Amar Lastima

18

Ya había pasado una semana, el señor Leonel y Gregorio pasaban todos los días por el comando policial para ver si tenían noticias de Nara pero no habían encontrado nada, nadie la vio, nadie supo como desapareció. Mientras tanto Nara estaba en una habitación llorando, tenía la cara hinchada, estaba demacrada, ojerosa, despeinada, se había negado a comer, solo bebía un sorbo de agua cuando le provocaba pero nada más, Renzo pasaba cada día a verla pero nada cambiaba, todo se  ponía peor, en este día Renzo ya no lo soportó más, llego a la habitación, tomo a Nara en brazos y la metió bajo la ducha , Nara trato de resistirse pero no tenía fuerzas, Renzo la ducho, le cambio la ropa, le peino el cabello y trato que comiera pero no logro hacer que probara bocado. Se estaba desesperando, nunca pensó que ella podría llegar a ese estado, quería sacudirla para ver si reaccionaba pero sabía que eso solo empeoraría todo, así que llamo a un médico para que la tratara en su casa.

  • Doctor por favor dígame que tiene –pregunto Renzo
  • Sr. Castello, su prometida tiene una terrible deshidratación, esta famélica, y tiene un cuadro de depresión severa, por ahora le colocare una intravenosa con algún calmante para los nervios que la mantendrán en un estado de sedación por un par de días, después vendré a cambiarle la medicación y crear un plan de alimentación para que se recupere de a poco, hay que hacerla comer pues de seguir así puede volverse anoréxica y caer en desnutrición. Debe tenerle mucha paciencia y tratar de encontrar alguna cosa que la motive para que se alimente.
  • Gracias Dr. Estaré esperando.
  • El Dr. Se retiro, Renzo se sentó junto a la cama y tomando una mano de Nara le susurro: Perdóname enana, no pretendía que te enfermaras, solo quería tenerte junto a mí, saberte mía, y darte todo mi amor. nunca pensé que te convertirías en un verdadero fantasmita, solo mírate, estas más flaquita, tu naricita esta toda hinchada de tanto llorar, la chispa de tus ojitos se apago, y no me gusta verte de esa manera. Yo te amo Nara, en verdad te amo y me duele que hayamos llegado a esto pero no puedo dejar que te vayas, no soporto pensar en que no estés. Por favor deja de ser tan terca ¿si? Pídeme que te traiga alguna cosa y te complaceré, pero no puedo permitir que te vayas.
  • En sus sueños Nara llamo a su papá como si estuviera respondiendo a Renzo.
  • Enseguida ordeno que fueran por el padre de Nara, y que también trajeran sus cosas con ellos, tal vez así ella se sentiría mejor

El señor Leonel acababa de regresar del comando policial, se le veía derrotado, demacrado, parecía que se había vuelto más viejo en la semana que había pasado, cuando llego a su casa se sorprendió de ver allí a unos hombres con aspecto peligroso, parados en su perta, cuando pretendía escapar uno de ellos lo llamo, por reflejo se detuvo y volteo a verlos, uno de ellos coloco una funda negra en su cabeza, mientras otro ponía esposas en sus manos, estaba aterrado, pero se calmo un poco cuando uno de los hombres dijo que lo llevarían con su hija.

Después de un tiempo que no pudo determinar, fue dejado en la sala de una residencia desconocida, cuando soltaron sus manos y descubrieron su cabeza, se encontró con la mirada fría y penetrante de Renzo, enseguida pregunto:

  • ¿Se puede saber que hago aquí, donde esta mi niña, que le ha hecho?
  • Renzo froto el puente de su nariz y respondió: lo siento mucho pero no tuve más opción, ella está aquí, pero ahorita esta sedada, se encuentra un poco indispuesta, por eso lo hice traer, necesito que usted la convenza, necesita comer y dejar de llorar, no quiero que se ponga peor, así que espero su colaboración en esto y de una vez le advierto que a partir de ahora esta será su casa, aquí tendrán todo lo que necesiten, podrán moverse libremente dentro y en los alrededores de esta casa pero no más de allí, siempre estarán vigilados por mis hombres y no tendrán contacto con nadie del exterior.
  • El señor Leonel suspiro y le respondió: muchacho, que equivocado estas, pensaste que mi hija podía ser forzada a hacer algo con lo que no está de acuerdo. Ella había dejado claro que no quería nada contigo, pero te empeñaste, ahora le has hecho daño y eso no lo podrás remediar, lamentablemente no lo entendiste y ahora todo estará perdido, déjame decirte, esa niña que estas reteniendo a la fuerza es tan frágil como un cristal, una vez que se rompe ya no tiene remedio. Nunca pensé que algo como esto podría llegar a sucedernos, pero ya está hecho y no hay vuelta atrás, solo espero que lo que te reste de vida puedas vivir conforme con tus decisiones y no lamentarte.
  • Renzo lo miro y le indico que subiera las escaleras, el señor Leonel volteo y se dirigió al pasillo, tuvo que abrir cada puerta para ver donde estaba su hija. Cuando la encontró, sintió su corazón partirse de dolor, su pobre niña estaba acostada inmóvil en esa enorme cama, con una aguja en su brazo y viéndose tan delgada y demacrada que no creyó que pudiera verla abrir sus ojitos de nuevo. Y lloro…



#2549 en Novela contemporánea
#21482 en Novela romántica
#3567 en Chick lit

En el texto hay: obsesion, amor, dolor y muerte

Editado: 20.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.