— ¡Me opongo! — vociferé. Ethan y Génesis me miraron sorprendidos
— Bueno, entonces no tengo nada que hacer aquí — Noah se levantó de la silla.
— ¡No! Espere — intervino Génesis — Leyla y yo vamos a hablar — mi amiga me tomó de la mano y me sacó de la oficina.
— ¡Ni lo pienses Génesis! No voy a ser su secretaria.
— ¡Leyla, por favor! No te lo pidiera si esto no fuera realmente importante.
— ¡No puedo! Ni siquiera puedo organizar mi agenda, mucho menos podré con la de él. Además no sé por qué él quiere que sea su secretaria, tiene docenas de ellas en su gran edificio en el centro de la ciudad, no necesita de mí.
— ¿Cómo sabes lo de su oficina? ¿Acaso la conoces?
— ¡Claro que no!, pero para ser un empresario exitoso, debe muchas secretarias y un gran edificio.
— ¡No te creo Leyla! ¿Lo fuiste a buscar?
— ¡No!, ya te dije que no —. Génesis no podía enterarse de que había estado en la oficina de Noah, ella me lo prohibió, pero aun así lo hice.
— Entonces ¿Lo harás? — inquirió — Leyla, mi empresa está en tus manos — ¡Dios! Génesis me la ponía tan difícil — ¿Leyla?
— Te lo advierto Génesis, tendrás que poner una estatua mía en la entrada de tu edificio — mi amiga se lanzó hacia mis brazos.
— ¡Gracias Leyla! ¡Nunca me equivoque al elegirte como mi mejor amiga!
— ¡Tú nunca me elegiste, fui yo quien eligió a la gordita maltratada de la secundaria!
— ¡Oye! — refutó
— Por cierto, no me hago responsable si en el camino, él termina asesinado…
— o enamorados… — se burló Génesis. Le hice cruz con mis dedos en negativa de sus palabras — por cierto ¿Qué hiciste con Felipe? ¿Le contaste la verdad?
Suspiró — Ya te contaré, pero no son buenas noticias.
Regresamos a la oficina en donde se encontraba Ethan y don engreído — Todo está arreglado — indicó Génesis — tendrá su oficina propia y Leyla será su secretaria.
— ¡Muy bien!, entonces no hay nada más que hablar con ustedes, quedo en espera de los contratos para que mis abogados los revisen y si todo está bien, seré su próximo socio. Ahora quiero pedir que me dejen a solas con la señorita Wilson — ¿Y ahora que quería? Ethan y Génesis salieron del salón, dejándome a solas con Noah.
Me senté frente a él, con una sonrisa hipócrita esperando escuchar que dijera algo — No tienes que fingir que te agrada esto — mencionó — sé que por dentro lo haces solo por tus amigos.
— ¡Gracias a Dios!, porque no iba a soportar tener una sonrisa delante de usted y si tiene razón, esto no me agrada, pero lo hago por mi amiga, porque ella merece esta oportunidad.
— A mí tampoco me agrada la idea que seas mi secretaria…
— Entonces… ¿Por qué fue una de sus condiciones?
— Porque tiene que pagar de alguna manera su atrevimiento, nadie me llama energúmeno y engreído, sin recibir su castigo — ¡Maldito!, sabía que lo hacía solo por joderme.
— Pues en definitiva será un castigo estar a su lado — me burlé. Él se levantó de la mesa para irse — ¿Cómo quiere que le llame?: Señor Hall, Don engreído… — dije antes de que él saliera.
— Simplemente Noah — susurró en mi oído — mañana la espero puntual señorita Wilson, odio a las personas que no cumplen con su horario — salió de la sala dejándome sensaciones extrañas y un mal sabor de boca.
Salí del salón y me topé con Génesis y su novio — ¿Qué te dijo? — preguntó mi amiga.
— Cosas sin importancia, estén tranquilos que haré mi mayor esfuerzo.
— Gracias Leyla — agradeció Ethan, quien después de sus palabras se retiró. De seguro en estos momentos todo su enojo contra mí, se había esfumado.
— Ahora tú vienes conmigo — tomé del brazo a Génesis y la llevé a su oficina — Ahora si dime lo que pasó con Felipe, ¿Le aclaraste las cosas?.
— ¡Aún no!
— ¡Pero Génesis!
— Ya lo sé Leyla, pero no tuve el valor. Vino a decirme que vendió todo en Norteamérica para venir tras de mí.
— No sé por qué, pero sus explicaciones no me convencen, estoy segura que lo sucedido con tu hermana se supo en todo el país, es imposible que él no lo supiera. El amor te esta volviendo débil ¿Dónde está la Génesis valiente?, la que enfrentaba los problemas.
— Tienes razón, tengo miedo. De verdad no quiero arruinar mi relación con Ethan y no sé cómo enfrentarlo. Llevé a Felipe a un hotel con la excusa de que tenía que hablar contigo sobre su hospedaje y ahora no sé cómo decirle la verdad.
— Me dijiste que en una relación lo importante es la confianza, si no le dices la verdad a Ethan, lo puedes llegar a perder y no creo que quieras que eso pase por segunda vez, él te ama y agradecerá que le digas la verdad — Durante mi mala relación con el innombrable, Génesis fue mi apoyo y siempre me aconsejo que fuera sincera, así que ahora me correspondía recordarle sus palabras.
— Te prometo que hoy en la noche tendré resuelto todo, seré sincera con Felipe y le diré la verdad a Ethan sobre la llegada de Felipe. Solo espero que ambos se lo tomen con calma. Me preocupa más Felipe, no tiene en donde quedarse, ni trabajo, mucho menos el suficiente dinero para pagarse el hotel.
— Pues tú nunca le pediste que viniera, vino por su propio pie, no deberías preocuparte por él.
— Lo sé, pero me siento culpable de que esté aquí. Se suponía que solo estaríamos tú y yo y nunca contemple que Ethan vendría por mí, he estado en una burbuja de felicidad que lo olvide por completo.
— Él tiene un punto a su favor, pero tu novio no dejará que le ayudes.
— Ahora ves el problema, tengo que encontrar una manera de no lastimar a los dos.
— Solo me queda decirte: ¡Suerte! — me burlé
— La que necesitara suerte serás tú y tu nuevo jefe.
Solo de recordar me quería arrancar los pelos, ahora Noah Hall se sumaba a la lista de personas a las cuales les demostraría que no solo era una cara bonita, sino que también tenía cerebro y muchas habilidades.