Anthony se paró en la entrada, elegante sin quererlo,
la luz de la mañana cayendo sobre él como si lo eligiera. A su lado, Evan más serio, protector, y peligrosamente hermoso tomó aire como quien se prepara para una batalla.
—Bienvenidos —dijo Anthony— Hoy no vienen a ver paredes. Vienen a conocer a una familia.
Las puertas se abrieron..La mansión respiró nadie lo notó más que Kael. Aurelian tomó el liderazgo del tour con energía infantil:
—¡Este es el salón principal! Aquí no se puede flotar objetos..Ni hacer explotar juguetes. Ni atacar mentalmente a invitados.
Todos rieron. Kael corrigió, sin mostrar una sonrisa:
—Las reglas del hogar son obligatorias. Si las rompen Anthony se vuelve autócrata.
Un niño preguntó:
—¿Qué es autócrata?
Kael respondió con solemnidad:
—Un papá sin democracia.
Anthony tragó saliva. Evan rió demasiado fuerte. Al entrar al ala íntima, una anciana preguntó:
—¿Y dónde duermen… Anthony y Evan?
Silencio absoluto. Anthony enrojeció. Evan abrió la boca para mentir. Aurelian anunció con inocencia criminal:
—¡En la misma cama!
Kael agregó:
—A veces abrazados.
—Y una vez escuché un beso —remató Aurelian.
Anthony casi se desmaya. Evan carraspeó, recuperando la dignidad aristocrática:
—Es normal..Somos esposos.
El pueblo quedó boquiabierto..Luego una anciana gritó:
—¡Y QUE VIVAN LOS NOVIOS!
Y todos aplaudieron..Anthony apoyó la cabeza contra la pared.
—Voy a morir socialmente.
Evan susurró:
—Yo te enterraré con elegancia.
Durante el recorrido, Aurelian se detuvo. La luz del techo parpadeó tres veces. Luego las cortinas se movieron sin viento. Kael lo vio. Evan también. Anthony no. Los visitantes tampoco. Aurelian pensó:
Nos escucha.
Kael respondió mentalmente:
¿Qué cosa?
La casa.
Cuando la multitud por fin se fue, Anthony se tiró en la cama con un quejido:
—Soy un trofeo. Soy una atracción. Soy un zoológico con piernas.
Evan se acostó a su lado, giró su rostro con los dedos y lo obligó a mirarlo.
—Eres un hombre. El hombre que amo..Y hoy hiciste algo que nunca hiciste antes.
—¿Qué?
—Permitiste que te vieran y no moriste por ello.
Anthony dejó escapar una risa temblorosa..Evan apoyó la mano en su pecho y sintió el corazón latir fuerte.
—Sabes —murmuró—.cuando te abrazan allá afuera… yo quiero envolver tus bordes. Para que el mundo no pueda cortarte otra vez.
Anthony cerró los ojos.
—Quédate —pidió.
Evan respondió sin voz; solo con un beso lento,.uno que decía:.nunca aprendí a irme.
Más tarde, la mansión quedó en silencio. Excepto por algo. Un sonido. Leve. Como un corazón latiendo dentro de las paredes..Kael se despertó primero..Se levantó. Entró al pasillo..Las luces se encendieron a su paso antes de que tocara el interruptor.
—Nos ve —murmuró.
Aurelian apareció detrás de él, somnoliento:
—No es mala. Solo escuchó nuestros días. Y está viva.
Kael miró la pared con recelo.
—¿Y si un día se cansa de nosotros?
Aurelian lo abrazó por los hombros.
—Una casa hecha de amor no expulsa..Solo espera.
Anthony despertó sobresaltado. Pesadillas. Recuerdos. El silencio de salones demasiado grandes. Evan como si su piel fuera antena se incorporó automáticamente.
—¿Otra vez? —preguntó.
Anthony asintió. Evan lo abrazó por detrás, brazos alrededor de su pecho.
—Mírame —susurró—.No estás en Eldermoon. No estás encerrado. No eres prisionero. Eres amado.
Anthony tembló. Y lentamente dejó de hacerlo..Mientras afuera, la mansión esa criatura silenciosa hecha de memoria y ladrillos cerraba sus ventanas a gusto propio protegiendo a quienes por fin eran familia.