Amnesia

44

Lucia Castillo

Llegamos a la casa de las gemelas (las anfitrionas anónimas para Leah), me bajo de un salto del auto y me adentro en la sala. Hago un recorrido rápido y me hago con un vaso grande de cerveza y un trozo de pizza. Saco mi teléfono y envió un mensaje a mis gemelas favoritas, avisando que ya estoy aquí y que no se donde mierda están, textualmente hablando.

Control + V: Tercera habitación a la derecha después de subir las escaleras.

Control + VHicimos algo increíble!

Me encojo de hombros y subo las escaleras de la casa, intentando no derramar mi bebida porque las luces intermitentes me mareaban, y entro a la habitación que me indico Tiana. Casi se me cae la cerveza al suelo al ver lo que hicieron.

La habitación esta iluminada con velas en diferentes sectores, otorgando ese aspecto que debería resultar romántico, pero que para mi, y bajo este contexto, es resulta perturbador en niveles que no quiero explicar. Hay una mesa junto a las paredes con refresco y pizza, acompañados de licores caros. Chicos y chicas por igual hablan entre ellos y pusieron música suave, cuyo interprete no logro identificar.

Las gemelas se acercan a mi, Tiana liderando la marcha con una sonrisa de entusiasmo plasmada en su rostro (por lo que sé que acaba, esta o ya ha hecho una pendejada), y Katya, con su usual cara escéptica y desconfiada.

—Dime, ¿que te parece? —pregunta Tiana a modo de saludo.

—Por favor, dime que no estas vendiendo droga —digo al mismo tiempo.

—No estoy vendiendo drogas —dice, sonriendo de una manera que me hace dudar de sus palabras.

—No esta por entrar un estríper —continuo con mi lista de preocupaciones.

—Sin estríper, ¡aunque es buena idea para otra fiesta! —agrega, como si de verdad lo considerara.

—No hiciste un club sadomasoquista —digo.

—Nada de Christian Grey hoy.

—¿No hay nada ilegal que este a punto de pasar?

—Nada, nadita.

—¿Ni una orgía improvisada a la que me quieras meter en contra de mi voluntad?

—No, que asco, Lucia.

—Entonces, ¿que es esto? —Estoy confundida.

—Este es mi salón V.I.P —dice, mirando con orgullo el lugar—. Perdón, nuestro salón V.I.P.

—Se puede saber, ¿por que es un salón V.I.P?

—La verdad, encaja mas en la categoría de salón de juegos —dice Katya, poniendo los ojos en blanco—. Tia tiene la idea de jugar juegos con estos chicos.

—¿Juegos? —pregunto, frunciendo mi entre cejo—. ¡Dijiste que sin sadomasoquistas!

—No esa case de juegos —dice Tiana, sacudiendo su cabeza—. ¿Que te pasa? Me refiero a los juegos a lo «Verdad o Reto» o a la botella. Tu mente es un asco, debes dejar de leer en Wattpad.

—Primero, Wattpad no es el único culpable de mis morbosidades; segundo, ¿por que?

—Porque puedo —dice Tiana, encogiéndose de hombros—. Anímate, sera divertido.

—Lo dudo seriamente, Tiana.

—Que aguafiestas te has vuelto, debes dejar de pasártela con Katya.

—Y tú de hacer planes locos y de sugerir cosas.

—Jamas. Ademas, esto sera divertido. Invite a muchos chicos, no solo del IMPEE, también del Royal y del Lorge, todo en números pares de chicos y chicas, para que no nos toque besar una chica si jugamos a la botella.

—¿Por que jugaríamos a la botella? —pregunto, pensando en el herpes labial que podría contraer.

—En realidad, ni ella sabe que jugaremos —dice Katya, poniendo los brazos en jarra—. Paso la tarde metiendo muchos papelitos en un tazón, con la idea de que sacaríamos uno para decidir el juego.

—¡No es genial! —chilla Tiana, aplaudiendo con emoción.

—Es estúpido —digo, Tiana me hace un puchero y Katya la mira con una expresión que bautizo como un claro « te lo dije»—. Pero, a donde sea que vayas...

Tiana suelta un chillido de emoción y se lanza hacia mi, abrazándome y casi llevándome al piso. Katya me mira como si yo hubiese hecho algo comparable a lo que hizo Judas.

—¡Siempre y cuando no haya nada sexoso o ilegal en todo esto! —agrego, mientras Tiana me abraza hasta casi asfixiarme.

—¡Prometo que nada de eso pasara! —dice, separándose de mi por fin luego de que doy tres golpes a su espalda—. Solo seremos un grupo de chicos inocentes, que juegan al «Yo Nunca, Nunca» en una habitación oscura.

—Esta bien —acepto, y una parte de mi me avisa que esto podría salir muy mal.

.

.

.

Primer juego de la noche: Yo Nunca, Nunca.

Resultado:

—Yo nunca, nunca —canturrea Katya, mirándome con sus ojos castaños cargados de malas intenciones—, he pasado la noche en casa de una amiga y la he retado a saltar desnuda, en pleno invierno, a la piscina congelada de su casa. —Perra traidora, le doy un trago a mi bebida mientras todos los demás chicos nos miran con interés.

Prospectos de viejas chismosas en desarrollo.

—Yo nunca, nunca, he estado a punto de coger con un mariscal de campo en el campo de fútbol americano del instituto —digo con sorna, Katya da un sorbo a su bebida mientras me mira con odio.

—Yo nunca, nunca... —empieza Katya.

—Chicas, deberíamos hacer esto por turnos —intenta razonar Tiana, sin éxito alguno.

—... he allanado la casa de un chico, para cumplir con una apuesta —la ignora Katya.

Zorra, esa apuesta la hizo ella. Doy un sorbo.

—Yo nunca, nunca, me he besado con una chica —digo, echando espuma por la boca... Metafóricamente hablando, claro.

—¡Fuiste tu quien lo hizo! —exclama Katya, señalándome con su dedo indice.

—¡Mierda!, es verdad —murmuro por lo bajo. ¿Que ha hecho esta loca que me haya revelado después? ¡¿Por que tiene que ser tan recatada?! Lo tengo—. Entonces, yo nunca, nunca, le he escupido desde el piso de arriba del instituto, solo para ver a quien le cae la saliva.




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