—Arriba. Se acabó la libertad. Hoy empieza la escuela.
Aurelian abrió un ojo.
—¿Por qué tenemos que aprender a escribir palabras si podemos escribirlas en la mente?
Anthony se inclinó, sonrisa suave y expresión mortal:
—Porque aquí nadie acepta tareas entregadas telepáticamente.
Kael, desde su cama, declaró:
—Me niego. El sistema educativo está diseñado para controlar las mentes. No pienso formar parte.
Anthony se cruzó de brazos.
—Si no vienes, estudiarás en casa conmigo.
Kael se levantó de golpe.
—¿Dónde está mi abrigo?
La escuela del pueblo era pequeña, antigua y llena de olor a tiza y pan. Los niños del pueblo se quedaron mirándolos como si fueran animales nunca antes vistos.
—Ellos son Aurelian y Kael —dijo la maestra— Son distintos..Sean amables.
Una niña preguntó:
—¿Distintos cómo?
Kael respiró hondo.
—No somos de aquí. Venimos de un lugar sin mujeres. Solo hombres..Y bebés masculinos generados por tecnología.
Silencio sepulcral. La maestra perdió el color de la cara.
—…ah. Bueno. Bienvenidos.
Aurelian sonrió, encantador, e inmediatamente tres niñas suspiraron. Kael sintió un puñal invisible en su pecho:
celos.
—No puedes gustarles. Somos hermanos— le dijo mentalmente.
—No soy propiedad de nadie, ni de ellas ni de tí. Recuérdalo hermano —respondió Aurelian, suave pero firme.
Kael se quedó helado. En el recreo, las niñas rodearon a Aurelian con loncheras abiertas como ofrendas. Una dijo:
—Te regalo mi pan dulce.
Otra:
—Yo horneé galletas. Son para ti.
La tercera:
—Puedes comer lo mío, todo.
Kael apretó los dientes.
—¿Y yo? —preguntó.
Las niñas lo miraron, pestañearon.y siguieron ignorándolo. Kael se cruzó de brazos.
—Aurelian, dile que yo también existo.
Aurelian suspiró mentalmente:
—Tal vez si no gruñeras como troll.
—GRUÑO PARA PROTEGERME.
Aurelian tomó una galleta y la partió en dos.
La mitad para él. La mitad para Kael. Kael miró la galleta en su mano..Sus ojos se humedecieron.
—Gracias supongo.
Cuando volvieron, Evan los esperaba con mate caliente y instinto de inspección.
—Muéstrenme sus mochilas. Quiero asegurarme de que no usaron poderes delante de nadie.
Aurelian levantó la mano. La cuchara flotó.
Anthony entró justo a tiempo.
—¡NO! ¡CUCHARAS ABAJO!
La cuchara cayó. En la cara de Evan..Silencio. Evan, con la cuchara pegada en la frente:
—Aurelian, amor ¿por qué flotas objetos en medio de una inspección?
Aurelian bajó la mirada.
—Me olvidé que debía ser normal.
Kael soltó un bufido arrogante.
—Él se olvida. Yo no.
Anthony lo miró lentamente. El aire se volvió frío.
—¿Quieres que recuerde a la escuela lo honesto que eres, Kael?
Kael tragó saliva.
—Nunca olvido..Pero puedo perdonar.
Por la noche, antes de dormir Kael estaba sentado en la cama, serio.
—Aurelian…
—¿Sí?
—Hoy cuando me diste media galleta sentí que tenía un lugar aquí.
Aurelian lo abrazó.
—Porque lo tienes.
Kael se tensó al principio y luego, lentamente se permitió recibir el abrazo. Anthony y Evan los observaron desde la puerta, en silencio. Evan susurró:
—Sobrevivieron a la escuela. Y no destruyeron el pueblo. Estoy orgulloso de ustedes.
Anthony respondió:
—No celebraría tan pronto. Mañana aprenderán matemáticas.
La casa quedó en calma. Los niños durmieron abrazados. Y por primera vez, desde la caída de Eldermoon, el mundo no los necesitaba como.salvadores. solo como niños.