Amnesia

12

Leah Hamilton

—¿Esto es siquiera seguro? —inquiere Ana, apretando el abrigo de piel sintética contra su cuerpo para protegerse del frió de la noche.

—Estoy segura de que no es así, pero seguro mato a Lucia después de esto —contesto, apretando los dientes y tomando las solapas del abrigo con mis manos heladas—. No estoy segura de que continuemos vivas después de esto como para cumplir mi promesa, pero haré todo lo posible para convertirme en la otra vida en un ente malvado y hacer de su vida un infierno.

Hace cuatro días desde mi conversación con Isabella, pero no logre entender nada de ella hasta el día siguiente, después del colegio y antes de una clase bastante fastidiosa de piano, cuando se lo conté todo a Ana y ella me ayudo a entender por completo las palabras de su enigmática madre, después de decirme lo idiota que era con un ejemplo. Resulta que Isabella me daba permiso para contar mi situación y no más que eso, pero no que convocara una rueda de prensa, así que puedo publicarlo de cualquier manera en el mejor medio de comunicación adolescente: Internet.

Había llegado a la conclusión de que lo mejor seria una transmisión en vivo por una de mis cuentas en Instagram (porque tengo dos, una publica y una privada solo para familiares y amigos, usaría la publica para esto, claro), solo necesitaba saber cuando y que decir. Lo que paso el día del accidente aun es bastante complicado, porque solo se lo que paso después del accidente. Nada más.

Lo mio es más sencillo, solo debo decir que me golpee la cabeza y que no estoy loca, solo no recuerdo ni un pepinillo de lo que pasaba en mi vida antes de despertar en el bosque de Genova.

En el instituto, los rumores subieron de nivel cuando empezaron a surgir los rumores sobre mi dramático rompimiento con Jules Tannes, y hasta empezaron a hacer teorías locas sobre el por que de que lo hiciéramos; también, como es natural, los pocos testigos que se encontraban allí ese día, parecen olvidarse de exactamente que paso y agregaron un montón de nuevas cosas, como algunos que juran haberme visto irme del instituto en el auto de un chico latino después de romper con Jules.

A decir verdad, el que Tannes no haga mas que alentar los rumores no ayuda en lo más mínimo. Mucho menos el que dos días después de nuestro trágico rompimiento, por el que él atestiguo estar destrozado emocionalmente, el decidiera emparejarse con Selene Lincer, la capitana suplente de la suplente en el equipo de animadoras (yo soy la suplente de Clare, y ella es mi suplente mientras que la suplente de Clare, es Maggie Diamond). Esto no mi importa mucho, pero rápidamente aprendí a evitar los corredores donde ellos estaban porque por algún motivo que desconozco, siempre que Tannes me ve caminar cerca de él y Selene, él siente la necesidad de estampar su boca contra la de ella, de una forma tan repulsiva y grotesca que dudo que se llame "besar".

Por otro lado, empece con algunas de las clases que debo ver desde casa en mi supuesto "tiempo libre". Todas me resultan muy aburridas, excepto la de extenuante y fastidiosa clase música, donde la profesora me tiene muy poca paciencia al recordarme las notas correctas que debería tocar en la guitarra, o en el piano, o en el cello, o en el violín. Ni siquiera entiendo porque necesito saber tocas tantos instrumentos, aunque resulta relajante cuando logro tocar alguna pieza completa sin equivocarme.

Tris borro las clases que quería dejar definitivamente, lo que me dejo con varios espacios libres que antes no poseía. Podría decirles que en esas horas libres, aprovechaba y pensaba en que decir en mi "comunicado" por Instagram, pero prometí nunca mentir a los lectores.

—¿Esa bolsa esta bien puesta, no? —dice Ana, refiriéndose a mi brazo que había envuelto en bolsas para proteger el yeso.

—Eso espero —contesto, pensando en lo que podría pasarle al yeso si le entraba agua.

No tengo idea, pero probablemente me gane una reprimenda del doctor.

—¡¿Que están esperando?! —grita la impaciente de Lucia, junto a Tiana y Katya, unas gemelas que aun me costaba trabajo diferenciar aunque Lucia me lo repetía constantemente— ¡Solo HÁGANLO!

—La próxima ves que planees una pijamada con juego a la botella —dice Ana entre sus dientes apretados, quitándose de una patada sus pantuflas de conejo—, mantenme fuera del asunto.

—Créeme —digo, imitándola—, no haré otra pijamada después de esta.

Levantamos nuestros pies con decisión para posarlos en el frío azulejo, que esta helado como el infierno (suponiendo que el infierno sea frió), y dudamos en el borde por lo que me parece una larga eternidad.

—Acabemos con esto —masculla Ana, lanzando un bufido de resignación al aire.

Asiento y dejo que la tela del abrigo de piel se deslice de mi cuerpo hasta la nieve que roza los azulejos, y salto desnuda a la piscina congelada junto a Ana. Mis piernas son las primeras en romper la superficie del agua e inmediatamente siento como un centenar de cuchillos de hielo se clavan en mi piel. ¡Maldigo a toda la generación del vientre de Lucia Castillo por hacerme hacer esto! Saco mi cabeza del agua, los dientes golpeando uno contra el otro por los temblores y mi helado cuerpo al borde de la hipotermia, y veo como Lucia y las gemelas Curie salen de la mansión para ayudarnos a subir a tierra firme, pero de un momento a otro vuelvo a sumergirme cuando alguien, Ana, me confunde con un flotador gigante.

En esta linda noche nevada, disfrutando con amigos y familia una intima fiesta de pijamas; me cuenta entender como termine de estar junto a la chimenea de la sala, a que un centenar de cuchillos de hielo se clavaran en mi piel y que mis pulmones se llenaran de fuego.

Me parece que pase siglos bajo el agua cuando un par de manos me toman por las axilas y me sacan de nuevo a la superficie, que no resulta menos fría que el agua, mientras yo tosía fuego y mis dientes centellean frenéticamente. Parecen maracas y castañas en un tango.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.