No puedo creer que este en este lugar.
Hace frio.
Tengo hambre.
Aun esta oscuro.
Cuanto desearía estar junto a una de esas hogueras que alumbran a lo lejos.
- Por favor, señorita Milen, podríamos al menos acercarnos un poco, creo que no nos distinguirán entre tanta oscuridad.
- ¿Y que mi padre nos descubra? ¿estas loca? tu solo tendrías un castigo mínimo o simplemente te echen, pero a mí, mi padre me mataría.
Pongo los ojos en blanco al escuchar tremenda estupidez, a mí me castigarían con latigazos y muchas torturas, para luego echarme, dejarme sin un quinto y quitarme mi título de dama de compañía que el rey me había otorgado, lo que no me podría permitir, mi hermano me mataría, además que tal vez el señor Siling me de condena de muerte por permitir que su hija salga en horas tan altas de la madrugada.
- Claro señorita, disculpe.
- No me digas señorita, Meri, simplemente soy Milen, soy tu amiga no lo olvides.
- Claro Milen- digo con algo de sarcasmo.
Tenía que aceptar que en muchas ocasiones era muy amable conmigo, no solo cuando necesitaba favores o que la ayudara a escaparse para ver a los soldados.
Me doy cuenta de que muchas jóvenes están haciendo lo mismo para verlos, creo que soy la única en querer quedarme dormida hasta altas horas de la mañana, lo cual es imposible debido a que al ser dama de compañía de Milen tengo que despertarla, ayudarse a cambiar, peinar y acompañarla a cada lugar que sea permitido, cosa que no estamos haciendo ahora.
- ¿Milen eres tú? - Milen y yo dimos un traspinte al escuchar su nombre, era la mejor amiga de Milen, la cual también es una dama de compañía, pero en un nivel más alto que el mío.
Me explico
El rey me otorgo el titulo gracias a mi abuelo, el cual es el consejero real, para que no haga de prostituta (como la mayoría de las hijas de bastardos) y que pudiera ser una joven, aunque sin dinero, "pertenecer a la alta clase, aunque solo sea una acompañante"
Hasta que me case, entonces tendré que dejar de ser dama de compañía, para ser la esposa ideal que atiende a los niños y limpia la casa.
Citando las palabras de mi abuelo "tal vez algún día puedas casarte" (si tienes la suficiente belleza y mucha suerte con un soldado cualquiera)
Pero la señorita Karla es dama de compañía de la princesa Margaría, dado a su alto nivel en la sociedad como hija legitima del duque de Londres.
- Karla, querida, me has asustado, que malvada eres.
- Lo siento mi querida Milen, no he podido evitarlo.
- Sin problemas dulzura ¿estás aquí para ver a los soldados?
- Efectivamente mi querida amiga, aunque pronto tendremos el baile colonial de Londres es mejor verlos de ante mano, si lo que haces es prohibido más caerás de contento, además, me he enterado por la princesa Margaría, que el general Felixus a de llegar hoy junto con todos los soldados que han venido de la ardua guerra para traernos la paz.
El general Felixus
E escuchado de él y sus grandes hazañas
Con tan solo 27 años ha llegado a ser un general muy reconocido y venerado, tanto que lo consideran el rey legítimo de Inglaterra, lo cual le ha traído problemas con la monarquía, problemas que se están apaciguando, pero aún no se sabe la razón.
-! Dios mío ¡el general Felixus, cuanto daría para que fuera mi marido, están hermoso, valiente y muy rico - dice la señorita Karla con ilusión.
- Pero ¿qué dices Karla? como dices tales bajezas - Milen habla con un tono severo- ese hombre se comprometerá conmigo- termina de decir alzando la cabeza con superioridad.
- Eso lo veremos, no estas en el nivel suficiente para estar con un hombre como el, en cambio yo si lo estoy - responde Karla de la misma manera.
- Eres demasiado necia y ridícula al pensar que se quedaría con una fácil como tú y aunque este en un nivel más alto que el mío no importara, pues él se enamorara de mi a primera vista, nos casaremos y cuidare a nuestros diez hijos.
- Que ilusa eres, te apuesto a que ni siquiera sabrá quién has de ser, ni le importara saberlo, además de que la fortuna que tiene será para su esposa, ósea yo y nuestros hijos que serán quince, el eligiera la madre más hermosa y de más alto nivel, ósea yo
- Ni que fueras la mismísima reina querida.
Estas dos tienen sueltas las cuerdas de sus cabezas
- ¿Al menos saben de sus sentimientos o si quiera como ha de tratarlas?
- ¿Y a ti quien te dio permiso de entrometerte en nuestra conversación, bastarda?
- Ella no es ninguna bastarda, que su padre lo sea no es culpa de ella- hablo Milen poniéndose delante de mí para defenderme - y respondiendo a tu pregunta mi querida Meri, los sentimientos y el tratar de los hombres no importa demasiado, lo que importa es que tan buena es su fortuna y posición social, aunque entiendo que ni en sueños podrías conseguir un hombre como el general, si tendrás a un hombre será uno de esos que trabajan en las minas o de herrero, esos hombres son muy amargados, no tienes mucho de donde elegir, a menos que te vuelvas una sucia prostituta y pues... ya sabes.
Y ahí está.
Cuando quiere es buena y cuando no...
Es una perra sin correa.
Ignoré su comentario y me puse a observar todo el terreno, había hombres esperando el barco y algunas prostitutas cerca de la vereda a la espera de algún cliente.
A lo lejos puedo percibí el sonido alegre de hombres y mujeres al percatarse del enorme barco que acaba de cruzar el horizonte.
Después de un largo camino los soldados llegan de la guerra.
Cuando el barco llega a la vereda el alba da su primer vistazo de luz al mismo tiempo en que un hombre empieza a bajar del barco por una tabla la cual está pegada al pavimento.
Aunque estamos lo suficientemente lejos pude sentir que el hombre miraba hacia mi dirección y sentí un vuelco.