Amnesia

37

Ana Domine

—Lamento que todo esto haya sido en vano —me disculpo por tercera vez con Connor.

—Pase todo el día contigo —dice, mirándome de reojo—. ¿Quien dice que fue en vano?

Una sonrisa se extiende por su rostro y la imito, mientras terminamos de subir las escaleras del jet y tomamos asientos en los mismos de hace un rato, con él en el asiento del frente y separados por la mesa.

—Pudimos haber hecho otra cosa de saber que el día terminaría así —continuo lamentándome.

—Aun tenemos tiempo —señala.

—Pensé que dijiste que teníamos que devolverle el jet a tu padre, para que lo use mañana —digo, frunciendo el ceño.

—New Adventure es muy aburrida en verano—dice, inclinándose sobre la mesa y capturando mi mirada con sus ojos achocolatados—. Podríamos dar una vuelta por allí antes de volver a la ciudad.

—¿Me estas proponiendo escaparnos?

—No —sacude su cabeza lentamente, con la misma sonrisa coqueta de la que me encapriche hace semanas—. Solo te estoy diciendo que California es un lindo y soleado lugar en estas fechas.

Lanzo un chillido de emoción al comprender sus palabras y me levanto de mi asiento para subirme a su regazo, tomo su rostro sonriente entre mis manos y lo beso con fuerza.

—¿Eso es un si? —pregunta, cuando nos separamos por aire. Me quedo viendo sus labios hinchados por el beso—. Tengo que saberlo porque si no alguien podría pensar que te estoy secuestrando.

—No me importaría ser secuestrada si se trata de ti.

—Aun así es valida mi pregunta —me da un casto beso en los labios—. ¿Si o no?

—Tengo que enviar un mensaje —digo, levantándome de su regazo con una gran sonrisa en mi rostro—, no vaya a ser que Isabella luego se preocupe porque no llegare mañana a casa.

—Asegúrate de mencionarle que tal vez te aparezcas por allá la próxima semana.

—¿Por que? —pregunto, completamente entusiasmada.

—Porque el jet no volvería a estar desocupado hasta la próxima semana, creo.

—Podríamos tomar un vuelo comercial —replico, aunque es probable que no lo haga.

—Cierto, podríamos —asiente Connor, y me queda claro que ni siquiera lo va a considerar.

Tomo mi teléfono bajo su mirada y envió un mensaje rápido a Isabella, informándole sobre el cambio de planes y agregando una excusa sobre que Connor necesita buscar algo allá y que seria estúpido desaprovechar la oportunidad. Ella acepta sin ninguna discusión, replica o regaño, lo que me resulta extraño. Yo esperaba una charla sobre los nietos apresurados y su juventud como mínimo.

Le pregunto si esta bien, preocupándome porque hubiese pasado algo y ella me no me dijera porque estaba lejos, esperando que pise New Adventure para enterarme de todo. Ella solo respondo que algunos asuntos del bufete y la compañía la tienen atareada, así que dejo de insistir, sé que la compañía es algo difícil de manejar y combinar eso con el bufete de mi tía, debe ser un arma mortal para el buen humor.

Cuando termino Connor manda a una de las azafatas (ahora vestidas de amarillo) a avisar al piloto de que estábamos listos para despegar, y para que triga champaña para celebrar nuestra pequeña fuga.

Hablamos, dormimos, comemos, hablamos mucho mas y en menos de lo que nos damos cuenta estamos aterrizando en una de las pistas del American Airlines de California, para la hora del desayuno.

Connor rento una habitación en un hotel y un brillante Mercedes Benz, que me deja babeando y a llegar a considerar la idea de cambiar mi SUV por una de esas bellezas. A pesar de mis lloraderas y pataletas, Connor no me deja conducirlo hasta el Starbucks mas cercano, donde planeamos desayunar algo rápido, aunque sabe que yo nunca he estropeado un auto al conducir. Sin embargo, me deja elegir la música, así que en todo el trayecto pongo canciones de RihannaBazzi Blackbear y las canto como si estuviese dando un concierto en el Madison Square Garden.

El hotel que Connor se llama, para resultar completamente irónico, Hamilton Hotel. Le entrega las llaves del auto al encargado del estacionamiento y otro chico lleva nuestras maletas a la habitación mientras yo me quejaba de que mi Frappuccino se había terminado, y que ahora tendría que comer todo lo demás en seco.

—¿Que te parece? —inquiere Connor, mientras me dirige al balcón de la habitación para admirar la vista al mar.

—Me parece que deberías proponer secuestros más a menudo —contesto, sonriendo con mis labios cerrados.

—Lo tendré en cuenta —dice, sonriendo a su vez—. ¿Quieres descansar o ir a pasear un rato?

—Tenemos exactamente una semana para estar aquí —digo, como si considerase su propuesta aunque, en realidad, no lo hago—. Creo que empezare a descansar cuando llegue a Hamilton Paradise.

Suelta una pequeña carcajada y me besa, ara luego ir a pedirme un jugo por teléfono a las cocinas, alegando que mis quejas sobre la bebida le habían dado pena. Voy a preparar las cosas de Starbucks en la mesa para comer.

Ahora que lo pienso, pudimos haber pedido el desayuno aquí en el hotel, pero yo me había encaprichado por Starbucks desde el principio, y él nunca se opuso.

Cuando termino de poner las cosas en la mesa (lo que no me lleva mucho tiempo), Connor entra en el baño para darse una ducha rápida, así que vuelvo a salir al balcón para esperarlo.

Lo he retrasado mas de lo que debí, pero no creo que se me de otro mejor momento. Si quiero estar cuerda en el momento en el que pise New Adventure, tengo que pensar en lo que paso, porque si no terminaría derrumbándome bajo la mirada inquisitiva de mi madre y la preocupación de mi tío y primas.




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