Amantes de Cristal

Baile, Caos y Confesiones Telepáticas

Durante días, Anthony pensó que lo habían logrado: ni una silla flotó, ni Kael aplastó una nuez con la mente, ni Aurelian gritó telepáticamente quiero galletas a media noche..Entonces, la anciana apareció golpeando la puerta:

—¡Esta noche hay FIESTA DEL PUEBLO!. Los forasteros asistirán. Todos los recién llegados deben aprender a convivir.

Evan murmuró:

—Voy a fingir que no escuché.

La anciana lo miró con esa mirada que podía destruir voluntades.

—Lo escuchaste. Vas a ir.

Kael y Aurelian intercambiaron mentalmente un pensamiento compartido:

—Esto parece una misión peligrosa.
—Sí. Socorro social nivel máximo.

Anthony intentó vestir a Aurelian.
Aurelian levitó la ropa para evitarla.

—Botones son cadenas —protestó el niño.

Anthony respiró hondo, peligrosamente calmado.

—Te la pones o la casa entera sabrá que puedes mover objetos con la mente.

Aurelian tragó.

—Botones no, son cadenas. Son elegancia.

Mientras tanto, Evan intentó peinar a Kael.
Kael se defendió como un felino salvaje.

—No necesito cabello ordenado —gruñó.
—Necesitas no parecer demonio salido del bosque —respondió Evan.

Al final ganaron los adultos. Pero solo por milímetros.

La plaza estaba iluminada con faroles y olor a pan recién horneado. Hombres trabajando en los puestos, niñas jugando, ancianas juzgando en silencio desde bancos de madera. En cuanto Anthony, Evan, Aurelian y Kael entraron todo quedó en silencio. Hasta que la niña del moño violeta señaló a los niños y decretó:

—¡Ellos bailan!

Kael susurró:

—¿Por qué nos dan órdenes?

Aurelian respondió con sabiduría adquirida a golpes:

—Porque así funciona la sociedad.

La música inició. Aurelian dio un paso tímido. Kael lo imitó y en un instante, diez cintas decorativas salieron volando de los árboles, girando a su alrededor. El público pensó que era espectáculo artístico y aplaudió. Anthony, petrificado, susurró mentalmente:

—KAEL. SUELTA. LAS. CINTAS.

Kael cerró los ojos, liberó el poder y las cintas cayeron, el pueblo celebró como si hubieran visto magia aprobada por los dioses. Evan se inclinó hacia Anthony:

—Sobrevivimos.

—No cantes victoria —respondió Anthony— Falta la comida.

Una niña tomó la mano de Aurelian.

—Baila conmigo.

Kael sintió una corriente dentro del pecho.
¿Era.enojo?.¿Pérdida? ¿Pánico? Se acercó con voz fría:

—Aurelian es mi compañero de galletas.

—¿Qué significa eso? —preguntó la niña.

Aurelian respondió rápido:

—Que somos como hermanos. Pero los hermanos también pueden bailar con otros.

Kael parpadeó.

—¿Sí?

—Sí.

La niña del moño violeta se acercó a Kael.

—Entonces tú bailarás conmigo.

Kael tragó saliva.

—He cometido un grave error social.

Anthony vigilaba desde una mesa.

—Si un objeto flota nos mudamos de planeta —sentenció.

Evan rió.

—¿Y si solo flota una cuchara?

—Si una cuchara flota no hay democracia en casa por un mes.

Kael, desde lejos, murmuró a Aurelian:

—Creo que tu padre da miedo sin gritar.

Aurelian respondió:

—Ese es su poder secreto.

Cuando la música se detuvo, algo inesperado ocurrió:.Kael, Aurelian, y dos niñas rieron juntos. Sin poderes. Solo risa..La anciana, emocionada, dijo:

—Si pueden reír así pueden quedarse.

Por primera vez, Anthony creyó que tal vez este lugar.podía ser hogar. Ya noche cerrada..Los niños dormían. Anthony y Evan hablaban en voz baja sobre futuro, trabajo, escuela..Entonces Aurelian se despertó. Sus ojos dorados dos lunas pequeñas se encendieron. No escuchó voces del bosque. No escuchó al enemigo.

Escuchó a Eldermoon. No como amenaza..Sino como llanto. Voces lejanas, rotas, casi fantasmas:

—Perdón…
—No debimos expulsarlos…
—Libérenos… por favor…
—Duele obedecer… duele… pensar…
—Anthony… Evan… Aurelian… éramos libres… ¿por qué nos dejamos convencer?…

El niño se sentó..Por primera vez, entendió el peso de haber sido amado y luego traicionado. Y lo más inesperado: nadie los buscaba, nadie sabía dónde estaban, nadie tenía fuerzas para querer encontrarlos..Los habían olvidado. Porque el enemigo ya tenía todo lo que quería.

Aurelian se recostó junto a Evan, temblando.
Evan lo abrazó dormido. Anthony murmuró desde su cama:

—Estamos aquí..Juntos. Y eso basta.

Aurelian cerró los ojos. Y dejó de escuchar. Por esa noche al fin pudo ser niño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.