El silencio posterior al enfrentamiento no fue paz..Fue expectativa. Eldermoon seguía en pie, luminosa, perfecta pero algo había cambiado. Como una grieta invisible que solo algunos podían sentir. Aurelian permanecía sentado en el suelo, respirando con dificultad. Kael, a su lado, imitaba cada respiración con una concentración que jamás había tenido antes. Anthony se arrodilló frente a ambos.
—Lo hicieron bien —dijo— Pero esto no terminó.
Kael levantó la mirada.
—Él no se fue —susurró— Solo se escondió.
Evan sintió un escalofrío.
—¿Dónde?
Aurelian tardó en responder.
—En las partes que no protegí.
Anthony frunció el ceño.
—¿Qué partes?
Aurelian señaló su propia sien.
—Las de quienes querían ser controlados.
El golpe fue seco.
Consejeros que dudaban. Técnicos ambiciosos. Ciudadanos cansados de decidir.
—El adulto no tomó mentes —continuó Aurelian— Sembró ideas.
EL CONSEJO SE RESQUEBRAJAHoras después, el Consejo se reunió de urgencia. Anthony habló primero.
—Hay influencia residual en la ciudad.
Uno de los consejeros se puso de pie.
—¿Está diciendo que estamos comprometidos?
—Estoy diciendo —respondió Anthony con frialdad— que alguien aquí abrió la puerta desde dentro.
El murmullo creció.
—Esto es paranoia —dijo otro— No podemos gobernar desde el miedo.
Kael apretó los puños.
—Él dijo lo mismo —susurró.
Aurelian lo escuchó y supo que era verdad. Evan dio un paso adelante.
—No es miedo. Es prevención.
El consejero mayor levantó la mano.
—Basta. Si hay duda habrá auditoría mental voluntaria.
La palabra voluntaria flotó como una amenaza. Algunos asintieron. Otros no. Aurelian los miró. Y por primera vez, deseó no sentir tanto.
EL COSTO DE PROTEGEREsa noche, Aurelian despertó sobresaltado. No por Kael. Por Eldermoon. Sintió miles de pensamientos superpuestos. No controlados. No alineados. Anthony lo sostuvo.
—No tienes que cargar con todos.
—Pero puedo —respondió— Y si no lo hago…
Kael habló desde el otro lado de la habitación.
—Él volverá a entrar.
Evan cerró los ojos.
—Entonces habrá que cambiar las reglas.
Anthony alzó la mirada.
—¿Qué reglas?
—Las de Eldermoon —respondió Evan—
Nunca fue pensada para alguien como él.
Anthony entendió.
—Ni para alguien como ustedes.
LA DECISIÓN IMPOSIBLEAl amanecer, Anthony convocó al Consejo una vez más.
—Propongo algo que Eldermoon jamás ha hecho —dijo.
El silencio fue absoluto.
—Cerrar el núcleo central. Desconectar temporalmente la tecnología que amplifica y enlaza mentes.
—¡Eso nos dejaría vulnerables! —protestó alguien.
Anthony sostuvo la mirada.
—O nos dejará libres.
Kael tragó saliva.
—Si lo hacen él perderá acceso.
Aurelian asintió lentamente.
—Pero nosotros también perderemos alcance.
Evan miró a su hijo.
—No te pedí que fueras un faro eterno.
Anthony cerró el puño.
—Prefiero una ciudad imperfecta a una perfecta dominada.
El Consejo dudó..Y en esa duda algo se movió. En lo profundo del núcleo de Eldermoon, una luz que jamás había parpadeado lo hizo. Muy lejos, el adulto sonrió.
—Perfecto —susurró— Cuando apaguen su mayor armanme abrirán la puerta que necesito.
Y al mismo tiempo, Aurelian abrió los ojos de golpe.
—Papá —dijo, con una voz que no era infantil— Si apagamos Eldermoon alguien despertará.
Anthony lo abrazó..Pero supo, en ese instante, que la próxima decisión no solo salvaría o destruiría una ciudad sino que definiría quiénes eran realmente.