Mateo Castillo
—Me refiero, a que quieres hacer ahora. ¿Quieres seguir con esos sentimientos y arriesgarte, o alejarte de ella y dejar que el tiempo haga el resto? Es tu decisión.
Lucia se levanta del suelo y se va a la cocina, esquivando los montones de almohadones que están por todo el suelo de la sala, Luca se levanta también y la sigue hasta allá, dejándome solo con el nudo que es mi cabeza.
Para variar, Lucia tiene razón en algo que sale de su boca: esta es mi decisión. Solo mía.
Lo que dije es cierto, Leah ha resucitado cosas en mi en estos últimos días que yo pensaba que estaban bien enterradas bajo pilas de cemento solido. Cuando la conocí me pareció el ser mas hermoso en la ciudad, con el cabello relampagueando en tonos rojizos cuando el sol le daba y esas mechas rubias que rodeaban su rostro, enmarcándolo y realzando algunos rasgos mientras ocultaba otros, desde ese momento supe que ella era inteligente, pero que se esforzaba mucho por ocultarlo bajo el maquillaje y su actitud de estar por encima de todo.
No era la primera chica que conocía que hacia eso, ocultar su inteligencia de esa manera.
La primera fue Daniela, pero me prometí nunca mas mencionar su nombre porque es estúpido seguir recordándola. Aunque ahora se me hace imposible no comparar a esa Daniela que conocí, con la Leah de mis primeros días en el IMPEE.
Si soy completamente sincero, Leah y Daniela tienen mucho más en común de lo que quiero admitir. Pero si fuese sincero, también diría con detalles porque Daniela es la mas puta de las chicas que conocí en España.
Por lo que viví con ella sabia que no era una buena idea enamorarme de Leah. Sabia que no podía dejarme enredar con sus brillantes ojos ni con su cabello castaño, así que solo me enfoque en todos sus defectos, en cada grieta que conseguía en ese hermoso retrato de grandeza. Entonces llego Margaret y todo fue mucho mas sencillo.
Margaret esta tan llena de rencor y celos hacia esa familia, que me concentraba en escuchar con atención cada una de las criticas sobre las Hamilton para agregar cosas a mi lista de las palabras que uso para describir a Miss Hamilton. Ella me ayudo a enterrar mis sentimientos hacia Leah y, cuando nada de lo que ella decía me llamaba la atención ni me parecía interesante, empece a ver sus propios defectos y me empezó a repeler mucho más que Hamilton.
A Leah la conocía por boca de otros, pero a Maggie la conozco por sus acciones.
Nunca existió nada romántico, aunque ella siempre me hizo saber que lo quería. Ella se parecía a Daniela y a Leah. Sé que no debo clasificar a todas las mujeres por categorías, pero me es complicado apartar ese mal habito. Es automático.
Entonces, cuando todo lo que sentía y pensaba sobre Leah es que solo era una princesa consentida por sus padres, llega la Leah del accidente, esa que me hace reír a carcajadas y me sorprende con solo respirar cuando estamos juntos, y revoluciona todo. Mis sentimientos empiezan a resucitar en solo una semana, pero de una manera completamente nueva y fascinante.
Mi opinión sobre ella se fragmento, es como si estuviese conociendo de cero a una persona completamente diferente. Esta Leah no intenta ocultar nada y es simplemente ella con cada respiración y paso que da por su vida. Es de ella de quien me estoy enamorando...
Es a ella quien le dije que solo quería que fuésemos amigos.
Luego de eso vi asomarse por primera vez en meses a la Leah de antes del accidente y no supe que hacer. Había pasado tanto tiempo junto a la Leah de después que me pareció extraño, como una aparición fantasmal, ver a esa Leah justo en ese momento. Fue entonces cuando ella se me escapo.
Es como lidiar con alguien que tiene personalidad múltiple, esta Leah de Después y Leah de Antes. La Leah que conocí en mi primer día de instituto y por la que esforcé al máximo en odiar cada rincón del suelo que tocaban sus zapatos de diseñados; y la Leah que ve Juego de Tronos conmigo y no tiene miedo de ser ella.
No estoy enamorado de Leah, no puedo estarlo. Sé que en algún lugar de ella aun vive Miss Hamilton y a ella no la puedo amar, no estoy listo para amarla. Pero ahora mismo solo existe Leah, su versión completa y sincera, y sé que el atisbo de Miss Hamilton que presencie solo fue su reacción porque le hice daño, sin notarlo.
Aclaro mis ideas, aparto todas las dudas de mi cabeza, y me levanto del suelo para ir a la cocina con mis hermanos.
Lucia esta sentada en la encimera con un tazón de frutos secos en sus manos, mientras Luca bebe café a su lado.
—Me voy —anuncio, tomando las llaves de repuesto de la camioneta del llavero. No sé donde quedaron con el desastre que armamos en la cocina.
—¿A donde? —pregunta Lucia, dejando el tazón a un lado.
—Genova .—Salgo de la cocina.
—Vamos contigo —dice Luca y no puedo negarme. De todas formas, ellos son los que me hicieron entrar en razón.
Salimos fuera de la casa y Luca envía un mensaje a mamá para asegurarnos de tener tiempo de arreglar el desastre de la sala cuando lleguemos de casa de Leah.
—Espero estés seguro —dice Luca, subiendo en el asiento trasero porque Lucia le gano el del copiloto.
—Concuerdo con él —dice Lucia, ajustándose el cinturón de seguridad mientras pongo la llave en el contacto.
No respondo. No estoy seguro de nada, solo de que quiero seguir descubriendo que tanto me puede encantar esta versión de Leah, mientras me preparo para su otra versión.
Leah Hamilton
Paso el resto del día en la calle, olvidándome de todos y todo por un rato.
Paro en Wonder, compro helado y me quedo un rato hablando con la chica de la caja registradora, que se llama Veronica y es bastante agradable. Luego voy a una tienda de joyería y compro un regalo para Lucia, Clare y Ana y también consigo unos aretes de diamantes para mi, lo que cuenta como mi primer abuso a mi cuenta bancaria en meses. La siguiente parada es el centro comercial, donde también consigo buenas prendas que dudo quepan en mi armario. Luego, termino en una playa casi desierta donde me consigo a las gemelas, jugando entre ellas en el agua.