Amarte es lo único que me importa

Capítulo # 2

Capítulo # 2

En el departamento de Alessia.

Claudio despertó con una sonrisa en los labios, al mirar como duerme tranquilamente Alessia en sus brazos, es una mujer tan hermosa que podría tener cualquier hombre a su lado y lo eligió a él, se inclinó y la beso.

Alessia abrió lentamente los ojos y lo mira divertida. 

—¿Y cómo amaneciste?

—Increíblemente, bien —respondió él, subiéndose encima de ella— eres una droga.

Ella le sonríe seductoramente.

—Un poquito, al menos. Estamos disfrutándonos.

—Eres un caso, Alessia —dijo él besándola con pasión.

A los pocos minutos ella se separó de sus labios.

—Voy a preparar el desayuno.

—No, quiero hacerte mía.

—¿De nuevo? —lo mira divertida y sería a la vez— no usamos protección.

—No puedo tener hijos —le informa mirándola, observa el asombro de ella—. Es que, mis espermas son muy bajos y es difícil embarazar a una mujer —le explica.

—Sabes, creo que estás equivocado —dijo mirándolo a los ojos— creo que no debes de confiarte de eso.

—No te preocupes, uso, protección siempre. Anoche no sé qué me sucedió —le confiesa y continúa— podríamos vernos y ya sabes.

—Por mí, no hay ningún problema —dijo, besando el cuello— hueles rico.

—Tú más —sintiéndose, tan cómodo con ella— eres diferente.

—Lo sé, algunas personas me lo dicen —confiesa y mirándolo a los ojos— entonces, podemos vernos.

—Las veces que lo deseemos —le asegura sonriente.

—Vamos a disfrutar de la mañana —propone besándolo con pasión.

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En la mansión Jones Rizzo.

Camilo mirando a su madre.

—Alessia, tiene el celular apagado.

Gabriella desayunando.

—Tu hermana, siempre es así.

Gilberto reuniéndose con su esposa e hijos.

—¿Y qué saben de Alessia?

—Nada, debe de estar en su departamento —aseguro su hijo Adolfo— no debió de irse de la fiesta.

—Siempre lo hace —comenta Camilo de mal humor— Marina quería conocerla.

—Tu novia, es una mujer muy inteligente —dijo Gabriella con calma— Aless trabaja en la cafetería de Baldassare, puede ir a verla allá.

—No es la idea, madre —dijo su hijo mayor, molestándose— voy a su departamento.

—No debes de molestarla —habló Gilberto serio— dejémosla tranquila.

—Cierto, ella merece su espacio —afirma su hermano menor— siempre está en la cafetería o en el hospital.

—Así es, hoy dejémosla tranquila —propone ella con seriedad.

Camilo no dijo nada, pero cruzo sus brazos en símbolo de molestia.

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Una hora después.

En el departamento de Alessia.

—En dos horas, tengo que irme al hospital —le informa Alessia comiendo un poco de pan tostado, fascinada de estar compartiendo con Claudio. 

Claudio detallándola y sonrió emocionado.

—¿Crees que no te aburrirás de mí?

—Lo dudo, eres todo lo que imagine —confiesa y con sinceridad— eres muy guapo y demasiado varonil, eres moreno y esos ojos color miel. Me encantan. 

—Te llevo quince años —le recuerda.

Alessia sé encogiendo de hombros.

—No me importa.

—¿Y cuándo perdiste tu virginidad? —le preguntó curioso.

—A los dieciocho años —contesta con calma— fue demasiado aburrido.

Claudio casi se ahoga con el jugo y soltó una carcajada.

—Lo odié y no quise seguir con él.

—Solo estuviste una sola vez con él —dice sorprendido.

—Sí, ahora contigo.

—Eh… Ayer no parecías una inexperta —suelta, confundido.

—No sabes, lo que deseaba hacerte el amor —dijo con sinceridad— cumplí contigo, casi todas mis fantasías.

—Eres una loquita —soltó y riéndose— eres muy sincera.

—Lo sé.

El celular de Alessia sonó y contestó.

—Buenos días.

—Alessia —habló su prima Carlotta.

—Hola, Carlotta —dijo ella sonriendo.

—Iré para allá.

—No, estoy muy ocupada.

—¿Estás con un hombre?

—Sí.

—Diviértete.

—Está bien.

—Carlotta Gentile, ¿verdad?

Alessia asintió con la cabeza.

—Ustedes, se parecen mucho.

—Olivia y mi madre, son gemelas —explica alegremente— y por eso, nos parecemos.

—Ahora entiendo —dijo él levantándose de la silla y acercándose a ella—. ¿Cuándo nos volveremos a ver?

—Esta noche, puede ser —responde mirándolo a los ojos— podríamos vernos como a las diez.

—Sí, está bien.

Claudio antes de irse le dio un beso en los labios y Alessia quedó pensando en él.

—Por fin, eres mío —murmuró emocionada.

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Claudio llegó a su hogar, al hotel Bianco es un empresario hotelero que fue fundado hace más de cien años, todos los Bianco han luchado por hacer crecer la empresa hotelera, que está distribuida por todo el mundo, es una familia muy reconocida mundialmente.  

—Dormiste afuera —habló su exmujer.

—Hola, Zoe —dijo acercándose a ella y dándole un beso en la mejilla— creía, que se mudarían este mes.

—No, tu hija se niega hacerlo —explica con pesar— no me gusta, este ambiente en el hotel y Zia se niega hacerlo.

Claudio sonríe divertido.

—Aquí puede conocer cantantes, actores y pare de contar.

—Eso sí, la otra vez se tomó unas cuantas fotos con dos actrices —dijo soltando un suspiro— voy a la piscina.

—Está bien, voy a oficina. Necesito estar informado.

—Ve, si ves a Zia, dile que estoy en el área de piscina —le pidió alejándose de él.

—Claro que sí.

Claudio entró al ascensor y sonrió al recordar su encuentro con Alessia.

—Esa sonrisa —habló una anciana risueña.

—Hola, abuela Gina —dijo él dándole un beso en la frente.

—Tuviste un buen revolcón —pregunta la anciana con picardía.

Claudio soltó una fuerte carcajada.




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