anthony activó su comunicador.

—Consejo de Eldermoon —dijo— Incidente confirmado. Requiero evaluación inmediata del menor Kael y suspensión de acceso a zonas comunes hasta entrenamiento adecuado.

La respuesta fue inmediata.

—Aprobado.

Los padres quedaron helados.

—Esto es injusto —susurró el padre.

Anthony se giró hacia Aurelian.

—¿Estás bien?

—Sí, papá.

Anthony lo tomó en brazos.

—Buen control.

Aurelian apoyó la cabeza en su hombro. Evan sonrió, orgulloso.

—Nuestro hijo no necesita dominar. Necesita equilibrio.

Anthony miró a los padres de Kael por última vez.

—Eldermoon protege a todos. Pero no negocia con la violencia disfrazada de don.

Y se alejó. Ya en casa, Evan dejó a Aurelian en su sillón.

—Estuviste increíble.

Aurelian bostezó.

—Kael no sabe parar.

Anthony asintió.

—Porque nadie se lo enseñó.

Evan suspiró.

—Esto recién empieza, ¿verdad?

Anthony miró por la ventana.

—Sí..Pero hoy quedó claro algo importante.

—¿Qué? —preguntó Evan.

Anthony sonrió apenas.

—No todos los poderes son iguales. Los nuestros tienen límites.

Aurelian sonrió. Nada flotó. Equilibrio.




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