Amarnos de nuevo

Capítulo 26

Rueda de prensa

Eran las 9:00 de la mañana cuando él arquitecto Izan Leclerc salió al escenario de la rueda de prensa. Los flashes comenzaron antes de que Izan cruzara la cortina negra. Había estado allí detrás apenas unos segundos, pero el sonido metálico de las cámaras y el murmullo expectante ya formaban una pared. No necesito respirar ni una sola vez. Solo avanzó.

Su postura era impecable. Traje gris oscuro, corbata perfectamente alineada, la expresión serena de alguien que no solo había desato la miseria en la vida de su progenitor. Caminó hasta el podio mientras la sala se convertía en un mar de micrófonos extendidos como lanzas.

Cuando habló, no tuvo que pedir silencio.

—Gracias por estar aquí.

La frase cayó sin cortesía barata.

—Ante los eventos trascurridos de ayer, quiero ser completamente claro: la persona detenida durante la Junta extraordinaria, Benjamín Leclerc ya no representa a la firma. Ha sido destituido de manera unánime y permanente. No es el líder de Leclerc. No habla por Leclerc. Y no volverá a hacerlo.

Un murmullo recorrió la sala. Dos periodistas al fondo intentaron lanzar preguntas, pero Izan continuó sin conceder espacio.

—Nuestra prioridad inmediata ha sido proteger a nuestros clientes, nuestros equipos y nuestra reputación. Leclerc ha iniciado un proceso de saneamiento total de sus operaciones, auditorías internas y externas, y la implementación de nuevos protocolos de integridad. No vamos a permitir que los actos de un solo individuo definan el prestigio de nuestra firma.

Un periodista, sin esperar turno, levantó la voz.

—¿Puede confirmar los cargos? ¿Son tan graves como dicen los informes?

Los flashes se intensificaron.

Izan apoyó ambas manos en el podio. Ningún temblor. Ningún titubeo.

—Sí. Los cargos son graves. Incluyen fraude financiero, uso indebido de recursos corporativos, y, en lo más condenable, la participación en actos que han perjudicado vidas fuera del ámbito empresarial.

Su tono no cambió, pero la sala se volvió más fría.

—Estos actos fueron realizados sin conocimiento de la empresa y exclusivamente para beneficio personal. Leclerc es, en este caso, víctima de una traición, no un cómplice.

Otra voz surgió desde la primera fila, cargada de intención:

—¿El señor Leclerc asegura sufrir problemas cardíacos y un cuadro de deterioro mental para evitar prisión? ¿Está la firma involucrada en esa estrategia?

Algunos periodistas levantaron las cejas, anticipando tensión. Izan no les dio ese espectáculo.

—La salud del señor Leclerc ya no es un asunto de esta firma. Pertenece ahora a las autoridades médicas y judiciales. Leclerc no interferirá ni respaldará ninguna narrativa destinada a evadir responsabilidad. Nos comprometemos a colaborar con la justicia, no a protegerla de ella.

Un silencio breve, cargado, expectante.

Entonces Izan concluyó.

—La verdad seguirá su curso. La justicia seguirá el suyo. Y Leclerc seguirá trabajando. Desde hoy, esta firma retorna a lo que siempre debió ser, un espacio de excelencia, ética y responsabilidad. Gracias.

No esperó más preguntas. No hubo espacio para ellas.

Giró con la misma calma con la que había entrado y abandonó la sala, dejando atrás cámaras encendidas, titulares en proceso y el mensaje grabado, nítido, en la memoria de todos.

Benjamín Leclerc cayó sin opciones de levantarse.

Izan Leclerc

“Flor canela, te amo, ahora, mañana y por toda la eternidad. Mi amor por ti no tiene fecha de vencimiento, cuatro años lejos no lograron borrarlo. Mi alma te implora que me perdones. No espero un perdón inmediato, te lastimé y sé que aún te duele. Tomará tiempo, lo acepto. Estaré aquí esperando. Incluso más allá de mi vida.

Te ama, Izan”.

En mi mente repaso una y otra vez la nota escrita a puño por mi parte mi dolor. Espero no la tire a la basura. Me pongo nervioso acompañado de una punzada de dolor, al imaginar tira con desprecio a la basura esas palabras sacas de mis entrañas. La etapa de las cintas en los girasoles se acabaron, ahora serán notas.

Mi princesa tenía razón cuando dijo que por mi mismo debía ganarme su madre. Por supuesto las flores no eran un ofendra para su perdón. Eran sus favoritas de siempre, mi intención es tener detalles con ella. Un gesto de hacerla sonreír aunque no la pueda ver.

No es perdón camuflado. Es mi amor manifestado en sus amadas flores.

Tal como me aconsejó Cillian, me he mantenido distante de Danielle por todo el tema del divorcio. Hemos hablado solo unos minutos por teléfono, pero enseguida termina pasándome con Darla. Al menos, no me ha dejado extrañar su voz aunque suene fría conmigo.

Tatiana, por otro lado, explotó. No es una sorpresa, siempre se ha opuesto rotundamente al divorcio. Tuve que irme de casa para no soportar la situación. Hoy regresaré, no porque quiera, sino porque tengo asuntos de trabajo que atender allá y porque Darla irá a visitarme pasado mañana, bebo ordenar todo.




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